Para que se espese y se cuaje correctamente, el yogur necesita una temperatura constante de unos 44/45 grados durante 4-6 horas (más si se trata de yogur de coco). Por esta razón las yogurteras, al mantener una temperatura estable, son aparatos muy útiles. Pero con un poco de imaginación y de ingenio, es fácil conseguir los mismos resultados sin tener que invertir en otro aparatejo.
- Horno – Precalienta el horno a unos 45 grados y apágalo. Un termómetro de horno va bien para medir la temperatura del horno, pero si no tienes, simplemente apaga el horno después de unos 5 minutos. El horno deberá estar templado, a una temperatura que aún te permitirá poner la mano sobre la rejilla. Si tienes una piedra de hornear, ponla en el horno cuando lo estés calentando (de hecho, la mía nunca sale del horno), así la piedra va a retener la temperatura incluso cuando el horno se enfríe. Hay muchas fuentes que también recomiendan dejar encendida la luz del horno para añadir una fuente adicional de calor.
Una vez hayas calentado la leche y mezclado el cultivo, ponlo en un tarro de cristal o una cazuela tipo cocotte o dutch oven (estas cazuelas de hierro suelen aguantar mejor la temperatura), pon la tapa y envuelve el recipiente de tu elección con varias capas de paños o toallas, que actuarán como aislamiento térmico. Coloca este fardo en el horno durante las horas necesarias para fermentar tu yogur. Puedes volver a encender 1 minuto el horno cuando estés a medio camino. - Slow Cooker – Se puede utilizar la slow cooker para el proceso entero, desde calentar la leche hasta mantener la temperatura estable mientras fermenta, o sólo durante el proceso de fermentación. Para esta última opción, debes cerrar bien los tarros en los que has metido tu mezcla para el yogur, ponerlos dentro de la slow cooker y llenarla con agua templada hasta cubrir 3/4 de los tarros. Entonces hay que encender la olla en low durante unos minutos, comprobando con un termómetro que la temperatura no sube de 46ºC y apagar y desenchufar la slow cooker. Ponle la tapa y envuelve todo el aparato en una toalla grande. Deja que fermente durante las horas necesarias, y si es un proceso largo como en el yogur de coco, puedes volver a encender unos minutos en low.
- Deshidratador – Un deshidratador tipo caja, como el Sedona o el Excalibur, con las bandejas extraídas y programado a 46ºC, funciona muy bien para mantener una temperatura estable.
- Nevera portátil + Agua – Coloca los tarros de yogur en una nevera portátil, echando agua que esté a 45/46ºC hasta cubrir 3/4 de los tarros. Cierra bien la tapa y cubre la nevera con una manta o una toalla. Cambia el agua si se enfría a menos de 40ºC.
- Wonderbag – Seguro que la Wonderbag, la slow cooker portátil y sin electricidad, no es algo que tengas en tu casa… todavía. Pero es un invento que he conocido hace poco, y la “slow-cooking-wonder-woman” que hay en mí se ha emocionado MUCHO al enterarse de su existencia. Además, se trata de una empresa que no sólo apuesta por la sostenibilidad, sino que se preocupa por el bienestar de familias en países con pocos recursos. Voy a hablarte más de este invento en el futuro, pero este post va de yogures. Así que lo que haríamos en este caso es meter los tarros tapados a 45/46ºC en la Wonderbag, cerrarla y dejarlos incubando el tiempo necesario.
¿Cuál es tu método preferido para hacer yogur casero?