Revista Ciencia

Como la vida misma: La sorprendente historia de Iris Halmshaw, la pequeña gran pintora

Por Carlos Carlos L, Marco Ortega @carlosmarco22

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Todo pintor aspira a crear una obra de arte. Si estas pinturas, además de captar asombro en el mundo del arte, logran venderse a un buen precio entonces ese artista podrá sentirse afortunado. Justamente eso está logrando Iris Halmshaw.

Esta historia se vuelve especial en cuanto nos enteramos que Iris apenas tiene tres años de edad. Por si esto no fuera suficiente para asombrarnos, también debemos señalar que esta pequeña tiene autismo. Casi no habla, y el contacto con otros niños la aterra y llena de pánico. Afortunadamente, encontró en la pintura una disciplina que la ha calmado, le sirve como terapia y la disfruta.
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El autismo de Iris, y sus inicios en la pintura:

En septiembre de 2009, poco después de su nacimiento, los papás de Iris notaron que su hija era diferente. No respondía cuando la llamaban por su nombre, odiaba ir a otros sitios donde tuviera que convivir con otros bebés, y mantenía distancia con el resto de las personas, incluidos su padre y sus abuelos.
Estos rasgos, junto otras peculiaridades como el no hacer contacto visual, ni jugar con los juguetes, hicieron que sus padres sospecharan que algo no andaba bien. Sin embargo, la memoria visual de Iris era extraordinaria, capaz de recordar la ubicación de cada objeto en su habitación.
En diciembre del 2011, Iris fue diagnosticada como autista, pero su madre no se quedó cruzada de brazos.
“Cuando Iris fue diagnosticada con autismo, la clave era encontrar algo que le gustara hacer. La llevé a un grupo de juego pero fue desastroso”, comentó Arabella Carter-Johnson, su madre de 32 años y quien tiene un negocio de fotografía. Ella recuerda que su hija, al verse rodeada de niños y el ruido que estos provocan, se angustiaba y tenía episodios violentos. Incluso llegó a sangrarse sus propios labios de tanto morderlos.
Para tranquilizarla, convirtió su casa en un enorme espacio de diversión. Compró juguetes sensoriales e hizo que su hija riera y la pasara bien.
“Pusimos una piscina infantil en casa y la llenamos con pelotas de plástico. También instalamos un trampolín en la sala de estar. Juego, diversión y risas eran el objetivo. Yo quería enseñar Iris a interactuar conmigo, en lugar de que estuviera inmersa en su propio mundo”.
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Así, entre juegos, esta tierna niña tropezó con el arte casi por accidente.
“Un día le dibujé algunos muñecos de palo. Iris encontró esto realmente divertido. Mi madre compró un bastidor. Al querer pintar sobre él, Iris derramó accidentalmente la pintura encima. Al principio se alteró y estalló en lágrimas. Imaginé que el problema no era la pintura, sino que ella no pudiera controlarse. Así que puse una hoja sobre una mesa en lugar de hacerlo sobre el bastidor, y ella de inmediato se puso a llenar toda la página. Parecía que intuitivamente sabía qué hacer”.
Arabella estaba tan orgullosa de las pinturas de su hija, que colocó la foto de una de ellas en Facebook. Una de estas fotografías fue vista por una de sus antiguas clientas, quien le ofreció comprarla. De ahí comenzó a correrse la voz y comenzaron a vender las pinturas.
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Así Iris fue volviéndose famosa e incluso una de sus pinturas estuvo en una exposición de artistas emergentes en Londres.

Sus pinturas:

Dicen los conocedores que sus obras abstractas e impresionistas, tienen un poco del estilo sereno y acuoso de Monet. Además califican la irrupción en escena de Iris como un acontecimiento en el mundo del arte. Sus obras han comenzado a ser muy cotizadas. Tan sólo un coleccionista privado acaba de comprar dos de sus obras originales por casi 2,300 dólares cada una. Tal ha sido el furor por sus obras, que ya está prevista una exposición individual y una posterior subasta de sus mejores trabajos.
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En sus pinturas usa diferentes herramientas como esponjas, sellos, pinceles y hasta un tenedor de plástico.

Ella podría pintar fácilmente durante cinco horas al día, pero debo persuadirla de que haga otras cosas también”, dijo Arabella, quien mencionó que gracias a la pintura, Iris ha mejorado notoriamente su condición. “Desde que empezó a pintar, su estado de ánimo se ha levantado, su comunicación ha mejorado, dice más y más palabras y ha comenzado a disfrutar de hacer contacto visual.”
Iris vive con sus papás cerca de Leicestershire, en el Reino Unido. En los últimos 4 meses ha pintado 35 obras. En algunas se ha tardado sólo unas cuantas horas.
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Sus padres crearon un sitio web en el que personas de todo el mundo han podido ver sus obras. Hasta ahora la página ha sido visitada por más de 100,000 personas de más de 130 países. Para visitarlo da clic aquí.
Ahora la familia optó por sólo vender copias y guardar los originales para una exhibición en diciembre, cuyo fin es financiar la costosa terapia que Iris tiene tres veces a la semana, además de crear conciencia sobre el autismo en el Reino Unido.
Y aunque existe la posibilidad de que Iris termine hartándose de la pintura algún día, a sus padres lo único que les importa es que su hija siga encontrando la felicidad.
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¡Vaya historia! No cabe duda de que cuando hay talento y apoyo de quienes nos rodean, se consiguen resultados sorprendentes.
Fuente: Sopitas.


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