Los autobuses son el medio de transporte público más usado en Roma, en parte por las dificultades para moverse en coche y en parte por lo poco que cubre la red de metro. Si quieres conocer bien Roma, vas a tener que coger un autobus antes o después, así que más vale que sepas cómo funcionan.
Los autobuses en Roma suelen tener tres puertas: una en la parte delantera, otra en medio y otra en la parte trasera. Cuando un autobus llega a una parada veréis que la gente sale y entra por cualquiera de las tres puertas, generalmente entre empujones y quejas. Es porque, a diferencia de cómo funciona en muchas ciudades europeas, aquí no hay que pagar al conductor ni pasar una tarjeta al subir al autobús.
Si tienes un billete sencillo (BIT) para validarlo tendrás que introducirlo en una de las maquinitas amarillas que están dentro del autobús. Después te lo guardas y ya está.
Si tienes un billete ya validado –pero no caducado- o algún tipo de abono, no tendrás que hacer nada más que llevarlo contigo.
El conductor del autobús se ocupa sólo de conducir y no de controlar que la gente lleve billete y lo timbre. Para eso están los revisores, pero éstos suben sólo de vez en cuando a los autobuses y entonces sí, revisan que todos los pasajeros lleven su correspondiente billete.
¿Qué pasa si te pillan sin billete? Te caerá una multa de 100€, que rebajan a 50€ si la pagas en el momento. Si tu billete está sin validar o caducado, la multa es la misma, ojo.¿Y si la máquina para validar no funciona? Esto es más habitual de lo que parece. Metes el billete y nada, que no te lo timbra. En ese caso tendrás que probar en la otra máquina (todos los autobuses llevan al menos dos), y si tampoco funciona, escribir a mano la fecha y la hora en el billete.¿Merece la pena ahorrarse el billete y arriesgarse? Creo que no, sobre todo para los que venís de visita. Al final vas a ir agobiado todo el trayecto, y si llega un revisor, no vas a conseguir escabullirte.