En Corea del Sur, cuando vas a un restaurante popular te suelen servir camareras de cierta edad, las típicas ajummas, que te tratan con mucha familiaridad, a veces demasiada, como si fueras su sobrino o sobrina. Pues bien, lo que NO suelen hacer los coreanos es llamarles “camarera” para que les atiendan la mesa, sino que las llaman cariñosamente “imo”, que significa literalmente “tía”.
Cabe una matización, y es que en Corea distinguen a los familiares de parte paterna y a los de parte materna. Una tía por parte paterna, es decir, una hermana de tu padre, se le llama “gomo”. A la tía por parte de tu madre, es decir, hermana de tu madre, sería “imo”.
Por lo tanto, llamar a una camarera “imo” es una forma de tratamiento que pretende romper barreras sociales y tener un trata más cercano con ellas. En una sociedad de influencia confuciana donde la jerarquía social está muy marcada –Corea es una sociedad muy clasista– referirse a alguien que te sirve como (tu) “imo” es atribuirle una posición inversa a la que le correspondería socialmente, y por esa razón las camareras no lo perciben mal.
Pero, ¿por qué sólo se suele usar “imo” y no “gomo”? Un reciente estudio que se realizó a los jóvenes coreanos, reveló que mayoritariamente se sienten más próximos a los familiares por parte de su madre que de padre. Según esto, reforzaría la hipótesis de que así se pueden establecer una relación más familiar, cercana con la gente del restaurante, y que la próxima vez que vuelvan el trato sea incluso mejor, o que se acuerden de ellos.
Aunque siempre puede haber algún que otro coreano que se sienta discriminado, sobre todo los del lado del padre. Así que la próxima vez que vayas a una restaurante coreano, prueba con decir “GOMO” en lugar de “IMO”. A ver qué tal funciona. Si la reacción es buena, prueba con otros términos: TALMO (calvo) si el camarero es calvo, NEMO (cuadrado) si la camarera tiene la cara cuadrada, si la camarera es fría contigo ESKIMO (esquimal).