Tras 215 días de estudio y encierro. Tras 8 horas de media diaria de gastar codos. Academia, simulacros, test, agobio, presión, sacrificio.
Y estás ahí, delante del aula donde harás el examen que posiblemente determine el rumbo de tu vida.
Realmente pensaste que ibas a estar más nerviosa. Pensaste que ibas a estar como un flan, temblando. Eran las 15.30 horas. Empiezan a llamar. Oyes tu nombre, te acercas, enseñas el DNI, te asignan tu sitio.
Ya está el aula llena, no queda nadie más fuera. Son las 15.40 pero no pueden empezar repartir el examen hasta las 16.00 horas. Comienzan los 20 minutos más largos de tu vida. Ahora si empiezas a notar los nervios. Y empiezas a hacer caso a los consejos que te daban en la academia: te autoconvences de que no será tan dificil, que podrás con todo, que te comerás el MIR.
Echas un vistazo a tu alrededor. Caras conocidas de la facultad, caras conocidas de la academia, caras nuevas. Ves que la chica que está sentada enfrente de ti se trajo el supermercado entero al examen: actimel, colacao, agua, nestea, piruletas, caramelos, bocadillo, tableta de chocolate, frutos secos... A la derecha una señora que además del supermercado se trajo la farmacia: flumil, inhalador, neobrufen en sobres...
Te leen las normas. Empieza el ejercicio. Revisas que todo esté en orden. Miras el número de páginas: 38! Bien! En la academia solías hacer simulacros de 40 páginas (e incluso hasta 42). Parece que el factor tiempo a priori no va a ser un problema.
Dejas las imágenes para el final. Empiezas por la pregunta 50. Mierda. Es cardiología. Una de las asignaturas que peor llevas. Pero es igual, sigues adelante. Algunas preguntas son fáciles, otras son ambiguas, otras raras, otras parecen copiadas de simulacros que has hecho en la academia (gracias Dr. Macarrón!). Pero te alivia ver que el examen no es tan complicado y enrevesado como tú esperabas.
Llegas a las imágenes. Bueno, podría ser peor. Unas son muy claras, otras no tanto. Un ECG, una eco abdominal, dos imágenes histológicas, radiografías de tórax, una mancha negraaa (fijo que es una fiebre botonosa mediterránea!). Algunas imágenes eran necesarias para resolver la pregunta, otras no tanto.
Empiezas a pasar las respuestas a la plantilla. Vas bien de tiempo. Sin prisa pero sin pausa. Casi casi son las 9 de la noche. Empieza la recta final. Vuelves a releer preguntas en las que dudabas bastante y dejaste en blanco. Algunas las contestas, por qué no, quien no arriesga no gana.
¡Se acabó el examen! Hora de entregar la hoja de respuestas. Sales del aula. Nunca 5 horas se te habían pasado tan rápidamente. No sabes que sentir. ¿Alivio? ¿Liberación?
Fuera de las aulas hay una increíble cantidad de familiares, amigos, conocidos. Todos han venido a apoyar a sus "mires". Empiezas a encontrarte con gente. Te preguntan: "¿Qué tal te ha salido? ¿Fue dificil?" No sabes qué responder (eso lo sabrás el 6 de febrero). Sólo sabes que se acabó el sufrimiento, el encierro, el agobio. Y sólo piensas en que ahora eres libre.
A los que habéis hecho el MIR este año, ¿qué os ha parecido?
¡Hasta pronto!