Cómo la sombra que se va. Antonio Muñoz Molina

Por Mientrasleo @MientrasleoS



     "El miedo me ha despertado en el interior de la conciencia de otro; el miedo y la intoxicación de las lecturas y la búsqueda. Ha sido como abrir los ojos en una habitación que no es la misma en la que me quedé dormido. En el despertar duraba todavía el pánico del sueño. Yo había cometido un delito o estaba siendo perseguido a pesar de mi inocencia. Alguien apuntaba hacia mí una pistola y yo estaba paralizado y no podía defenderme ni huir. Antes de que termine de disolverse la consciencia ya está empezando a urdir sus historias y sus decorados el novelista secreto que cada uno lleva dentro."
     Suelo contar en este punto la forma en que llego a un libro. Esta vez es fácil: llego al libro porque anuncian su salida. Llevo años siguiendo la estela de las letras de Antonio Muñoz Molina, así que estaba claro que este libro no tardaría en venirse conmigo, y tampoco en acompañarme durante horas. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Como la sombra que se va.
     El libro tiene dos hilos perfectamente diferenciados que se van alternando. En uno conocemos a Antonio Muñoz Molina en su viaje a Lisboa en lo que sería el proceso de creación de El invierno en Lisboa. En el otro conocemos la estancia en Lisboa de James Earl Ray, asesino de Martin Luther King, narrada en tercera persona, mientras lo acompañamos en sus paseos y recuerdos recogiendo retazos de la vida de este hombre.
     Dice Muñoz Molina en este libro que Cada comienzo es un érase una vez y el principio del Génesis, el primer verso de la Iliada o del Lazarillo de Tormes o Moby Dick. Y, si hablamos de principios, cuando me sumergí en las primeras palabras de esta obra, en ese territorio casi onírico, tengo que reconocer que me sentí en casa.  Ese tono privado, reflexivo, pausado.. estaba ahí, esperando a que lo leyera. Y es que, soy consciente, de que esta vez puedo no ser objetiva del todo.
    AMM se embarca en la difícil tarea de escribir una novela con dos historias. Ya he comentado en más de una ocasión que lo más complicado en estos casos es mantener el interés del lector en ambas partes por igual, no dejar que una sea protagonista y la otra un simple material accesorio. O, al menos, no permitir que suceda eso en la mente de quien lee. El nexo de ambas historias es, en un principio, la ciudad de Lisboa. Un lugar en el que un asesino pasa unos días y al que, años después, viaja un joven funcionario que llegará a ser un escritor famoso. Pero más allá de lo superficial, ambos personajes se desnudan desvelando temores y zonas en las que vagan, perdidos. Y es ese tono confidencial, mucho más acusado en la parte que AMM habla de su propia historia, la que otorga un nexo a ambas partes, una continuidad en formas.
     Cuando hablamos de James Earl hay que recordar que es una ficción novelada, con una documentación tremenda que se ve casi en cada palabra, pero ficción. Crea un personaje que, además de terrible por el asesinato cometido, nos llega con un halo de inseguridad tal vez premeditada en cada paso y con el regalo de un retrato de la víctima que me dejó  con la boca abierta.
     La parte en la que habla de sí mismo es mucho más personal, como si hubiera hecho una purga en las páginas del libro relatando sensaciones y sentimientos de aquella época con la sabiduría que otorga volver la vista atrás pasados los años. Decir que se embarca en el terreno de la metaliteratura sería hacer una lectura demasiado inexacta por lo superficial. Más que la construcción de la novela, vemos la construcción, o al menos los comienzos, del escritor que hoy es convirtiéndose para ello en el narrador improvisado de Gatsby que nos deja constancia de su propia vida, observándose.
     Es evidente, me ha gustado más este segundo hilo. Pero eso ya es una cuestión personal.
   
     Como la sombra que se va es una novela para leer con calma, disfrutando de las palabras y los momentos que atesora. Para dejarse llevar y conocer al hombre que cometió uno de los asesinatos más famosos de la historia de los Estados Unidos. Y también para conocer al autor que deja una parte de sí mismo en la novela.
     Un título más que recomendable, casi necesario. Como lo es acercarse a cualquiera de las obras de Antonio Muñoz Molina.
     Y vosotros, ¿hay algún escritor del que seáis lectores incondicionales?
     Gracias
     Mis días son como la sombra que se va
y yo como la hierba que se ha secado