¿cómo hablamos a un bebé?

Por Celia Garabaya @britishbubbles

¿Por qué nos volvemos tontos cuando hablamos con los bebés? Seguro que te has dado cuenta de como cambiamos nuestra forma de hablar cuando hablamos con un bebé o incluso con un niño. Es algo natural y nos sale de forma involuntaria. Pero, la cuestión es que le pasa a casi todo el mundo. Vamos a analizar por que lo hacemos y que es lo mejor para nuestro niño. El desarrollo del lenguaje es un proceso muy complejo, pero que nuestro cerebro está preparado para realizar de una forma fácil. Y aunque no lo creamos, cuando cambiamos los tonos, es para ayudar a los peques a aprender mejor y más rápido.

El desarrollo del lenguaje.

Cuando nacemos, lo hacemos con una serie de “programas informáticos” de serie. Estos programas que tienen todos los cerebros, son los que nos permiten aprender y relacionarnos. Así como sobrevivir en un ambiente tan complejo y tan peligroso como en el que vivimos. A mi no me gusta pensar que queda algo al azar, todo está estipulado. Y aunque los desarrollos varían de unos niños a otros. En verdad, lo hacen en cuestión del tiempo en que los alcanzamos. No la forma de alcanzarlos.

A mi siempre me ha fascinado, la forma en que en 1 año, los niños pueden estar andando cuando nos fijamos que a los 6 meses, aun tienen unas piernas que no son capaces de sujetar casi nada y mucho menos de coordinarse correctamente. En 2 años, los niños están hablando con un nivel, que ya nos gustaría alcanzar en cualquier segundo idioma aunque fuera en 5 años de estudio. Y así con un gran número de desarrollos. Los seres humanos somos mágicos. Tenemos una serie de cualidades que si nos paramos a pensar, son difíciles de asimilar y de entender.

Mi especialidad siempre ha sido el desarrollo del lenguaje. Cómo un bebé puede almacenar y coordinar el cerebro y graduar la garganta para que seamos capaces de pronunciar diferentes tipos de sonidos. No hay más que ver, como en los diferentes idiomas nos encontramos con diferentes fonología, como la china, el inglés, el francés, el español… Y lo que es más sorprendente, poder conseguir coordinar a la vez más de un tipo de pronunciación antes de los 2 años de edad. Algo totalmente sorprendente. Y más si pensamos que es todo de forma natural. Que no son conscientes de lo que están haciendo. Tan solo la curiosidad y las ganas de comunicarse, son las responsables de que el niño comience a hablar tan pronto. Como sabemos el desarrollo del lenguaje, se produce antes de los 18 meses de edad. El resto es ampliar vocabulario y colocar las ideas en el cerebro. Pero, la base, lo importante, las conexiones cerebrales relacionadas con el habla se realizan en menos de 20 meses. Algo sorprendente.

Nuestra responsabilidad en la comunicación de nuestro bebé.

Hay muchos ejemplos, en los que podemos ver como los niños que no escuchan o a los que no se les habla durante los primeros años de vida. Ya no hablan nunca. O si lo consiguen es después de muchísimos años de trabajo. Como decíamos antes, la curiosidad y las ganas de comunicarse son fundamentales. Pero, si nunca les hablamos directamente a ellos. No van a conseguir completar el desarrollo del lenguaje.

Ahora bien vamos por partes. Cuando nos encontramos frente a un bebé que está en las primeras fases del lenguaje (hasta los 8-10 meses de edad) digamos que nos volvemos como tontos. Cambiaremos nuestro tono, cambiaremos nuestro vocabulario, hasta cambiaremos nuestros gestos cuando nos dirijamos a ellos. Esto es algo involuntario y a no ser que nos esforcemos por no hacerlo nos saldrá.

La verdad es que esto es lo ideal para que el niño trabaje el lenguaje y que acelere el proceso. No debemos dejar de hacerlo. Forma parte de uno de nuestros muchos instintos. Vamos a analizar cada uno de los cambios que realizamos.

  • Nuestro tono: Pasaremos de hablar con el tono normal, a darle un toque “musical” como con ritmo. Algo ideal, ya que lo que hace es que llamemos la atención de los bebés. Además de darles una seguridad y permitir que puedan diferenciar mucho más la separación de las palabras y una parte muy importante. Entender las diferentes actitudes para el día de mañana. Cuando somos adultos (bueno, desde los 8 meses) somos capaces de diferenciar los tonos de enfado, de alegría… Así los bebés y niños aunque no entiendan lo que se les dice, pueden saber si estamos enfadadas, o alegres, tristes…
  • La gesticulación: En el blog, hemos hablado en muchas ocasiones sobre la gesticulación y su importancia para el desarrollo del lenguaje del niño. Los niños aprenden por relación. Cuando gesticulamos, lo que hacemos es indicar al niño que estamos diciendo. Y es la forma que tienen de ampliar vocabulario. Es como el juego master mind. Donde tenemos unos datos. Y poco a poco vamos rellenando los huecos que nos quedan.
  • Las palabras sin sentido: Mucho del vocabulario que emplearemos con los niños serán inventados. Así como “cuchi-cuchi”… Son otra forma que tenemos de llamar su atención y seguir potenciando el tono que empleamos. Además de hacer un acercamiento cuando no sabemos que decir. Y que aunque no signifique nada, para el niño son sonidos que luego aplicará cuando tenga que hablar. Si nos fijamos en personas de diferentes idiomas, nos encontramos que el “cuchi-cuchi” se dice en países de habla hispana. Y son fonemas y sonidos muy típicos nuestros. Si nos vamos a personas de habla inglesa por ejemplo. Tenemos otra serie de sonidos que se relacionan más con la fonética inglesa.

Cuando son más mayores les hablamos como robots.

Según van creciendo y van entendiendo más. Sobre los 12 a 16 meses. Solemos tener otra manía que seguro que te has notado y has dicho. ¿Por qué hablo así? Es acortar las frases y utilizar diminutivos…

Algún ejemplo que podemos ver es “vamos a calle” o decir simplemente “calle”, pero como este ejemplo tenemos cientos y dependen mucho de cada persona.

Mucha gente dice, que a los niños no hay que tratarlos como tontos. Que entienden perfectamente. Aunque yo no creo que sea tratarles como tontos. Me explico.

Cuando estamos aprendiendo un idioma, primero empezamos con frases sencillas y luego pasamos a frases más complejas. Es exactamente lo que hacemos sin darnos cuenta. Cierto que en muchos casos los niños ya pueden entender. Pero, nosotros instintivamente, lo que hacemos es intentar simplificarles el aprendizaje. Le vamos sentando una serie de bases que acelerarán el proceso. En el ejemplo que poníamos antes. Seguro que sin darnos cuenta, en el mismo momento en que nos demos cuenta de que entiende perfectamente la frase “vamos a la calle” sin darnos cuenta empezaremos a decírselo bien.

Los niños se pasan todo el día escuchando hablar de forma correcta, que cuando nos dirigimos a ellos en un momento concreto les hablemos acortando las frases. No es malo, hace que cojan otros conceptos mucho más rápido. Y cuando tengan esos asentados, seguirán el desarrollo sin ningún problema.