Sin duda el ciclismo de montaña es una de las modalidades de ciclismo más divertidas. Pero esa diversión puede ser en ocasiones peligrosas. Una de las situaciones más comprometidas que podemos encontrarnos con nuestra bicicleta de montaña es afrontar el descenso de una trialera complicada. Vamos a ver cómo deberíamos frenar en esas situaciones.
Actualmente la inmensa mayoría de las bicicletas de montaña que hay en el mercado llevan frenos de disco hidráulicos, incluso bicicletas de gamas medias y bajas. Estos frenos tienen una gran potencia, y van a ayudarnos notablemente a afrontar descensos complicados.
Cómo frenar en una trialera
Las trialeras o senderos pueden tener diferentes niveles de dificultad. Están las que son muy sencillas de afrontar hasta las que son auténticas paredes verticales llenas de obstáculos, más propias de disciplinas como el enduro.
Lo primero que tenemos que aclarar respecto a los frenos es que el freno más potente y el que va a parar realmente la bicicleta es el freno delantero. El freno trasero nos va a servir para ayudar a descender la velocidad y a derrapar para colocar la bicicleta en determinadas curvas.
Pero tenemos que tener cuidado sobre todo con el tacto del freno delantero, ya que si presionamos la maneta en exceso corremos el riesgo de que la rueda delantera se bloquee y nos vayamos al suelo.
Otra cuestión que tenemos que tener en consideración es a la hora de superar un determinado obstáculo (piedras, troncos, raíces). Para superarlos es mucho mejor que la bicicleta no vaya frenada. De este modo conseguiremos que la bicicleta con su propia inercia vaya “saltando” por encima de los obstáculos.
Si en los obstáculos vamos frenando y demasiado despacio tenemos muchas posibilidades de irnos al suelo.