O al menos… intentarlo
A la hora de lanzar un producto nuevo son muchos los factores que tienes que considerar. Septiembre, o enero, son momentos en los que -y teniendo en cuenta el producto- más se suele vender… Por supuesto si haces bien tu trabajo, sabrás qué mes es el más adecuado, porque tendrás estadísticas de venta, resultados de publicidad y demás métricas altamente valiosas.
Así que lo primero que vamos a estudiar es el producto en sí.
Dicho esto, igualmente vas a poder aplicar estas estrategias si tienes un establecimiento físico o vendes productos materiales. Con un poco de adaptación.
En primer lugar, debes saber qué quieres vender. Esto puedes obtenerlo de dos formas:
- desde tu departamento de I+D o desde tu propia empresa, pueden surgir ideas más o menos brillantes que se conviertan en un excelente producto.
- o puedes escuchar a tus clientes.
Seguro que la primera ya la tienes clara, y en realidad podrías convertir más bien en una secuencia estas dos opciones. Por supuesto en orden inverso.
Porque una de las estrategias que mejor te van a funcionar es escuchar lo que necesitan tus clientes. Y me preguntarás cómo. Pues bien, hay diferentes formas.
Por Internet, puedes hacer y enviar encuestas (surveymonkey o google docs) en las que les preguntes directamente y sin ambages cuáles son las necesidades más urgentes, o los temas que más les gustaría aprender y les das un listado libre o varios entre los tuyos, para elegir. Ten en cuenta que estas personas ya están en tu lista de correo, ya te conocen y no les importará contestar tres preguntas por ti.
También puedes utilizar las redes sociales para preguntar, y fomentar la participación por otra parte, aunque es más fácil que contesten un correo, no hay por qué no intentarlo.
Y si tienes un establecimiento, pregunta directamente a tus clientes, pon un buzón de sugerencias y anota todo lo que te digan.
¿Lo captas?
¿Qué has obtenido con esto?
Por una parte has obtenido información valiosísima, que no obtendrías de ninguna otra manera, y por otra parte, has demostrado a tus clientes que te preocupas realmente por ellos. Y como consecuencia, ellos van a estar más dispuestos a comprarte tus productos, porque, por una parte, confían en tí y por otra, les das lo que justamente necesitan.
¡Hasta la próxima!, seguiremos con este interesante tema.