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El mercado está en constante cambio y evolución. La tecnología aplicada a los negocios y los nuevos micro-mercados y empresas hacen que el concepto de estabilidad como tal sea casi una utopía. Las empresas deben estar constantemente actualizándose y en búsqueda de nuevos recursos para mantenerse competitivos.
El análisis empresarial es una buena manera para lograr este objetivo, aunque a priori parezca lo contrario. Gracias a una investigación tanto del mercado como de nuestra empresa, podremos identificar fortalezas, debilidades, problemas y nuevas herramientas a las que apuntar.
Estudiar nuestra empresa internamente es útil, pero más aún lo es hacerlo en relación a su entorno, esto es el mercado en sí, la situación económica, la competencia, etc. Utilizando como medidores de evaluación estos conceptos, podremos tener una idea más clara de en qué punto se encuentra nuestra empresa y cómo mejorar desde ahí.
En este artículo veremos distintas fases y métodos que podemos utilizar a la hora de hacer una investigación del mercado que nos sirva para evaluar y, también, mejorar la situación en la que se encuentra nuestra empresa.
Índice de contenidos
- Investigar para mejorar: Cómo puedes hacer crecer tu empresa a través de un estudio de mercado
- Recopilación datos financieros
- Analiza la situación actual
- Estudia los precios
- Compara los productos
- Realiza un análisis FODA
- Acciones y resultados
Investigar para mejorar: Cómo puedes hacer crecer tu empresa a través de un estudio de mercado
Recopilación datos financieros
Para empezar cualquier tipo de análisis es necesario saber cuál es nuestro punto de partida. En este caso, las bases corresponden a los datos financieros de la empresa que queremos evaluar.
Los datos financieros proporcionan una información muy valiosa sobre el desempeño de la empresa en términos de ingresos, gastos, beneficios, flujos de efectivo y otros indicadores de rendimiento.
Al recopilar y analizar datos financieros, algo que puede realizarse fácilmente utilizando programas gratuitos de contabilidad, quien lleve a cabo la investigación pueden utilizarlas para determinar la viabilidad financiera y su capacidad de generar ganancias a largo plazo. También sirven para que se identifiquen patrones y tendencias que pueden ser útiles a la hora de predecir cómo puede ser el futuro de la empresa.
Por tanto, la recopilación de datos reales, es el primer paso que debemos llevar a cabo. Para tener una visión más global, es mejor ser precavidos y empezar a recopilar tiempo antes de cuando tengamos pensado llevar a cabo el análisis. Afortunadamente, como comentamos antes, cualquier software de contabilidad que utilicemos ya se encargará de hacer esto de forma automática.
Analiza la situación actual
Recopilar datos, como hemos visto en el punto anterior, está bien y es útil. Sin embargo, los datos por sí solos no sirven de nada sin un análisis específico, enfocado en un determinado objetivo. Más adelante veremos otros tipos de análisis necesarios, pero el primero que deberíamos llevar a cabo es de la situación actual de la empresa.
Este análisis nos ayuda a comprender cómo se encuentra la empresa en términos de su estructura organizativa, recursos humanos, operaciones, finanzas, tecnología y otros aspectos que son relevantes en su desempeño y éxito.
No podemos pretender querer mejorar a nuestra empresa o su situación si no la conocemos al detalle. Debemos saber absolutamente todo lo que pasa en ella para identificar de qué recursos y capacidades dispone, su rendimiento y cuáles necesitan ser desarrolladas o adquiridas para mejorar su productividad.
Esto incluye, por ejemplo, algo tan simple como la comparación de gastos e ingresos. Saber si está equilibrado, desbalanceado o si hay aspectos que mejorar que pueden aumentar nuestro margen de ganancias se puede visualizar solamente al analizar los datos internos de la empresa.
Utilizar los datos recopilados a nuestro favor es una práctica que es recomendable que se incluya en la rutina periódica, pero es imprescindible si queremos llevar a cabo una investigación de mercado.
Estudia los precios
Hemos tocado el tema de los precios muy a la ligera en el punto anterior, y es que sirve como una especial de introducción a cómo, a raíz de un análisis interno, podemos centrarnos en puntos más específicos, como los precios en este caso.
El precio que pongamos a un producto o servicio ofrecido no es algo que se deba hacer de forma estimativa. Detrás de cada precio hay muchos factores a tener en cuenta, tanto externos como internos. Debe realizarse un estudio completo sobre cada precio de forma individual y, también colectiva.
Lo primero a tener en cuenta es el coste efectivo que tiene para la empresa ese producto o servicio. Saber cuánto nos cuesta nos sirve para establecer un límite mínimo de precio, para que no nos salga más caro venderlo que comprarlo.
Sin embargo, también tenemos que tener en cuenta factores externos como si el precio es competitivo frente a la competencia, la situación económica y la impresión de los clientes.
Hacerse una pregunta tan simple como: ¿Pagarían los clientes esta cantidad por este producto? es algo que la gran mayoría de empresas no hacen. Somos una empresa pero también consumidores, y debemos aprovechar esta situación para ponernos en su lugar.
Existen también estrategias de marketing y otras opciones para añadir interés o urgencia a un precio, pero es recomendable que de base ya tengamos establecido cuál es y asegurarnos que tenemos en cuenta todos los factores.
Compara los productos
Además de los precios, otra de nuestras principales cartas de presentación son los productos o servicios que ofrecemos. Los clientes llegarán a nuestra empresa, sea cual sea el medio por el que lo hagan, atraídos o interesados por nuestros productos.
En este caso también debemos estudiar los productos y su situación en el mercado para saber si realmente son funcionales y útiles o no. Muchos productos, por ejemplo, pueden abarcar un rango más grande de cliente; sin embargo, un número menor, más específico, puede atraer a una clientela de nicho pero más fiel.
Dependiendo de nuestro producto, clientela y nivel de fidelización, veremos cual de las dos opciones es más rentable.
Además está el eterno debate de la calidad. ¿Es mejor un producto caro de muy buena calidad o uno muy barato de mala calidad? La respuesta a esa pregunta varía de mercado en mercado y de empresa en empresa. Se puede poner en riesgo la reputación de nuestra empresa o, por el contrario, apuntar y hacer hincapié en que los productos son baratos y su calidad acorde.
En este caso, la comparación con la competencia es crucial. Si queremos destacar, necesitamos ofrecer algo distinto, si queremos ser competitivos, ofrecer mejor calidad-precio. El método que se elija para conseguir el objetivo depende de cada empresa.
Realiza un análisis FODA
Objetivamente, nunca está mal realizar un análisis FODA. Se trata de una herramienta de análisis para identificar las fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas de la empresa. Ya hemos hablado del análisis interno de cada empresa, sin embargo este es más específico y se centra en conceptos más abstractos aunque igual de útiles.
- Conocer las fortalezas sirve para reconocer que hace única a la empresa. Cuál es su punto fuerte y sobre qué debería hacer énfasis para estar por encima de la competencia.
- Cuando hablamos de debilidades es encontrar aquellos puntos donde hay fallos, errores o donde hay espacio de mejora. Una debilidad puede convertirse en fortaleza si bien abordada.
- Las oportunidades son los campos o nichos por explotar. Siempre hay un público nuevo al que podemos llegar, ya sea cambiando nuestra estrategia de marketing, nuestros productos o ambos.
- Finalmente, las amenazas son todo lo que debemos evitar. Analizando patrones del mercado, fluctuaciones y muchos datos, podremos encontrar riesgos futuros a los que nos podemos estar dirigiendo. Es de vital importancia identificarlos a tiempo para poder tomar medidas para evitarlos.
Acciones y resultados
Como ya hemos dicho antes, los datos no sirven de nada si no hay un análisis detrás. Lo mismo sucede con los resultados.
Una vez analizado nuestra empresa y su entorno, seguramente se han llevado a cabo acciones para mejorar su situación y cumplir el objetivo determinado ―puede ser mejorar las ventas, ser más competitivos, aumentar la clientela, disminuir la variedad, etc―. Ese no es el punto final, por el contrario es un comienzo.
Llevar acciones que nos ayudarán a alcanzar nuestro objetivo está bien, pero necesitamos datos y resultados medibles. Puede ser valores de ventas o tangibles, o plazos específicos en el tiempo. Lo importante es que podamos medir si las acciones están llevando a cabo los resultados esperados.
Esto nos puede servir, primero, para saber si estamos yendo de acuerdo al plan establecido. Por otro, para individuar si hay algo que ajustar en las acciones o medidas que hemos tomado. Quizás en el papel parecían perfectas pero en la práctica no lo son o no se están ejecutando de la mejor manera.
Es posible que tengamos que llevar a cabo nuevas acciones o hacer ajustes a las que ya hemos tomado antes, lo importante es el control. No podemos dejar mucho tiempo sin pararnos a analizar y medir la situación de nuestra empresa tanto interna como respecto a la competencia.
El estancamiento está a la vuelta de la esquina y debemos centrar todos nuestros esfuerzos en evitar para no ser engullidos por la competencia y las nuevas tecnologías.
Artículo cortesía de Thomas Salvatori, creador de contenido, traductor y escritor. Con alrededor de 10 años de experiencia en ventas, compras, gestión de almacén, gestión de grupos y recursos humanos, comunicación y emprendimiento en B2B y B2C. Actualmente, está dedicando sus conocimientos para ayudar con la implementación de tecnología, digitalización y uso de SaaS para empresas locales.