Hoy, si es posible regresarán las viñetas al blog, mientras tanto les dejo esta interesante entrada basada básicamente en la traducción (tomándome algunas licencias) de un artículo salido en Wired:
La materia de la vida es el primero de una serie dedicada a las ciencias duras. El autor es Mark Schultz, veterano de DC Comics y creador de los post-apocalípticos y clásicos Cuentos Xenozoicos. La obra de 160 páginas, ilustrada por Kevin Cannon y Cannon Zander (improbable, sin relación genética), abarca los procesos regenerativos del ADN, los patrones migratorios humanos clonados, las manzanas clonadas y las células madre. En un campo en rápida evolución, este medio permite la oferta de información didáctica lo más actualizada y precisa posible.
Schultz, como Zimmerman, se sintió atraído por las posibilidades de usar los comics como medio educativo. "No es prosa y no es documental", dice Schultz. "Es una especie de expresión original." Y el mercado de la novela gráfica está atrayendo a diferentes lectores, diferentes targets de aquellos a los que está acostumbrado en DC. "El fenómeno del manga", señala como un ejemplo, "está atrayendo a nuevos sectores de la sociedad, como las mujeres más jóvenes, que no mostraban interés en los comics tradicionales".
No es que esta sea la primera vez que los comics han sido "reclutados" con fines educativos. El campo se remonta a la década de 1940, cuando Will Eisner convirtió manuales de instrucción del Ejército en guías gráficas para los soldados. Además, las guías de Larry Gonick utilizando historietas de los años 80, como su Guía de historieta para genética, son aquí el precursor más evidente. La materia de la vida se basa en Gonick, actualizando su ciencia y empleando una aún más efectiva narrativa: el científico extraterrestre Bloort 183 presenta un PowerPoint sobre genética humana para el lento aprendizaje de su líder.¿El próximo paso? Posiblemente la evolución. Después de todo, Zimmerman dice que "más de la mitad de los adultos estadounidenses piensan que la Tierra tiene unos 6.000 años de antigüedad."
Fuente:
How Comics Can Save Us From Scientific Ignorance (Wired)