¿Cómo pasé de cobrar 5 euros por sesión de coaching a más de 3.000 euros con mi negocio de Coaching? Tal vez conozcas mi historia o tal vez no. Si sigues mi blog, es posible que sepas que no siempre estuve donde estoy ahora. No siempre me dediqué al Coaching e incluso me sentí muy perdida durante muchos años de mi vida, sin saber quién soy, qué se me da bien, en qué destaco.
Te voy a contar mi historia
Como sabes, soy rusa de origen y refugiada política. Nací en una república soviética llamada Azerbaiyán, pero de padres rusos-armenios. A finales de los 80 se vivió una guerra encubierta entre las etnias de las repúblicas vecinas: Armenia y Azerbaiyán. Aquellos armenios que residían en Bakú fueron masacrados, quemados y los que lograron salvarse, se escondían en casas de amigos, como era el caso de mi familia. Afortunadamente logramos huir de Bakú, dejándolo todo atrás: nuestras casas, todas las posesiones, amigos, vidas... Al igual que lo hicieron mis abuelos maternos, pues mi abuelo, una de las personas más importantes de mi vida, reconocido periodista en la ciudad, fue brutalmente apaleado, con varias costillas rotas, como aviso de que se tenía que marchar.
Desde el año 1990, mi familia y yo pasamos por bastantes lugares y repúblicas soviéticas, llegando a vivir en hoteles que acogían a los refugiados, hasta que finalmente nos asentamos en España.
Durante mi adolescencia y juventud tuve una baja autoestima debido a que en mi vida hubo muchos cambios y sentía que no encajaba en ningún lugar. Pasé por muchos colegios e institutos. Incluso, a nivel familiar me sentía la oveja negra porque en mi familia todos eran músicos y yo dejé la música a los 10 años.
Me sentía fuera de lugar dentro y fuera de mi entorno familiar. Tenía falta de confianza. Tenía esa creencia de que algo estaba mal en mí. Me escondía. Me sentía poco merecedora y no me sentía suficiente. Además, creía que las cosas buenas eran para otras personas, pero no para mí.
Cuando llegó la hora de decidir mi futuro laboral, estudié una carrera universitaria más por descarte que por vocación. Me dejé llevar por los consejos de mi entorno que me decían que Publicidad y RRPP era lo que más seguridad económica me iba a dar, aunque luego no fue cierto en mi caso.
Me dejé llevar por el miedo a no tener dinero ni encontrar trabajo. Pero no tuve éxito profesional. Debido a mis miedos aceptaba trabajos muy por debajo de mi nivel de estudios, nada relacionado con lo que me había formado. Eso hacía que tuviera todavía menos autoestima porque no me sentía realizada y hasta me avergonzaba hablar de mi trabajo.
A los 30 llegó una crisis de identidad
Pero a los 30 años, atravesé una crisis de identidad y empecé a cuestionarme mi vida. Me hacía preguntas como: ¿qué va a pasar conmigo?, ¿mi vida seguirá igual dentro de 30 años?
Pensaba si todo iba a continuar igual, si iba a seguir trabajando de lo mismo. Me cuestionaba si continuaría con esa sensación de poca valía y con esa falta de confianza.
Conocí a la primera persona que creyó en mí
Siempre me gustó el mundo del desarrollo personal. Desde la adolescencia leía libros, pero fue a partir de los 30 que empecé a adentrarme más en el desarrollo personal, a través de vídeos, podcasts, blogs de otros profesionales de este campo.
Además, en esa época conocí a Carlos, mi marido y socio de mi empresa actual, que es una de las personas más importantes para mí. Él fue la persona que creyó realmente en mí. La persona que vio esas cualidades que yo no era capaz de ver. Me hizo ver que yo valía para mucho más que seguir trabajando en una gran empresa donde no era importante, donde no hacía nada relevante y que podía dedicarme a lo que había estudiado, publicidad.
Así que me reinventé como Community Manager, profesión que en aquella época empezaba conocerse. Y cuando Carlos se fue a Alemania a trabajar, al cabo de 6 meses me fui con él y encontré unas prácticas de Community Manager en una agencia de publicidad alemana. Fue entonces, cuando empecé a hacer algo relevante y relacionado con mis estudios.
Sin embargo, me sentía enjaulada, separada.
Trabajé en agencias de publicidad y de marketing online, pero seguía sin encontrar esa vocación, eso que me apasionara y me sentía vacía.
De nuevo el miedo
En 2013 nos fuimos a vivir a Holanda porque a Carlos le había salido otro trabajo allí. Vivíamos en Rotterdam y nos acabábamos de casar. Y yo, como siempre, me puse a buscar empleo. Pero no encontraba trabajo por cuenta ajena porque no hablaba holandés.
Así que me dije, que ya que no encontraba trabajo, tenía que hacer algo para ser más interesante para las agencias de comunicación y publicidad. Para mejorar mi curriculum, decidí formarme en analítica web.
Pero un día, mientras estaba viendo vídeos de la formación de Google Analytics, sentada en el negro sofá del salón de nuestro moderno piso de Rotterdam, me di cuenta de que tampoco quería hacer eso y que no era buena en temas de analítica web. De hecho, no disfrutaba en absoluto la formación y sólo deseaba que las horas pasaran más rápido.
Estaba repitiendo patrones, estaba actuando de nuevo por miedo, como en toda mi vida. Ese momento de mi vida, fue muy revelador. Me volví a preguntar: "María, ¿qué estás haciendo con tu vida?". Yo ya sabía que ese no era el camino.
Y el Coaching llegó a mi vida...
Así que decidí buscar otras vías para poder reinventarme y llegué al Coaching. Y me enamoré. Llegué al Coaching a través de blogs, de otros coaches que hablaban de la profesión y compartían vídeos. Me encantó y decidí emprender.
Aunque no tenía ni idea de cómo empezar, abrí un blog de desarrollo personal: Creando Felicidad. No sé si ya me conocías en esa época. En ese blog simplemente compartía mis aprendizajes, tanto de mi formación de Coaching como de espiritualidad que es un tema que siempre me había apasionado.
Y este camino fue el que me llevó a dedicarme a lo que me dedico hoy en día. Me formé en Coaching, PNL e Inteligencia Emocional en Madrid, mientras vivía en Holanda. Viajaba cada 2 semanas a Madrid a realizar el postgrado porque para mí era muy importante. Por fin sentía que había encontrado esa vocación.
Encontrar mi vocación fue un momento muy importante en mi vida, tal y como te cuento en este artículo, reinventarme como Coach, la mejor decisión de mi vida.
Mis inicios como coach
En 2015 había terminado mis estudios y había comenzado a trabajar como coach, pero seguía sin poder vivir de lo que amaba. No tenía ingresos ni clientes y si los tenía eran de muy bajo coste o ni siquiera me pagaban. Incluso, hacía talleres a los que no acudía nadie. Tenía muchas ilusiones y tenía muchas ganas, pero los resultados no llegaban. En todo 2015 facturé sólo 500€.
Mis primeras sesiones las cobraba a 5 o 15 euros ... Después pasé a cobrar 40 euros la hora (aunque en la práctica ofrecía el doble del tiempo). Luego tenía pequeños paquetes a 200€ que tampoco los compraba nadie. Y yo me sentía muy hundida. Me había preparado muchísimo en mi formación. Había hecho muchísimas prácticas, incluso más de las necesarias. Sabía que estaba preparada, pero no estaban llegando los clientes.
2016, el año que marcó un antes y un después en mi negocio de Coaching
En 2016 llegó mi gran cambio. Lo primero que hice fue cambiar mi mentalidad. Me di cuenta de que si seguía por el mismo camino: escribir artículos, mandar newsletters muy bonitas... seguiría sin tener resultados y tendría que cerrar.
La verdad es que no me atrevía a vender y trataba mi negocio como un hobby y no como un negocio de verdad. Tenía que hacer algo que realmente me incomodaba y me daba miedo: vender.
Incluso, me daba mucho miedo pronunciar esa palabra. Tenía muchas creencias negativas referentes al tema de vender. Y no soy la única. A muchas personas les pasa lo mismo. Y precisamente, ese cambio de mentalidad es lo que realmente trajo el gran cambio a mi vida.
En junio de 2016 lancé mi primer programa premium. En aquel momento ni siquiera sabía lo que era un programa premium. Simplemente, lancé un programa de mucho valor. Puse lo mejor de mí en el programa y lo lancé en aquella primera promoción a un precio de 997 euros. De hecho, este programa todavía está en mi web si quieres verlo: El Sendero de tus Sueños.
Y por fin empecé a vivir del Coaching
En aquel momento, cuando estaba creando el programa, pensaba ponerlo a un precio mucho más bajo. Era un programa de 10 sesiones, con mucho seguimiento, con formación y con cuadernos de trabajo. Un programa muy completo en el que yo daba lo máximo de mí.
Mientras estaba creando el programa me di cuenta de que no podía cobrarlo a un precio bajo porque significaría despreciar mi propio trabajo. El hecho de crear este programa me hizo darme cuenta del valor que estaba aportando y me permitió poner un precio más elevado.
De hecho, en las 3 primeras llamadas de venta que tuve, 2 personas decidieron apuntarse al programa. Lo más curioso es que esas 2 personas ni siquiera eran de España. Así que esa creencia de que los precios que ponemos a nuestros programas son altísimos y de que nadie nos va a comprar es falsa.
En cuanto ves que hay personas que te compran, que incluso tienen que pagar a plazos pero quieren trabajar contigo, te das cuenta de que cuando realmente ofreces algo de mucho valor, das lo mejor de ti, te atreves a vender y lo haces ofreciendo valor, entonces la gente confía en ti.
Para mí ese fue mi punto de inflexión. Me di cuenta de que no había sido capaz de vender programas de 200 euros, pero sí vendía programas de 900. Y es que esas creencias que tenemos tan arraigadas se rompen cuando nos enfrentamos a la realidad. Y por fin, empecé a vivir del Coaching.
Coach de referencia
Y ese cambio me llevó a multiplicar mis ingresos año tras año. Lo que te quiero decir es que se puede vivir muy bien del Coaching, teniendo la estrategia adecuada, igual que yo lo he hecho.
Hoy en día, me consideran coach de referencia, me mencionan en blogs, en ratings y entrevistas, acudo a programas de radio. Me invitan a congresos nacionales e internacionales junto a grandes referentes. Cuento con más de 1.000 alumnos en mis cursos online y más de 150 clientes de pago.
Y todo gracias a que me atreví a ofrecer lo mejor de mí a mis posibles clientes, me reconcilié con la venta y comprendí que tenía un negocio y debía tratarlo como tal.
Vivir de tu pasión es posible
Y desde 2016 ayudo a otros coaches y profesionales del desarrollo personal a crear Propuestas de Valor ganadoras y diferenciadas y lanzar su propio programa premium para vivir en exclusiva de su pasión.
Cuando otros profesionales vieron que yo estaba realmente teniendo resultados, acudieron a mí y me pidieron ayuda para poder vivir de lo que aman, igual que yo lo estaba haciendo. Y hoy puedo decir que me dedico al 100% a mi pasión. Así que igual que lo hice yo, tú también puedes hacerlo.
Cuéntame en los comentarios, ¿eres coach u otro profesional del desarrollo personal? ¿Te está costando tener resultados? ¿Crees que es posible vivir de lo que amas?