Cómo liberar tigres blancos, de Isabel García Mellado

Por José Angel Barrueco

de dedos temblando
mechero enciende cigarro,
temblando la boca lo mece
y un mechón de pelo sobre el ojo derecho,
temblando pulsa las teclas y acerca el teléfono a su oreja
se detienen los sonidos de la ciudad
se detiene el frío,
hasta temblar se detiene
y el mechón oscila sobre el ojo
le ha dicho cosas como “mis manos están pa tu piel”
pero ahora sólo tiemblan
las manos, las teclas, la línea telefónica,
el mechón, la mirada, la lumbre, el cigarro
y el cielo está a punto de quebrarse,
las estrellas se caen de golpe
cubren la ciudad de montículos brillantes
ella temblando como la noche
un mechón en su ojo derecho,
una cara que ya no es la suya
el pecho condecorado de punzones como un aceriquetero gigante
agarra un edding y le pide a alguien que se ha salvado del alud de astros
y al que no le traicione el pulso como a ella
que por favor le pinte una sonrisa