La tarjeta de crédito es, sin lugar a dudas, uno de los instrumentos de deuda con mayor acogida dentro del mercado financiero. Esto a razón de su fácil acceso por parte de los/las consumidores(as), y porque representa uno de los puntos de mayor beneficio para las entidades financieras que las emiten; a razón de su alto costo de financiación, por lo que, hacen un énfasis distinto en su comercialización respecto de los demás productos de deuda que poseen en su cartera.
De acuerdo con algunas estadísticas, en Estados Unidos a julio del 2014 había alrededor de 1,8MM[1] de tarjetas circulando con un promedio de deuda de USD 2,200[2] por tarjeta. Y el uso inadecuado del mismo ha sido una de las causales primarias de la problemática financiera personal.
En ese sentido, nos interesa tratar el tema ¿Cómo hacer que la tarjeta de crédito sea una aliada y no una enemiga? A razón de que el uso efectivo de ella puede tornarse en una herramienta que beneficie a quienes la poseen.
En una entrada anterior que titulamos ¿Cómo sacarle provecho a la tarjeta de crédito? hablamos sobre tres beneficios básicos que se pueden extraer del uso inteligente del dinero plástico:
- El crédito
- El crédito público
- Programas de fidelización
Ahora, más allá de los beneficios que resulten del buen manejo de ella, es importante tener presente que es un medio y no un fin. En otras palabras, el principio que marca la pauta para que sea una alidada y no una enemiga es estar consciente de que solo es un utensilio dentro de toda la estructura de opciones que se pueden tener en la gestión financiera. Y por ende no obligatorio ni imprescindible tenerlo. Esto se traduce en que el uso de la misma no debe tornarse en un objetivo de vida.
Es decir, tener varias tarjetas de crédito o altos saldos de disponible no le hace a una persona más o menos importante; ni representa un mejor o peor estatus económico. Todo lo contrario, en la medida en que la persona tiene más tarjetas y límites de crédito altos, requieren de una mayor atención y responsabilidad a razón de que implica un mayor grado de liquidez.
Por lo que es relevante para la buena gestión financiera que se asuma este instrumento, en primer lugar como lo que es: una deuda; y en segundo lugar como una herramienta que viabiliza un consumo determinado, por lo tanto, no es obligatorio ni determinante tener una. No obstante su tenencia puede significar parte de la estrategia de pagos para solventar consumos puntuales.
En esencia, las instituciones financieras ofrecen los mismos servicios. Sin embargo, su diferenciación principal reside en el servicio y los beneficios colaterales que ofrecen en sus productos.
En ese sentido, las tarjetas de crédito para incentivar el consumo recompensan a sus clientes por la utilización del dinero plástico.
Para ello existen básicamente tres modalidades:
- Programas de fidelización
- Promociones de temporada
- Descuentos en establecimientos específicos
En donde el/la tarjetahabiente, en el primer caso (Programas de fidelización), obtiene puntos que acumula y luego puede intercambiarlos por dinero en efectivo, pago de deudas, boletos aéreos, etc; en el segundo caso (Promociones de temporada), por un consumo mínimo se generan boletos electrónicos para participar de rifas y concursos. Mientras que en el tercero (descuentos en establecimientos) son alianzas estratégicas que la institución financiera hace con ciertos establecimientos en donde, de manera fija, quien posee la tarjeta puede encontrar una serie de descuentos, tanto en artículos específicos, tipos de servicios, o bien en el total del consumo que haga en ellos.
Es importante resaltar que, aunque estos representan beneficios, no dejan de ser consumos. Y la prudencia y la disciplina deben primar ante cualquier situación. De forma que aquello que inicialmente es un beneficio no se torne en un dolor de cabeza.
Uno de los puntos importantes en la gestión financiera efectiva es tener control del consumo. Para ello, la persona debe tener los registros de los mismos.
En ese sentido, la tarjeta de crédito es un registro "natural" de dichas transacciones por medio de los estados de cuenta, y más aún, con la herramienta del internet banking; ya que esta última registra todos los movimientos y permite hacer análisis del comportamiento financiero personal. De manera que se puedan hacer los ajustes pertinentes para mejorar la efectividad en la gestión del dinero.
El uso inteligente del dinero plástico es un recurso que las personas pueden utilizar como una herramienta estratégica dentro de la gestión financiera.
La tarjeta de crédito es un medio que viabiliza el consumo, pero sobre la base de una deuda, por lo tanto, el manejo de esta debe estar enfocado a la generación de valor. Por lo que, en la medida en que ella sea utiliza dentro de los parámetros de la puntualidad y la estrategia, entonces ésta representará un beneficio al manejo de los recursos personales.
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[1] Credit Card Ownership Statistic Consultado 26/09/15
[2] American Family Financial Statistics Consultado 26/09/15