Parece que hoy no soy tan progre. No, no lo soy. Ya que me escandalizo de que pongan pinganillos y traductores en una sala donde todos se entienden todos. Es decir, todos los senadores de España conocen el castellano, todos lo hablan, todos los entienden, todos saben leerlo y escribirlo. Sin embargo, se ve como una prioridad que pueda hablar cada uno en su lengua materna… mira tu que discriminación. Yo estoy a favor de que cada cual en su casa hable el idioma que quiera, que en sus parlamentos lo hablen, oiga no importa, es una lengua, ya está: su utilidad es la comunicación. ¿Pero si estamos en un sitio donde todos entendemos un idioma porque hay que traducirnos? Yo lo entendería, de verdad, si alguno no lo entendiese, vale, pero en este contexto es una medida absurda. Me da igual que estos diputados representen a comunidades donde hay gente que como lengua nativa tiene el catalán, el gallego o el euskera, un diputado por hablar en catalán no va a defender mejor a Catalunya, muy al contrario podría joderlos a base de bien en ese mismo idioma. Y esto os lo dice alguien que está a favor de la co-oficialidad de las lenguas en todos los casos y, en el caso de que se desee, de la auto-determinación de las regiones que así lo soliciten. No lo digo por dinero (300.000 euros para un parlamento es como un café para mí) sino por el tiempo, el esfuerzo y la imagen que dan a la ciudadanía, que ve estas cosas y se pregunta si alguien se preocupa por ellos. Normal que consideren que los políticos son un problema.