Cómo mejorar nuestras búsquedas en internet

Publicado el 31 diciembre 2020 por Antonio Alfaro De Prado @genealogiah

Somos conscientes de que internet es un gigante, enormemente dinámico, colosal en todos sus parámetros y en constante crecimiento pero ¿seguimos una estrategia para obtener los mejores resultados y aprovechar al máximo este entorno tan cambiante? ¿no estaremos dejando pasar información valiosa que quizás nunca volvamos a encontrar?

Si el tamaño de la red nos resulta difícil de calcular en términos comprensibles, la magnitud de su expansión en tiempo real es exponencial. El portal de servicios en la nube Domo publica periódicamente una infografía titulada “Data never sleeps” (La información nunca duerme) que en su última versión de 2020 cuantifica la actividad que generan ¡cada minuto! los principales portales y aplicaciones. El resumen es más que elocuente:

A la vista de estas impresionantes cifras conviene señalar cuatro aspectos esenciales a tener en cuenta por el investigador genealógico y que podrían ser esenciales para el éxito o no de nuestras consultas:

  • El internet de hoy es diferente al de mañana. Seguramente muchos de nosotros nos hemos visto sorprendidos alguna vez al encontrar contenidos que nos han sido de enorme utilidad en nuestras investigaciones y que llevaban meses e incluso años publicados en internet sin que lo hubiéramos advertido. En estas ocasiones hemos lamentado que la falta de constancia nos haya impedido avanzar durante mucho tiempo. Cada día hay más y más contenidos en internet, por tanto, la red es un recurso de consulta recurrente.
  • Los buscadores son una gran herramienta pero el “internet profundo” no tiene comparación. La imagen gráfica que equipara internet con un iceberg es elocuente: no pensemos que “lo que no está en Google no existe en internet”. Inmensas bases de datos académicas no están indexadas en los buscadores o solo se obtienen resultados parciales, muchas redes sociales tienen el acceso restringido y por tanto su contenido tampoco se muestra en abierto. Incluso hay miles de webs con contenidos reservados sólo a usuarios registrados, no necesariamente de pago.
  • Lo que hoy está en internet podría desaparecer mañana. Ha sido el caso, en el ámbito de la genealogía, de la desaparición de las listas de correo genealógicas alojadas en Yahoo a finales de 2020. Acumulaban 17 años de actividad conservando miles y miles de mensajes con informaciones, consejos y opiniones de genealogistas, algunos ya desaparecidos. Páginas web cuyo contenido se ha retirado o actualizado (los buscadores intentan mostrar el contenido actual y las versiones anteriores no siempre quedan registradas en recursos como www.archive.org). Incluso podemos hallar contenidos que en un momento dado pueden ser eliminados por conflictos en cuanto a derechos de autor.
  • Lo que hoy consultamos en internet podría no estar localizable mañana. Seguramente todos hemos tenido la experiencia de encontrar información interesante en internet pero algún tiempo después nos ha resultado imposible localizarla de nuevo. Si no guardamos el registro, quizás el contenido siga estando publicado en internet pero puede que nunca volvamos a encontrarlo.

Llegados a este punto nos debemos preguntar ¿cómo podemos mejorar nuestras consultas genealógicas en internet? Vamos a proponer un método que incrementará la calidad de nuestras búsquedas y en consecuencia la posibilidad de obtener resultados:

  1. Hagamos un resumen de nuestras líneas de investigación abiertas. El genealogista es, por definición, enormemente curioso y a medida que avanzan los árboles familiares se dispara la relación de personas sobre las que precisamos información, lugares de interés, documentos a localizar, etc. Muchas veces estos temas nos obsesionan por un tiempo y rastreamos las redes durante una temporada pasando después al olvido. No caigamos ni en el exceso ni en el abandono. Es esencial que dispongamos de un listado de apellidos, personas, lugares y demás cuestiones importantes de modo que cuando realicemos consultas no dejemos atrás investigaciones que, de otro modo, podrían quedar estancadas durante años.
  2. Creemos nuestra lista de recursos en internet a consultar. Esta cuestión merecería un post especial por su importancia; es esencial contar con un listado de buscadores, portales y redes sociales que queremos seguir periódicamente. Una forma sencilla de tenerlos localizados puede ser agruparlos en una carpeta de marcadores de nuestro navegador. De esta forma los tendremos a mano y no descuidaremos en las búsquedas a ninguno de ellos.
  3. Capturemos los contenidos y los enlaces de lo que podamos encontrar de interés. Como hemos comentado, no podemos presuponer que los contenidos serán eternos y que siempre podremos volver a ellos. Aunque el día de mañana desaparezca la información, si guardamos las imágenes y contenidos así como la referencia de dónde se obtuvo la información habremos salvado tanto la información como su origen.
  4. Seamos periódicos en nuestras búsquedas en función de cada recurso. Las redes sociales requerirán una seguimiento muy cercano mientras que los buscadores, bases de datos y otros portales será suficiente con hacerles un seguimiento más espaciado, quizás dos rastreos en profundidad al año.
Es posible que llegue un día en que todo el contenido de los archivos históricos sea plenamente accesible en internet y que la comunidad académica comparta absolutamente todos sus contenidos. Que los buscadores sean capaces de barrer exhaustivamente los contenidos en la red y que se levanten las barreras de privacidad en cuanto a contenidos en todos los ámbitos. Pero mientras tanto, y quizás queden muchos años aún, si nos fijamos unas pautas de búsqueda como las descritas o similares nuestra capacidad de detectar informaciones relevantes en internet será muy superior y habremos realizado un uso más eficiente de nuestro tiempo. 
Tengamos por seguro que en el gran mar de información que es internet tener la habilidad de saber lanzar los anzuelos precisos para extraer lo que precisamos nos reportará grandes alegrías.

Antonio Alfaro de Prado

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