¿Cómo preparo mi réflex para las vacaciones?

Publicado el 30 junio 2018 por Carlosgu82

Llegan las ansiadas vacaciones y toca desempolvar la bolsa de la cámara que algunos tendréis guardada para ocasiones como ésta. Si aún eres principiante y no sabes cómo hacer unas fotos de lujo para subir a tus redes sociales y quieres conseguir muchos likes, sigue leyendo, aquí te muestro algunos consejos sencillos ¡y rápidos!

Cuidado con la lente

Sabemos lo mucho que nos gustan las fotos de la puesta de sol iluminada sobre el mar… es una de las estampas más aclamadas y perseguida por todos, pero mucho cuidado, cualquier ventisca de arena inesperada puede dañar nuestra lente, y ¡ni se te ocurra limpiarla como lo harías con las gafas! Mi consejo es que solo saques la cámara en la playa con mucho cuidado y sin niños correteando alrededor que puedan salpicar arena, pero si eres atrevid@ y no quieres perder la oportunidad de fotografiar el mar, hazlo con sumo cuidado. Y, por favor, nunca cambies de objetivo en un lugar como éste, ya que si la lente es muy sensible, imagínate los espejos de su interior.

¿Cómo limpio la lente?

Si al final te decantaste por hacer la magnífica foto y una ráfaga de aire trajo consigo partículas de arena, no te preocupes, todos preferimos arriesgarnos y es algo que tiene solución.

Podemos utilizar un cepillo o soplador especial para objetivos para quitar estos granos de arena y evitar que se ralle la lente.

Para los que preferimos prevenir que curar, el uso de un filtro protector ultravioleta es la mejor opción: hay de todos los precios (desde 1 euro hasta más de 30) y consiste en una pequeña capa de cristal que colocamos sobre la lente de nuestro objetivo para evitar que sufra ningún tipo de daño al no recibir contacto con el exterior, es decir, realiza el mismo efecto que la pegatina o el cristal templado que protege los móviles. Para su limpieza, solo hay que retirarlo y limpiar de la misma forma que harías con la lente, pero con una gran diferencia: si se termina dañando, solo tendrás que desecharla y comprar otra, pero tu objetivo seguirá intacto.

Y ahora… ¿cómo hago buenas fotos?

Eso es algo más complejo, pero siempre viene bien conocer algunas sencillas características de la cámara réflex para poder utilizarla en modo MANUAL y sacar el máximo provecho, después solo es cuestión de práctica.

En primer lugar, elige bien tu posición. Si lo que quieres es fotografiar un edificio arquitectónico pero que salgan también la abuela y los niños, es mejor que evites la reiterada manía de colocar a los fotografiados a la altura del monumento. Como el edificio es mucho más grande que las personas, no temas alejarte lo suficiente para que salga entero, pero coloca a los fotografiados en un plano medio para que se vean bien sus caras (no queremos que tiempo después no podamos encontrarnos entre un sinfín de cabezas). Y ¿cómo hago para que colocándolos tan cerca, no tapen el edificio? Muy sencillo, deja el monumento que quieres fotografiar a la derecha y a tus familiares a la izquierda (y viceversa).

Cada tamaño de objetivo tiene distinta función. Intentando obviar por el momento las palabras más técnicas, en resumidas cuentas, un objetivo más largo (teleobjetivo) consigue ver imágenes alejadas más cercanas (como ocurriría con unos prismáticos) y permite ese efecto tan deseado de ‘enfoque selectivo’ (enfocamos bien una parte, y el resto permanece desenfocada). Por el contrario, un objetivo corto (macro) permite ver con gran detalle cosas pequeñas que tenemos muy cerca (como una flor o una mariquita), pero también garantiza realizar una fotografía amplia del paisaje en la que todas las partes aparezcan enfocadas ¿el problema? si es muy corto, la imagen puede salir algo distorsionada, pero es también un recurso artístico para utilizar. Lo más normal es utilizar un objetivo ‘estándar’, que es el que viene con la cámara.

Partes de una cámara Réflex

¡Adiós a la oscuridad! Existen básicamente tres formas de conseguir una mayor luz en nuestras fotografías, pero cada una de ellas trae algunas consecuencias, por lo que conviene conocer bien todas ellas para saber cuál utilizar en cada momento y de qué forma combinarlas entre sí.

La primera es la ‘velocidad de obturación’, lo que viene a ser, el rango de tiempo que pasa desde que pulsamos el botón hasta que se termina de hacer la fotografía. A más tiempo, mayor luz, pero cuidado, porque también pueden salir las fotos movidas. Si vas a utilizar una velocidad lenta, es mejor que poses la cámara sobre un trípode u otra plataforma lisa primero, ¡y que los fotografiados no se muevan nada!

La segunda es la apertura de la lente o ‘diafragma’, uno más abierto permite recibir una mayor luz, pero a su vez, disminuye la ‘profundidad de campo’, es decir, ocurre lo mismo que con el teleobjetivo, facilita que unas partes queden enfocadas y otras desenfocadas o ‘enfoque selectivo’.

Y, finalmente, el ISO. Seguro que recuerdas muchas fotografías que han salido con una especie de suciedad o grano, especialmente en cielos muy oscuros o cualquier superficie negra, esto ocurre por la sensibilidad o ‘ISO’, que permite realizar fotografías más luminosas con valores más altos (ISO igual o superior a 800) pero aumenta el ruido, así que mucho cuidado.

Por lo tanto, ¿qué valores debemos utilizar para fotografiar una estampa nocturna? La mejor opción es un ISO moderado, diafragma lo más cerrado posible y velocidad muy lenta (con trípode).

En todo caso, mira siempre la guía que aparece en la parte inferior de la pantalla de la cámara para no pasarte con la exposición (una foto quemada, también afea la imagen).

Eva Villasante Mena