Con su cerebro distribuido, el pulpo es como Internet, mientras que los seres humanos están atrapados en CPUs.
El pulpo es extraño: cuerpo inquietantemente maleable, patas con ventosas con clavos, piel que se puede transformar en una imitación convincente de algas o arena en un instante. Puede resolver laberintos, abrir tarros, usar herramientas. Incluso tiene lo que parece ser una sofisticada vida interior.
Pero lo más extraño acerca del pulpo es que tiene un cerebro diferente al de cualquier criatura que podríamos considerar como inteligente. De hecho, el cerebro del pulpo es tan diferente del de la mayoría de los animales que estamos acostumbrados a estudiar que contiene una rara promesa: Si podemos entender cómo gestiona el pulpo sus complejas hazañas cognitivas, podríamos estar más cerca de descubrir algunos de los elementos fundamentales del pensamiento y desarrollar nuevas ideas acerca de cómo evolucionó la capacidad mental.