Revista Opinión

Cómo los líderes políticos del presente pueden manipularnos utilizando las redes sociales

Publicado el 18 febrero 2018 por Carlosgu82

Cómo los líderes políticos del presente pueden manipularnos utilizando las redes sociales.

Pensemos un momento en lo que dicen los líderes políticos. Muchas veces sus comentarios o declaraciones a la prensa se resumen en simples titulares. Por ello deben tener cuidado con lo que dicen. Si se saca de contexto pueden ocasionarles grandes problemas. Pero con internet de por medio esto ha cambiado en algunos aspectos. La prensa tradicional ha perdido el interés de los ciudadanos y ahora nos informamos a través de las redes sociales. Ahora aquellos simples titulares de prensa son la forma de informar a los ciudadanos. Y los propios líderes políticos pueden usar las redes sociales para difundir su mensaje sin necesidad de acudir a un medio de comunicación como, por ejemplo, la prensa escrita. Ya no necesitan a la prensa. Con un sencillo tuit pueden decir lo que quieren decir sin miedo a que alguien saque de contexto su mensaje. Pero ese sencillo tuit es eso, muy simple, no tiene contenido, y esa es la mejor forma de manipular al electorado. Todo esto viene a algo que dijo hace unos años el actual Presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Un líder político que lleva años usando las redes sociales para difundir sus mensajes. Mensajes sencillos, directos, que llegan a mucha gente, pero que no tienen un contenido. Ese contenido lo tendría que desentrañar la prensa, pero como la actualidad va muy deprisa, los medios tradicionales han perdido esa relevancia. Si no informas de la actualidad, si no creas titulares, no interesas a un público que participa de ello. Queremos las cosas rápidas y sencillas, porque no podemos perder tiempo con todo la información que hay en la red.

Donald Trump es un ejemplo. En noviembre de 2012, mucho antes de presentarse como candidato a la presidencia estadounidense dentro del Partido Republicano, tuiteó su opinión sobre el cambio climático: “El concepto de cambio climático fue creado por China para hacer la manufactura de Estados Unidos menos competitiva” (6 de noviembre de 2012). He aquí el ejemplo de titular simple pero carente de contenido. El medio es propicio para realizar este tipo de declaraciones. Twitter nos marca el tamaño de nuestros mensajes por lo que tenemos que ajustar nuestro mensaje a unas pocas palabras. Para una persona cualquiera esto no es un problema porque rara vez nuestros tuits tienen relevancia mediática. Pero para alguien como Donald Trump, un gran empresario y una figura pública en su país, es mucho más importante. Debe escribir aquello que quiere expresar para crear algún tipo de relevancia. No hace falta comentar mucho más sobre la opinión de Trump sobre el cambio climático. Sus declaraciones siguen la línea negacionista. Y al llegar a la presidencia de Estados Unidos se encargó de tomar las medidas oportunas para hacer unas políticas contrarias a los acuerdos firmados por su país en la Cumbre de París.

Pero volvamos a lo importante. A su mensaje: “El concepto de cambio climático fue creado por China para hacer la manufactura de Estados Unidos menos competitiva“. Con este solo tuit, un tipo como Donald Trump puede crear opinión entre millones de personas (sus futuros votantes). Pensemos en lo que dice. Su mensaje es sencillo porque en él afirma que eso del cambio climático no existe. Es un invento del rival económico de su país. Según su “teoría”, China crea el concepto, se genera debate a nivel internacional, y se toman las medidas oportunas. Las medidas para luchar contra el cambio climático cuestan mucho dinero y eso, aparentemente, debilita las economías de los países más industrializados. Los ciudadanos, los que viven día a día con empleos que dependen de cambios estructurales como los que conllevan las medidas anti cambio climático, son los primeros interesados en las cosas simples que puede decir un tipo como Donald Trump. Y son los primeros en tragarse su mentira.

¿Cómo luchar entonces contra mensajes como el de Donald Trump? Es muy costoso. Los primeros que deberían luchar contra ese tipo de mensajes no pueden hacerlo. La prensa tendría que rebatir a Donald Trump, pero él, y otros como él, utilizan los mensajes directos y sencillos, que una vez dichos, se quedan metidos en la sociedad (una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad). Lo correcto sería publicar artículos en los medios en los que se mostraran los numerosos estudios científicos que señalan las causas y consecuencias del cambio climático. Habría que dar voz a los grupos científicos que se dedican a estudiar el fenómeno. Pero este tipo de artículos ya no están tan presentes en los medios. No son parte de la actualidad. O por lo menos no son tan sencillos de mostrar al público como para conseguir toda la atención que merecen. El tuit de Trump es todo lo contrario. En sencillo, llama mucho la atención y es capaz de cambiar la forma de pensar de la persona indicada.

Imaginemos ahora a ese ciudadano (medio) americano que trabaja en una mina de carbón. Lee un día la opinión de Donald Trump sobre el cambio climático: el cambio climático es mentira, es una estrategia de China para que la economía de Estados Unidos vaya mal. ¿Qué hace ese ciudadano? ¿Buscará información para averiguar la verdad? ¿Leerá los estudios científicos que demuestran la causas y consecuencias del cambio climático? ¿O hará caso al mensaje simple de ese tipo que parece ser relevante dentro de la sociedad en la que vive? Evidentemente hará caso a Trump porque implícitamente le está diciendo que no se preocupe, porque él no tomará las medidas indeseadas que acabarán con su trabajo en la mina de carbón. Y por tanto, le dará su voto.

Y es así como ahora los líderes políticos pueden manipularnos. Mensajes sencillos y directos, sin contenido. La prensa no puede hacer su trabajo porque nosotros, los que nos deberíamos infornar con rigor, tampoco hacemos lo correcto. Necesitamos información sencilla y rápida. Nos guiamos por la actualidad y no somos capaces de profundizar en nada de lo que nos ofrece la red. Tenemos a nuestra disposición grandes cantidades de información para pensar con objetividad y tomar las decisiones en base a ello. Pero no lo hacemos. Hay tanto que ver y tan poco tiempo para ello que a nadie le importa ya si lo que nos dicen son mentiras o medias verdades.


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