Con el calor y el bochorno que caracterizan al verano, ¿a quién no le apetece darse un baño? Nadar o simplemente sumergirse en la piscina o en el mar son algunas de las actividades más refrescantes de la temporada, aunque a falta de recursos, los más pequeños siempre pueden optar por juegos de agua.
Al estar en contacto casi permanente con el agua, hay que tomar algunas precauciones para evitar accidentes, tales como utilizar un calzado antideslizante o secarse bien para prevenir la aparición de hongos. A todo ello debemos sumar algunas precauciones para evitar la otitis.
¿Qué es la otitis?
La otitis es una inflamación del oído que generalmente se debe a una infección. Suele producir fiebre y un dolor muy intenso, problemas de audición y mareos. En el caso de niños pequeños destaca también la irritabilidad, al no ser capaces de describir qué les pasa.
Si bien en muchas ocasiones las defensas del organismo consiguen hacer remitir la otitis, en algunos casos es necesario el tratamiento con antibióticos.
Prevenir la otitis
Los climas fríos y la exposición a agentes infecciosos y contaminantes favorecen la aparición de otitis, pero el buen clima no nos garantiza la inmunidad. Precisamente el constante contacto con agua predispone los oídos a nuevos agentes agresivos.
Por eso, te recomendamos algunas prácticas con las que proteger tus oídos y los de los más pequeños en estos días de sol y agua:
- Evita bañarte en aguas contaminadas
- Controla el pH de tu piscina
- Utiliza gorro de baño para nadar; de este modo evitarás que el agua entre en tus oídos
- Después bañarte, seca los oídos cuidadosamente con una toalla, ladeando la cabeza para facilitar la salida de agua
- Evita rascar el conducto auditivo; podrían producirse pequeños rasguños susceptibles de infectarse con la entrada de agua
- Evita el uso de bastoncillos de algodón, líquidos o aerosoles, en especial con los más pequeños
- Limita el tiempo de baño de los niños, y procura que hagan descansos de alrededor de una hora entre baño y baño
Recuerda que el oído, más allá de ser el sentido de la audición, es el responsable de controlar tu equilibrio. ¡Cuídalo!