Y el Prozac, el antidepresivo milagro llegado de Estados Unidos, tambien se ha extendido deprisa. El rumor, propalado por algunos medicos, dice que con Prozac usted vuelve a ser la persona que era realmente. ¿Qué persona? ¿Jekyl o Hyde?
Noam Chomsky
Chomsky es el encargado de abrir la obra con El control de los medios de comunicación. En esta primera parte, el lingüista se ocupa de la propaganda, entendiendo ésta como el arma del cuarto poder (los medios de comunicación) en manos de de los agentes políticos y económicos, hasta el punto de afirmar que es “es a la democracia lo que la cachiporra al estado totalitario”. La propaganda, tal y como la entendemos hoy en día, empezó a utilizarse en la I Guerra Mundial y, tras demostrar en ésta su poder abrumador, ha extrapolado sus usos a todos los ámbitos de la sociedad. Así, para Chomsky, ésta se ha utilizado, en primer lugar, para atomizar al indiviuo, evitar su asociación en grupos y de esta forma neutralizarlos como posibles voces contestatarias. En directa vinculación con esto se encuentra otro de los usos propagandísticos que destaca el autor, que es la creación de un falso consenso a través de la fabricación de una opinión sintética, que si bien no tiene que ser mayoritaria sí ha de parecerlo para que, si no se está de acuerdo con ella, al menos no se exprese una opinión contraria por miedo al rechazo. El último mecanismo de control que destaca Chomsky dentro de los usos de la propaganda es la creación de enemigos públicos, bien en forma de personas concretas o bien en forma de grupos o incluso países. Esta herramienta tiene a su vez dos utilidades: por un lado, ayuda a generar una corriente de opinión contraria a un elemento que el poder quiere eliminar o, al menos, neutralizar; y por otra, desvía la atención sobre otros temas que pudieran ser espinosos o motivo de controversia.
Ignacio Ramonet
Sin embargo, no es la propaganda la única forma de controlar la sociedad. En la segunda parte de esta obra, titulada Pensamiento único y nuevos amos del mundo, Ramonet pone de manifiesto otros mecanismos mucho más sutiles, como pueden ser la televisión como forma de entretenimiento, el cine y los videojuegos, que pueden deformar la concepción de la sociedad, especialmente en los jóvenes. Este autor, que considera que en la actualidad el poder político es secundario y se haya totalmente subyugado al económico, establece en su ensayo un paralelismo de la sociedad actual con la descrita en la obra de Aldous Huxley Un mundo feliz: “Nuestro” prozac es “su” soma, “su” eugenesia es “nuestra” selección de embriones… La distopía descrita en los años treinta por Huxley pasa de ciencia ficción a realidad con sólo echar un vistazo a nuestro alrededor.
Cómo nos venden la moto consigue así elaborar una inquietante disección de la sociedad desde un punto de vista alternativo, centrándose en cuáles son los elementos que hacen de ella un lugar en el que la pretendida libertad existe no como tal sino como un espejismo peligrosamente real. Localizados esos elementos, sólo queda concienciarse y combatirlos.