Un error frecuente que comete la mayoría de las personas es pensar que la reputación es una cuestión de imagen; de cómo los perciben las personas basados en factores externos. Por lo que se hacen preguntas como: "¿Qué les parezco?" o "¿Dije lo correcto?". Sin embargo, para construir una buena reputación duradera es necesario enfocarse en el carácter (lo que es invisible, en el interior) y no en su imagen ( lo que es por fuera, en la apariencia). Por eso, aunque el respeto es un derecho que todos tenemos y no siempre es algo que todos merecemos, el respeto es algo que se puede ganar.
Cabe aclarar, que hay que saber diferenciar lo que es el respeto, del irrespeto (o falta de respeto) y del no respeto. Es decir que, aunque alguien no sea digno de mi respeto (por cualquir cosa que esa persona haya hecho), no tengo por qué irrespetarla (faltarle el respeto).
En todo caso, a continuación tienes algunos puntos acerca de cómo se puede ganar el respeto:
- El respeto se gana al establecer prioridades.
- Sus amigos, compañeros, familiares, padres y hasta Dios mismo. Cuando rebajamos a alguno de estos del lugar que le corresponde, eso es una falta de respeto.
- El respeto se gana con humildad.
- Cuando pienso que alguien, quien quiera que sea, no tiene nada que enseñarme, eso es una falta de respeto.
- En el mayor de los casos, el irrespeto es una cuestión de auto-estima. Si no soy capaz de respetarme a mi mismo no podré respetar a los demás.
- El respeto se gana con confiabilidad.
- Cuando las personas ven que usted cumple con sus promesas y compromisos, incluso cuando le puedan ser costosos y hasta perjudiciales, se gana respeto.
- El respeto se gana con integridad.
- El respeto se gana con el tiempo, demostrando consistentemente congruencia entre lo que decimos y lo que hacemos.
- El respeto se gana con generosidad.
- La persona que piensa en otros y considera sinceramente las necesidades de los demás, será valorada y respetada.