"Todo lo que quiero es que mi dinero trabaje para mí" fue lo que me comentó alguien que necesitaba de asistencia en el área de las finanzas. Al verlo, me di cuenta del deseo que tenía de hacer que su dinero produzca beneficios y así poder solventar parte de sus gastos fijos.
Sin embargo, no había logrado hacer coincidir una oportunidad con el capital que tenía disponible, y solo se supeditaba a cuentas de ahorro y certificados de depósito. Que, para ser honestos, son los instrumentos de inversión que menos rentabilidad ofrecen dentro del mercado.
En ese sentido, nos interesa abordar el tema respondiendo a la pregunta sobre ¿Cómo hacer que mi dinero trabaje para mí? Proveyendo algunas pautas básicas para gestionar los recursos propios hacia la inversión sobre la base un capital existente o la creación de uno nuevo.
La gestión efectiva del dinero es lo que promovemos en este blog. Enfocándonos en cómo generar valor en cada decisión que se tome en lo relativo al ahorro, el consumo inteligente y la inversión. Y todo esto se resume en tres niveles:
- Sostenibilidad: Capacidad de cubrir sus compromisos y obligaciones financieras.
- Estabilidad: Lograr solventar los compromisos y generar excedentes.
- Riqueza: Generar utilidades a través de la gestión efectiva de las finanzas y la inversión.
Y estos tres niveles, al mismo tiempo, reflejan diferentes etapas y momentos en donde la persona va asumiendo el control y va tomando decisiones conforme a un plan ya establecido; cuyo fin es lograr que el dinero trabaje para esa persona.
Tomando esto en consideración, el funcionamiento del dinero se reduce a la manera en que tomamos decisiones y si estas se concatenan a un objetivo, un plan y a una estrategia. Por lo tanto, en la medida en que materialices aquello que planificaste serás exitoso(a) en la gestión financiera personal, lo cual se traduce en un estado en donde tu dinero trabaja para ti.
Es por esto que incentivamos que te plantees objetivos y que te ajustes a una planificación, porque hacerlo de esta manera reduce la improvisación y permite que tengas un mejor desempeño dentro de la gestión de tu dinero. Aunque ello implique que tengas que hacer ajustes en la manera en que manejas tus recursos económicos; sin embargo, es más probable que tengas la capacidad de responder ante realidades adversas a través de la planificación, que dependiendo de la improvisación.
Partiendo de lo anterior, vamos a responder a la pregunta: ¿Cómo hacer que mi dinero trabaje para mí? Ofreciendo algunas pautas básicas para el buen desempeño en la gestión financiera y utilizando como base los tres niveles: Sostenibilidad, estabilidad y riqueza.
Pauta No. 1: Tener control de tu dinero
La primera pauta para que el dinero trabaje para ti es tener control de tu dinero. Es decir, tener claro qué ingresas, qué egresas y cómo es tu flujo de efectivo mensual. En otras palabras, debes estar al tanto de cada detalle relacionado al movimiento de tu dinero, de manera que puedas hacer los ajustes de lugar para poner a producir el acopio de recursos que has logrado o bien tienes la intención de crear. Para esto existen dos herramientas que puedes utilizar: El presupuesto y el registro de gastos.
Hablar del presupuesto es hacer alusión a la principal herramienta que tiene cualquier persona que quiera manejar su dinero de manera efectiva. Ya que el presupuesto tiene dos funciones principales, la planificación y el punto de referencia para evaluar el desempeño financiero personal.
Este sirve de contraste entre lo que se supone que tuvo que pasar en términos de decisiones financieras con lo que realmente pasó. Y es en este punto que entra en escena el registro de tus gastos. Ya que la única forma de saber qué paso, de manera certera, es midiendo lo que sucedió durante un período determinado, al cual harás alusión en cada uno de tus registros financieros.
Pauta No. 2: Crear capitales estrictamente para inversión
La segunda pauta presenta un reto para quien no tiene los recursos económicos disponibles. Pero al mismo tiempo, para quien los tiene también representa todo un reto a razón de que una de las características de un(a) buen(a) inversionista es que el dinero que invierte no sea imprescindible.
En otras palabras, cuando tomas el camino de las inversiones o del emprendimiento debes ser, en la medida en lo posible, con un dinero que estés dispuesto(a) a perder. Porque por lo general los resultados satisfactorios toman tiempo. No es algo que pasa de la noche a la mañana.
Y cuando decimos que tiene que ser un dinero prescindible nos referimos a que esté dedicado para eso. Que no tomes, por ejemplo, el dinero de tu colegiatura, si estas estudiando, para invertirlo. Sino que dispongas de un monto en particular, que aunque te tomó tiempo y esfuerzo reunirlo, estas consciente de que por alguna razón lo que planees no se dé como esperabas y las pérdidas visiten tu casa.
De igual forma debe ser un dinero que no lo esperes "para comer", es decir que esté desvinculado de cualquier emoción o necesidad. Porque una de las características de las personas que invierten partiendo del estómago, es que generan más tensión e inestabilidad a la hora de tomar una decisión. Resultando en una mayor probabilidad de cometer desaciertos financieros.
A todo esto, la invitación es a iniciarse en el mundo de las inversiones a través de los certificados financieros o de depósito; de manera que puedas acostumbrarte a la idea de separarte de ese dinero que apartaste para las inversiones, para luego pasar a otros niveles, como el mercado de valores o bien un emprendimiento propio.
Pauta No. 3: Identifica tu perfil de inversión
Algo que es súper importante para que tu dinero trabaje para ti es saber qué tipo de perfil de inversión tienes. Es decir, definir tus expectativas, objetivos y tolerancia al riesgo que puedes asumir.
Por lo general, en la medida en que la persona avanza en edad, tiende a hacer inversiones más cautelares. Enfocándose en la liquidez, mientras que quien es joven asume inversiones más riesgosas. Enfocándose en amasar riqueza en el tiempo.
Esto sirve como parámetro global, pero en realidad existen diferentes variables que inciden en todo esto del perfil de inversión, y para que puedas definirlo de manera adecuada, te sugerimos que te acerques a algún puesto de bolsa o entidad financiera que te pueda asistir en este tema. Evaluándote y determinando, basado en tus expectativas y objetivos, qué tipo de inversionista eres.
Pauta No. 4: Invierte en lo que conoces
En cuatro lugar debes invertir en lo que conoces. No hagas inversiones en temas de los cuales no tienes control, ya que toda industria tiene su ritmo y forma de funcionar; y no todas las personas se adecúan a esta realidad. Es por esto que la sugerencia es que, aunque no seas un(a) experto(a) en el tema, tengas una idea clara del tipo de industria en la que vas a invertir y cómo ésta lleva a cabo sus operaciones.
Pauta No. 5: Esperar
La quinta pauta se relaciona al tiempo. Y es importante que tomes en cuenta que para que el dinero trabaje para ti, tienes que esperar. No pretendas que con la primera inversión te harás rico de manera instantánea. Aunque es justo precisar que existen casos extraordinarios de personas que desarrollan una idea, y de repente se vuelven millonarios(as), pero son pocas las personas que lo logran, y si lo hacen entonces deben trabajar duro para mantenerlo.
En ese sentido, esperar es parte de la clave del éxito de quien hace que su dinero trabaje para él/ella, porque en la espera es que se desarrolla y se sientan las bases para el crecimiento sólido, aquel que permite a quien emprende o invierte ganar experiencia.
Hacer que el dinero trabaje para ti se reduce a invertir, y esto es un proceso que implica tomar el control de tu dinero, crear capitales exclusivos para la inversión, identificar tu perfil de inversión, invertir en lo que conoces, y quizás más que cualquier otra cosa, saber esperar.
Ya que asumir que los resultados se dan de manera rápida puede causar una distorsión con la realidad. Y para eso es necesario que tengas una actitud de espera para que le permitas a la inversión que tome forma y madure a través del tiempo.
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