Cómo quedaría el nuevo congreso español con circunscripciones autonómicas

Publicado el 28 diciembre 2015 por Pasaporte Electoral @pasapelectoral

La poca proporcionalidad del sistema electoral español ha vuelto a quedar de manifiesto a raíz de los resultados del pasado 20N. De nuevo el sistema electoral ha sido criticado ampliamente tras las elecciones, sobre todo desde los partidos que han salido perjudicados del reparto. Normalmente se suele hacer hincapié en la fórmula de reparto de escaños, la conocida fórmula d'Hondt, las hay más proporcionales, pero no es esta la razón que explica la poca proporcionalidad del sistema electoral español. Son las circunscripciones, constitucionalmente blindadas, las que desvirtúan el reparto de diputados.

Normalmente la circunscripción electoral o bien es única (como en el caso de Países Bajos, Israel o España en las elecciones europeas), uninominal (Reino Unido, Francia), plurinominal o se combinan varias (sistema electoral alemán). El sistema español respondería a un sistema plurinominal pero con demasiadas circunscripciones que reparten poco diputados, es decir, con circunscripciones demasiado pequeñas. Los principales beneficiarios de este reparto son los partidos más votados, los únicos que pueden repartirse los escaños en las provincias más pequeñas (2-5 diputados). También aquellas fuerzas que tienen el voto territorialmente concentrado y son allí las más votadas se han beneficiado de este sistema electoral (CiU en Cataluña o el PNV en el País Vasco). En cambio tradicionalmente las fuerzas más perjudicadas son aquellas que reparten sus votos en todo el territorio pero no consiguen alcanzar la primera o segunda posición (IU, UPyD y en menor medida ahora Podemos y Ciudadanos), y se quedan lejos de conseguir representación en buena parte de las provincias españolas. Las circunscripciones más pequeñas, las que reparten entre 2 y 4 escaños, son además provincias poco habitadas y donde predomina el ámbito rural. Es decir, como primera conclusión, es un sistema electoral que premia a los partidos más votados, favoreciendo el bipartidismo y aumenta la representatividad de la España rural en detrimento de la urbana.

Normalmente cada vez que se producen elecciones en España, para dejar en evidencia la poca proporcionalidad del sistema electoral español, se trasladan los resultados a un escenario en el que España tuviese una sola circunscripción que abarcara todo el Estado. Lo que pocas veces se realiza es una proyección teniendo en cuenta la comunidad autónoma como circunscripción, lo que tendría cierto sentido en un estado semi-federal como el español y vincularía más fácilmente al diputado con el territorio que una lista única. De hecho algunos senadores son elegidos por los propias autonomías, por lo que la referencia autonómica ya existe tangencialmente en nuestro sistema electoral para las instituciones centrales. En el artículo vamos a hacer este ejercicio, para ver como quedaría el parlamento español si la circunscripción fuese la Comunidad Autónoma y no la provincia.

El primer paso sería ponderar el reparto de escaños entre las Comunidades Autónomas según su población. Si reservamos dos diputados, uno para Ceuta y otro para Melilla, nos quedarían para repartir 348 escaños entre las 17 Comunidades Autónomas. El reparto quedaría de la siguiente forma: Andalucía 63 diputados, Aragón 10, Asturias 8, Baleares 8, Canarias 16, Cantabria 4, Castilla La Mancha 16, Castilla y León 19, Cataluña 56, Extremadura 8, Galicia 21, La Rioja 2, Madrid 48, Navarra 5, Pais Vasco 16, Murcia 11 y Comunidad Valenciana 37. ¿Quiénes ganarían y perderían en este nuevo reparto de escaños? Claramente hay dos grandes perdedoras, Castilla y León, que perdería 13 diputados y Castilla La Mancha que perdería 5. También perderían diputados Aragón (3), Extremadura (2), Galicia (2), La Rioja (2), País Vasco (2) y Cantabria (1). Las grandes beneficiadas del nuevo reparto serían la Comunidad Autónoma de Madrid (12), Cataluña (9) y la Comunidad Valenciana (5). También ampliarían su representación Andalucía (2), Canarias (1) y Murcia (1). A simple vista por tanto se confirma que el sistema electoral actual favorece a las zonas rurales (Castillas, Extremadura, Galicia) frente a las más urbanas (Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana).

Una vez tenemos el reparto de escaños por comunidades los distribuimos según los resultados electorales del 20D. Aplicaremos la barrera electoral del 3% en cada circunscripción (como veremos más adelante bajando la barrera al 1% sólo se producirían pequeños cambios en Cataluña). Con estos condicionantes el resultado sería el siguiente (entre paréntesis el resultado bajo el actual sistema electoral): PP 109 (123), PSOE 81 (90), Podemos 78 (69) de los cuales En Comú Podem 15 (12), Compromís-Podem 10 (9) y En Marea 5 (6), Ciudadanos 48 (40), ERC 9 (9), DiL-CDC 9 (8), Unidad Popular 7 (2), PNV 4 (6), Bildu 3 (2), CC 1 (1) y BNG 1 (0). Por tanto los grandes perjudicados serían el PP que perdería 14 diputados y el PSOE que perdería 9, también vería menguada su representación el PNV que perdería dos diputados (proporcionalmente quien más pierde) y En Marea que perdería 1. En cambio se verían beneficiados Podemos con 6 escaños más, En Comú Podem 3 y Compromís-Podem 1, que compensarían la pérdida del diputado gallego de En Marea. Ciudadanos conseguiría 8 escaños más y también se beneficiaría Unidad Popular pasando de 2 diputados a 7. Por último bajo la circunscripción autonómica sumaría un escaño más Bildu y la plataforma liderada por Convergencia; el BNG conseguiría representación.

El PP perdería 9 escaños por Castilla y León, 3 por Castilla la Mancha, 2 por Andalucía, 2 por Aragón, 2 por Galicia, y 1 por Extremadura y La Rioja. En cambio ganaría 3 por Madrid y 1 por Cataluña y la Comunidad Valenciana. El PSOE perdería 5 escaños por Castilla y León, 2 por Castilla La Mancha, 2 por Aragón, 2 por Extremadura y 1 por Andalucía, Galicia y País Vasco. En cambio ganaría 3 por Madrid y 1 por Cataluña y la Comunidad Valenciana. Podemos ganaría 3 escaños por Madrid y 1 por Andalucía, Castilla La Mancha, Canarias y Murcia; tan sólo perdería un diputado por La Rioja. En Comú Podem ganaría 3 escaños, Compromís-Podem 1 y En Marea perdería 1 diputado. Ciudadanos conseguiría 3 escaños más por Cataluña, 2 por Madrid, 1 por Andalucía, Aragón, Extremadura, Galicia y Comunidad Valenciana, sin embargo perdería 1 diputado por Castilla La Mancha y otro por Cantabria. Por último Unidad Popular sumaría a sus 2 escaños por Madrid, 3 por Andalucía y 1 por Castilla y León y la Comunidad Valenciana, por lo que perdería (al quedar sin representación en algunos territorios) tan sólo un tercio de sus votos.

Por último, ¿que ocurriría si en vez de aplicar una barrera del 3% a la circunscripción autonómica aplicásemos una barrera del 1%? Sólo la circunscripción de Cataluña vería modificados sus resultados; entraría, con un escaño cada uno, Unió y el PACMA, en detrimento de 1 escaño de En Comú Podem (se quedaría en 14) y de Ciudadanos (se quedaría en 47).

Con este ejercicio sólo hemos querido aportar una nueva reflexión sobre la necesidad de hacer más proporcional el sistema electoral español. No queremos decir con esto que la circunscripción autonómica sería la mejor opción, pero sí que sería interesante estudiarla ya que se encuentra a medio camino entre el sistema actual y el de la circunscripción única, con la que posiblemente se perdería la vinculación territorial del representante. Añadimos además la necesidad de ponderar por población el reparto de diputados, muy desequilibrado debido a la multiplicidad de pequeñas provincias en algunas comunidades como las Castillas.

Categorías: España, Sistema Electoral