Arrecian las propuestas contra la despoblación desde el ámbito político que se ve empujado por el movimiento ciudadano ‘La España Vaciada’. Un clamor contra un éxodo rural que, sin embargo, no es nuevo. “El mundo rural está sangrando desde hace decenios, la novedad está en que ahora el problema es acuciante. Los que quedan son viejos y no hay repuesto generacional”.Y sin embargo, Sancho Comins pide desterrar la idea pesimista de que no hay solución a pesar, advierte, de la crisis demográfica generalizada que puede desembocar en que, en 50 años, el problema del despoblamiento lo sea también de las áreas urbanas.La población rural no está desatendida, asegura, pero “los servicios son más precarios y más caros para la Administración y para el administrado. Entre comillas, eso supone una injusticia social”.“Se habla de la despoblación y yo prefiero hablar de la deshumanización”, dice el profesor, quien lamenta que “en el mundo académico se tienda a hablar más de naturalización como si eso fuera una cosa muy buena”. Y es que rechaza la idea de unos pueblos y su entorno que progresivamente han sido convertidos en una especie de parque temático para los fines de semana de unos pocos.En su opinión “se ha consagrado un desequilibrio pernicioso e injusto” entre lo rural y lo urbano que ya es un problema “de todos”.Las soluciones, dice, no pueden llegar solo “desde arriba”. Es algo en lo que la Unión Europea viene insistiendo desde hace más de 20 años: “El desarrollo rural debe ser participativo, junto a los agentes locales, contando con las ideas de la población y dotando de capacidad de gestión por parte de las comunidades locales. No estamos solo en manos de los políticos, que no digo que no sean importantes”.El académico deja algunas pinceladas sobre las que reflexionar para comenzar a paliar el problema:
Cómo llenar la ‘España vaciada’: ocho claves para empezar a paliar el problema de la despoblación
Publicado el 29 noviembre 2019 por AprodelclmArrecian las propuestas contra la despoblación desde el ámbito político que se ve empujado por el movimiento ciudadano ‘La España Vaciada’. Un clamor contra un éxodo rural que, sin embargo, no es nuevo. “El mundo rural está sangrando desde hace decenios, la novedad está en que ahora el problema es acuciante. Los que quedan son viejos y no hay repuesto generacional”.Y sin embargo, Sancho Comins pide desterrar la idea pesimista de que no hay solución a pesar, advierte, de la crisis demográfica generalizada que puede desembocar en que, en 50 años, el problema del despoblamiento lo sea también de las áreas urbanas.La población rural no está desatendida, asegura, pero “los servicios son más precarios y más caros para la Administración y para el administrado. Entre comillas, eso supone una injusticia social”.“Se habla de la despoblación y yo prefiero hablar de la deshumanización”, dice el profesor, quien lamenta que “en el mundo académico se tienda a hablar más de naturalización como si eso fuera una cosa muy buena”. Y es que rechaza la idea de unos pueblos y su entorno que progresivamente han sido convertidos en una especie de parque temático para los fines de semana de unos pocos.En su opinión “se ha consagrado un desequilibrio pernicioso e injusto” entre lo rural y lo urbano que ya es un problema “de todos”.Las soluciones, dice, no pueden llegar solo “desde arriba”. Es algo en lo que la Unión Europea viene insistiendo desde hace más de 20 años: “El desarrollo rural debe ser participativo, junto a los agentes locales, contando con las ideas de la población y dotando de capacidad de gestión por parte de las comunidades locales. No estamos solo en manos de los políticos, que no digo que no sean importantes”.El académico deja algunas pinceladas sobre las que reflexionar para comenzar a paliar el problema: