Tras la derrota del Chelsea ante el Nápoles, una serie de tweets abordaron mi TL encaminados hacia dos ideas, titulares de impacto, pero que son los que valen para quedarse con una conclusión ‘aún en caliente’. Unos se dirigían hacia un dato importante: desde 1996 no se ven en Champions cuartos de final sin equipos ingleses. La otra vertiente, mucho más sensacionalista es que tras el doble enfrentamiento italo-inglés, el saldo era de 7 a 1 para los equipos de la Serie A por lo que muchos se aventuraron a proclamar que la Serie A era mejor torneo que la Premier.
Todo esto, parecía siniestramente relacionado con un trend topic en España durante la joranda de ayer: #DebateLiga en donde se juntaron distintas opiniones en favor y en contra de la Liga BBVA y, sobre todo, comparándolas con otros torneos como el inglés, el italiano o el alemán.
Es innegable que no eran muchos no los que pensaban que Milan y Nápoles podían ganar a Arsenal y Chelsea, sino los que creían que lo podían hacer con tanta holgura y contundencia hasta el punto de no ser arriesgado comentar que han cerrado sus eliminatorias. Y claro, habiendo visto los partidos, no se puede hablar de otra cosa que no sea una clara superioridad en el juego.
Y por eso, después de una interesante conversación que matuve ayer por twitter, os traslado la pregunta que me hiciero ¿Cómo medir lo bueno de un campeonato?.
Para muchos son los resultados en las competiciones europeas los que sirven de mesura. Otros hablan sobre la igualdad dentro de sus campeonatos locales o, más llanamente, ‘hasta cuando hay varios candidatos al título’. Para mí es complicado afirmar con contundencia que una liga es mejor que otra. Hay torneos como la Bundesliga o la Premier, que a parte de contar con fantásticos equipos, están muy bien organizados y equilibrados en cuanto a factores indirectamente ligados al fútbol. Otros, menos potentes en competiciones europeas como la Eredivisie o la Ligue 1 suelen ofrecer en los últimos años, finales frenéticos con decisiones finales en pocos puntos o últimos partidos.
Luego está Italia. En los ochenta y noventa destino de los mejores jugadores del mundo que llegaba atraídos por grandes sueldos a la par que la repercusión mediática de su desempeño. Después llegó una pequeña depresión cuando otras ligas podían ofrecer salarios equivalentes y luego han ido estallando distintos casos importantes de amaños de partidos. Todo esto quitó lustre a la par que, volvemos al inicio, el auge europeo de otros equipos retiraba a la Serie A el cetro de torneo más importante.
Durante unos años lo guardó España. Para muchos lo sigue haciendo, pero pienso que no es el mejor torneo ‘sólo’ por tener ahora a los mejores jugadores del planeta (y si no están todos, pocos faltan). En estos años se habla de bicefalia, de Liga de dos, aunque no es algo que venga de nuevo. En los últimos veintisiete años Barça y Madrid se han repartido veintitrés títulos ligueros. Algo sólo superado por Escocia y Egipto. ¿Es entonces la variedad de los campeones un seña innegociable de la mejor liga del mundo?
Fuera de la Liga, si agarramos las últimas participaciones de los equipos españoles en competición Europea, por los títulos en los últimos años de Valencia (UEFA en 2004), Atleti (Europa League en 2010), Madrid (Champions en 2000 y 2002) y Barça (Champions en 2006, 2009 y 2011) han habido casos decepcionantes de nuestros equipos siendo eliminados por equipos teóricamente inferiores pero que en una eliminatoria a doble partido han sabido competir mejor.
Con todo esto vengo a decir dos cosas: la primera es que la Liga Española no me parece la mejor del mundo, aunque tenga a los mejores jugadores y presente semanalmente no sólo actuaciones individuales divinas, sino también partidos de ritmo alegre y de variaciones tácticas interesantes. Las grandes diferencias, las actitudes poco competitivas de algunos equipos, las especulaciones de puntos una vez ‘cumplido el objetivo’… no sé, la alejan de mis predilecciones.
Y la segunda es que a pesar de que da gloria y mucho lustre, no puedo aceptar los resultados en competiciones europeas como baremo. ¿Es la liga portuguesa tan potente como para colar tres de cuatro semifinalistas en la Europa League? ¿Cómo explicar que el tercero de la Liga española empatara a cero con el Genk y no fuera mejor que el Bayer Leverkusen?
El fútbol se vive al día, disfrutando de lo que ves y, en ocasiones, recordando (ojo, jamás comparando) otros escenarios y protagonistas. Te puedes entretener haciendo cábalas sobre el futuro, pero jamás te las puedes tomar en serio (siempre y cuando hablemos como aficionados a esto). Y ya está. Tratar de clasificar todo, de reducir a deportistas a meros números para explicar sus virtudes… no me convencerá como ‘método infalible’ en la vida… y eso que me gano la vida haciéndo cuadrar números.