La leishmaniosis canina es una enfermedad que no tiene cura. Se transmite a nuestras mascotas por la picadura de un mosquito cuya máxima actividad se da:
- Durante los meses cálidos.
- En zonas con abundante vegetación y humedad.
- Al atardecer.
Así, en España, la enfermedad está presente en todo el territorio español salvo en Canarias (que está libre de Leishmania), siendo Orense y Malaga las provincias con la mayor prevalencia de la enfermedad.
Actualmente, las únicas formas de prevenir la enfermedad son el uso de:
- Pipetas mensuales (Advantix, Frontline TriAct…) que se colocan sobre la piel con una condición, que hay que espaciar baño y pipeta dos días como mínimo. Su efecto contra la leishmania es como repelente frente al mosquito y su eficacia se calcula en torno al 50%.
- Collares cada 6 meses (Scalibor), cada 8 meses (Seresto) que se colocan en el cuello. Su efecto es igual que el de las pipetas, repele la picadura del mosquito y su eficacia es similar.
- Jarabes (Leishguard). Se administra una vez al día durante 4 semanas. Su efecto es el de estimular el sistema inmune (Inmunidad celular) para luchar contra el protozoo. En caso de regiones donde la prevalencia de la enfermedad no es estacional, es decir, dura todo el año (Sur de España), se debe administrar el jarabe cada 4 meses; así el fabricante recomienda administrarlo en febrero, junio y octubre. Se debe evitar su uso en perros con problemas hepáticos, digestivos o junto con el uso de ciertos medicamentos. Su eficacia es del 80%, siempre que se realicen 3 tratamientos al año.
- Vacunas (Letifend) anuales. Hace unos años, cuando salió al mercado la primera vacuna contra la lesihmania, se detectaron numerosas reacciones contra la misma (dolor, en el punto de inyección, reacciones alérgicas, pero la vacuna que hay actualmente contra la leishmania es muy segura y apenas ha dado sustos. Se puede administrar únicamente a perros de más de 6 meses de vida. Es efectiva a los 28 días de su inoculación, tiene una eficacia del 72% (muy por debajo de otras vacunas, pero por encima de pipetas y collares) y su efecto lo realiza al estimular la producción de anticuerpos frente al protozoo por parte del perro.
Como conclusión, la recomendación de los expertos es la de combinar como mínimo dos medidas de prevención, principalmente en aquellas áreas de mayor exposición al vecor.