Cómo gestionar una rabieta desde la disciplina positiva

Por Clara Ingeniera @mamaingeniera

Cómo gestionar una rabieta es un tema que todo padre habido y por haber quiere tener por la mano. Y aunque hay muchas formas de hacerlo, no todas son correctas ni están enseñando valores a nuestros hijos.

Hoy te cuento cómo he aprendido a gestionar una rabieta, gracias al taller de disciplina positiva impartido por Isa de Una madre molona al que asistí, en este, el cuarto episodio de mi podcast.

Escúchalo o léelo, ¡tú decides!

Lo que estoy a punto de hacer es una locura. ¡Voy a grabar este podcast sola con los bebés, que van cada uno por un lado! ¡Se pelean por subirse en una caja!

Disciplina positiva

Ni soy formadora de disciplina positiva ni tengo gran idea, ¡qué voy a decir yo! Asistí al taller de Isa, que te recomiendo 100% porque me encantó y ella comunica como nadie.

Y es que la disciplina positiva nos enseña a los padres a entender a los niños y a tratarlos en consecuencia, inculcando valores desde el principio.

La disciplina positiva es un mundo tremendo que te animo a descubrir, porque aunque hoy vaya a explicarte cómo gestionar una rabieta, cada niño es un mundo y lo mejor es que entiendas las bases y a partir de ahí lo amoldes a tu familia.

El capítulo de hoy es para abrirte boca y para contarte cómo lo hacemos en casa. Eso sí, ten en cuenta que tal y cómo lo hacemos nosotros, no tiene por qué funcionarte a ti. De ahí que te anime a hacer un taller.

Qué es una rabieta

Una rabieta es algo que para nosotros puede ser una tremenda tontería, pero que para los niños es muy importante.

Para mí, hay una gran diferencia entre las rabietas de los dos años y las de los tres. Que sí, que los terribles dos son duros, pero agárrate Mari Carmen a los tres años… TELA MARINERA.

A los tres años ya hablan, se expresan y se puede hasta razonar con ellos. Por eso creo que estar preparado para esta etapa es un plus.

Ayer fui a pintarme las uñas y Bichito quería que me las pintase de verde-pistacho-podrido. Yo no le hice caso y me las pinté de rojo, obviamente. Pues cuando vio el resultado empezó a berrear, se tiró al suelo gritando y nos costó unos minutos entender que él quería que me pintase las uñas de verde amarillento. Yo le dije que lo sentía mucho pero que no me gustaba ese color y que la próxima vez lo hablaríamos mejor.

En este caso se calmó rápido, pero otras veces no es así.

Cómo gestionar una rabieta

Quiero darte una especie de receta para que la sigas y puedas enfrentarte a las rabietas de tu hijo.

Otro ejemplo de rabieta que te voy a poner, es la que tuvo en un supermercado cuando apreté el botón de la báscula para pesar la fruta. Empezó a gritar y a patalear en medio del supermercado y yo era incapaz de entender qué pasaba.

Imagínate, todo el mundo mirando y yo pensando que en los años 90 (una broma que digo siempre) eso se habría arreglado con un bofetón y un “tira para allá y déjate de tonterías”. Pero eso no enseña nada más que violencia y siendo su mejor ejemplo, ¿quieres que tu hijo crezca así?

Vamos allá con la receta.

En primer lugar, ponerte a su altura. Agáchate, ponte de cuclillas… lo que haga falta, pero a su altura.

Después, deberás validar sus sentimientos. Lo que le pasa te puede parecer una gilipollez, pero para ellos es súper importante. Dile que lo entiendes, empatiza con él; no menosprecies su enfado.

Pregúntale qué necesita. En un momento así te recomiendo que te repitas en tu cabeza las siguientes frases.

Quiéreme cuando menos lo merezca porque será cuando más lo necesite.

Los niños son expertos en hacernos sentir como ellos se sienten.

Pregúntale si quiere un abrazo y si dice que no o se obceca en que no quiere hablar, hazle saber que estás ahí, que le dejas su espacio, pero que en cuanto lo necesite puede recurrir a ti.

Bichito no deja que me vaya y grita “noooooo no te vayas, mami!!!!” Entonces vuelvo e intento hablar con él otra vez; y normalmente accede.

Importante: en medio de una rabieta, mantén la tranquilidad. Si tú gritas, no le ayudas. Si pierdes los nervios, tampoco. Las neuronas espejo son esas encargadas de que repitamos comportamientos. Mantén la calma y tarde o temprano se la transmitirás.

Finalmente, llega a un acuerdo con él para evitar una próxima rabieta, por ejemplo:

Cariño, no sabía que tú querías darle al botón de la báscula. ¿Qué te parece si a partir de ahora mamá te pregunta si quieres apretar tú todos los botones que veamos?

Y así es cómo solucionamos aquella rabieta.

No. Porque no.

Muchas veces las rabietas te van a explotar en la cara porque no tienes una bola de cristal. Pasa las rabietas de la mejor forma posible y enseñando en cada una distintas herramientas para que tu hijo las gestione.

Además, ¿nos cuesta mucho preguntarle cómo quiere hacer las cosas?

A veces, y a nosotros también nos pasa, decimos a algo que no simplemente porque no. Si nos paramos a pensar en eso que quiere hacer Bichito, nos damos cuenta de que la mayoría de veces no supone un peligro ni para él ni para nadie más y que nuestra negativa viene infundada por miedos absurdos.

Tenemos que confiar en ellos y dejarles hacer para que se equivoquen y así también aprendan. Repito: siempre y cuando no suponga un peligro para él ni para nadie.

Los niños tienen que tener límites y la disciplina positiva sí que los establece, sin embargo apuesta por la autonomía de los niños.

Resumen

Te voy a dejar resumidos los pasos para que puedas gestionar una rabieta lo mejor posible desde hoy mismo.

  1. Ponte a su altura
  2. Valida sentimientos
  3. Pregúntale qué necesita. ¿Un abrazo? ¿Espacio?
  4. Mantén la calma tooooodo el tiempo
  5. Llega a un acuerdo con él para la próxima vez

Y así es cómo hemos aprendido a gestionar una rabieta desde la disciplina positiva.

Espero que hayas disfrutado de este episodio y que si te ha gustado, te suscribas a él. Puedes hacerlo a través de iTunesIvooxSpotifyAnchorGoogle PodcastsBreakerPocket Casts y Radio Public.