Cómo Mantener el Orden en Casa

Por Aranchawp @MeigayCaldero
¿El caos se ha apoderado de tu casa o de tu despacho? Que no cunda el pánico, porque tiene solución, al fin y al cabo del desorden no es irreversible. De hecho, una vez que haces de la organización un hábito, no te costará nada tener todo en orden... y mantenerlo.
Sigue leyendo y encontrarás consejos para mantener el orden en tu hogar o en tu espacio de trabajo. Todas estas ideas no son teoría, porque las pongo en práctica a diario y funcionan, no en vano soy una fanática del orden y en casa pueden dar fe de ello...

El orden físico comienza por el mental. Por eso es fundamental que analices qué es lo que quieres conseguir, qué es lo que necesitas ordenar, qué usas más y lo que utilizas menos, cuales son tus rutinas diarias, cuáles son las acciones y actitudes que te llevan al desorden... y luego definir qué debes hacer para que el orden se convierta en un hábito.
No busques excusas. Eso de "no soy desordenado/a, es que tengo una forma propia de organizar las cosas" es la excusa preferida de las personas desordenadas. Afirman que saben dónde están las cosas, aunque estén en montones caóticos (y sucios). No se si será verdad, pero si lo es, lo que está claro es que esos objetos estarán sucios, arrugados y descuidados. No hay más. Y, por otra parte, si esas cosas son de uso común, el resto de personas que deben usarlas no tendrán ese tipo de sistema desorganizativo, por lo que no lo que no podrán encontrarlas nunca. 
Ordenar es un hábito. No pasa nada si el orden no está presente en tu vida, porque es un (buen) hábito que se puede adquirir.
El orden es posible. Por muchos años que se haya vivido en el desorden más absoluto, siempre es posible tener un entorno organizado y eficiente. Como en cualquier faceta de la vida, si se quiere, se puede.

Poco a poco. Si no eres una persona ordenada, no te empeñes en hacer una limpieza general, de esas en las que llegas hasta el último rincón de la casa, para ordenar como si no hubiese un mañana. Es mejor que te vayas poniendo pequeñas metas e ir introduciendo rutinas para ordenar tu hogar. Comienza por proyectos pequeños, como un cajón o un armario, en lugar de querer organizar la cocina o el garaje como iniciación al orden doméstico.
Todos a una. Todos los habitantes de la casa o los compañeros de despacho debéis estar concienciados con la necesidad de mantener el orden. Es algo que cuesta, pero con paciencia y mano izquierda al final se puede conseguir.
No acumules. Almacenar montones de objetos que no usas es la vía más directa al desorden. Evita comprar de forma compulsiva y deshazte de todo aquello que no utilizas. Y también evita aceptar objetos gratis que sabes seguro que no vas a usar. Eso no significa que tengas que tirar todo a la basura, sino que clasifiques esas cosas que no te sirvan y que decidas si son para regalar o donar, si se pueden reciclar para otro uso o si debes llevarlas al contenedor o al punto limpio. 

Pon remedio a lo que está roto. Si hay algo que se ha estropeado o está roto, arréglalo o deséchalo. Este tipo de objetos descompuestos genera desorden físico y mental. Y, por otra parte, ocupará un espacio sin tener ninguna utilidad.
Amuebla con cabeza. Los muebles de tu casa deben facilitarte la organización y la limpieza. Esto significa que, además de ser agradables estéticamente hablando, es importante que estén situados de tal forma que no estorben el paso, que su número y su tamaño sea apropiado para el tamaño de la habitación y que sean útiles.
Si lo tuyo no es el orden, evita sillas y descalzadores en el dormitorio. Y también los galanes de noche o percheros. Este tipo de mobiliario únicamente sirve para ir dejando ropa y otros artículos en ellos, hasta que al montón acumulado casi hay que llamarlo de usted. Si no tienes la socorrida silla multiusos a mano, te será más fácil colgar la ropa en el armario o llevarla al cesto de la ropa para lavar. 

Las superficies que uses mucho deben estar despejadas. Las encimeras de la cocina o del baño, la superficie del tocador o de la mesa del centro de tu salón y otras zonas de mucho uso no deberían ser expositores decorativos, sino superficies que puedan ser utilizadas de forma práctica. Deja únicamente objetos útiles o aquellos decorativos que puedan ser retirados fácil y rápidamente. 
Cada objeto debe tener su sitio. Es fundamental que destines un espacio para cada objeto y que siempre lo dejes en el mismo lugar. De esa forma podrás mantener el orden... y sabrás dónde está cada cosa. Si lo piensas bien, cuesta lo mismo devolver cada objeto en su lugar, que dejarlo de mala manera en el primer sitio que veas libre.
Primero lo que más usas. Los objetos y herramientas que usas a diario deben estar a mano y a la vista. Si para sacar ese cazo con el que calientas la leche del desayuno tienes que sacar la batería de cocina completa del armario, al final acabarás colocando de cualquier manera ollas y cacerolas todos los días, o incluso las dejarás fuera ocupando espacio en la encimera si tienes prisa para llegar al trabajo esa mañana. 
Lo que utilizas de forma puntual al final. Esa mantelería que únicamente pones en la mesa en las ocasiones especiales es mejor que esté colocada al final del cajón, en lugar de estar en primera línea. Porque al final irás tirando de los manteles de diario con prisas y sin cuidado y terminarán todas desordenadas y arrugadas.
Apuesta por los organizadores. Son perfectos para tener ordenados los productos de maquillaje, de manicura, la bisutería, los pañuelos, las corbatas, los calcetines, la ropa interior... No hace falta que los compres, puedes hacer los tuyos reciclando cajas y otros recipientes. 
Los zapateros: imprescindibles. Es importante tener algún mueble u organizador para almacenar los zapatos. Es una invitación para dejar el calzado en su sitio, en vez de dejarlo por medio cuando se llega a casa. 
Un perchero siempre en la entrada. Tener un perchero en el recibido será tu mejor aliado para que abrigos y bolsos no estén tirados en cualquier parte. 
Haz la cama. Un gesto tan sencillo y rápido como ese, logrará que tu casa parezca más ordenada de inmediato. Y, además, será más fácil que luego te animes a ordenar el resto de las cosas que haya fuera de su sitio. 

Una cama deshecha es el principio de una casa desordenada


Limpia la bañera. Cuando termines de ducharte, retira los pelos que hayan podido quedar en la bañera o la ducha. No cuesta trabajo y es una muestra de respeto hacia los que vayan a usarla después, además de una manera de que el baño parezca más limpio y ordenado. 
Devuelve a su sitio todo lo que uses en el baño. Los cosméticos, los peines, las herramientas de peinado, el desodorante... todo debe volver a su lugar tras usarlo.
No uses el fregadero como almacén. Si tienes lavavajillas, acostúmbrate a meter en él aquello que vayas usando, en lugar de dejarlo indefinidamente en la pila.
Guarda los pequeños electrodomésticos. Si tienes espacio de almacenamiento libre, guarda herramientas que usas en la cocina, como batidoras, tostadoras, robots de cocina... Se ensuciarán menos y tu cocina siempre parecerá más ordenada.  

Ve limpiando y ordenando mientras cocinas. Procura ir retirando aquello que vayas usando para cocinar cuando ya no lo necesites, así como ir tirando a la basura los desperdicios. Así no se acumulará todo sobre la encimera y tendrás más superficie libre para cocinar... y luego te dará menos pereza recoger.
Pon papeleras. En el baño, en el cuarto donde hagan los deberes los niños o en el que utilices como despacho. Y vacíalas con frecuencia, claro. De esa forma evitarás los papeles y otros desperdicios sobre la encimera del lavabo o sobre las mesas.
No almacenes periódicos y revistas. Llévalas al contenedor azul según termines de leerlas o regálalas a otras personas para que las lean... pero no las guardes de forma indefinida, porque únicamente servirán para sembrar el desorden y acumular polvo.  
Abre las cartas según lleguen. Cuando entre en casa con las cartas que has recogido en el buzón, ábrelas inmediatamente... y guárdalas donde corresponda. Las que sean de publi o con contenido irrelevante, a la basura para reciclar con el papel. Las que sean para guardar, a su archivador correspondiente. Procura no dejarlas amontonadas en un cajón, porque en poco tiempo terminarán rebosando por sus bordes.
Por la noche, todo organizado. Procura que antes de acostarte quede todo organizado. Mete los platos sucios en el lavavajillas, pon la ropa sucia en el cesto, recoge la ropa tendida que esté seca, recoge los pequeños objetos que hayan podido quedar fuera de su sitio... Comenzarás el día siguiente con una sensación de comenzar de cero y te será más difícil mantener el desorden en casa. 

Aprovecha el tiempo para ordenar. Si necesitas estirar las piernas después de estar un buen rato trabajando en el ordenador o en los descansos de tus series favoritas, o si estás charlando por teléfono, puedes aprovechar para ir ordenando lo que haga falta. La idea es que aproveches cualquier desplazamiento por la casa para llevar algo a su sitio, al fin y al cabo tienes que levantarte del asiento o moverte de un lugar a otro, haz que el esfuerzo sea el doble de eficiente. 
¿Todo en orden?
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La primera vez que apareció el post Cómo Mantener el Orden en Casa fue en el blog de La Meiga y Su Caldero.

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