Recibo muchas cartas de familias y siempre intento responder.
No puedo responder desde el punto de vista de un profesional de la adopción - un psicólogo o un trabajador social, por ejemplo - pero sí puedo responder como una madre, que lee mucho y que tiene mucha experiencia personal con la adopción.
Con el permiso de una madre, una lectora de este blog, me gustaría compartir su carta para después, comentar sobre ella:
"Tengo una hija de 4 años que hoy me ha dicho que quiere conocer a su madre biológica, tan chiquita casi me da un infarto... Ella sabe que es adoptiva desde los dos años. ¿Es común que exprese este deseo tan tempranamente?
Yo traté bastante a la madre biológica porque adopté a mi hija al nacer, y la conocí cuando estaba embarazada de 4 meses. Es una señora que tenía 9 hijos anteriores y creo que su idea fue encontrar un hogar mejor para su hija, dado que la familia biológica es de muy escasas recursos. Esta madre siempre me pareció una mujer bastante excepcional e inteligente; supongo que la tengo idealizada, pero así me parece la señora.
El tema es ¿Cómo transmitirle a mi hija que su madre bioógica es una mujer con bastantes cualidades a favor, y al mismo tiempo decidió darla en adopción. En verdad, la madre biológica estaba fascinada con la idea de que su hija iba a ser creada en la ciudad, por una persona con recursos y estudios... (yo) :)) Así que cuando pienso en las preguntas de mi hijita y en su madre biológica, a quién tengo mucho respeto y cariño, siento una mezcla de emociones... cariño, culpa y cierta tristeza porque Emma podría haber estado con su familia biológica, pero su madre decidió darla, por las condiciones socioeconómicas y sociales complejas (su primer hijo lo tuvo a los 16 y la que es mi hija la tuvo a los 43) y merced a las cuales yo hoy tengo una hijita maravillosa (ja - que madre no diría esto).
Bueno, me despido con un nudo en la garganta pensando en como transmitir todo esto a mi hija, que me hace variadas preguntas con sus cuatro años."
Las preguntas de esta madre son las de muchísimas familias.
Vamos a comenzar con la primera: ¿Es normal que empiezan a pregunta tan pronto?
Hay dos libros que han sido muy útiles para mí a la hora de comprender las necesidades de nuestros hijos en la etapa preescolar. El primero es el que siempre recomiendo aquí "Soy Adoptado" por David Brodzinsky y el segundo se llama "Hablando de la adopción con los niños pequeños" por Watkins y Fisher (pero solo en inglés).
Brodzinsky nos explica que por mucho que los pequeños pregunten y por mucho y muy bien que nosotros les respondemos, todavía no son capaces de comprender la verdadera significado de la adopción. Porque comprenderlo requiere un desarrollo cognitivo más avanzado, además de un sinfín de conocimientos sobre las relaciones humanas y las instituciones de la sociedad que han intervenido en su destino.
Para un niño pequeño: ¿Qué es una madre biológica? ¿Qué es un juez o un psicólogo? ¿Qué significa realmente formar parte de un árbol genealógico - o no formar parte de ello? ¿Qué son los genes y qué efecto tienen sobre nosotros? Son todos conceptos demasiado abstractos, complejos y difíciles de comprender para un niño en la etapa preescolar.
Watkins y Fisher, por su parte, reproducen las conversaciones que una veintena de familias han tenido con sus peques sobre distintos aspectos de su adopción. Es curioso leerlos y ver las muchas formas que los niños tienen de interpretar las historias que cuentan sus padres. Una niña pensaba que su madre le había robado a su "otra madre" (la biológica), otros cuentan historias de animales perdidos que encuentran una familia. Otros preguntan y luego rechazan las respuestas porque no quieren ser adoptados, quieren que sus madres y padres les digan lo que quieren oír: que han salido de la barriga de mamá.
Mi hija cuando tenía 3 años preguntó si había estado en mi barriga. Luego con 4 comenzó a expresar su deseo de conocer a sus padres biológicos, quería ir a verles. Si fuéramos a China ¿Por qué no pasar por su casa? Cuando le dije que no sabía dónde estaban, comenzó a dibujar mapas para enseñarme como llegar. Cuando le expliqué que simplemente no iba a ser posible, por mucho que a mí también me gustaría encontrarles, sugirió que les llamáramos por teléfono. ¿Por qué no? Con 4 o 5 años, todo es posible. Si Los Reyes Magos pueden entrar en casa para dejar regalos, ¿por qué no podemos llamar a quién queremos o seguir un mapa inventado para llegar al tesoro?
Según Watkins y Fisher, puede que los niños no comprendan lo que les intentamos decir, pero esto no significa que no se sienten mal o tristes. Esto a sido mi experiencia también. Mi hija ha mostrado tristeza desde pequeña por no poder encontrarse con la familia que perdió al nacer. Pero, como nos explican estas autores, lo importante a esta edad es ser igual que los demás y lo que más inquieta a nuestros hijos en la etapa preescolar es descubrir que son diferentes. Su tristeza, según estas profesionales de la psicología, está más relacionada con esto que con otra cosa. Quieren haber estado en la barriga de su mamá como los demás. Quieren estar con su familia de nacimiento como los demás.
Entonces, la respuesta a esta primera pregunta parece ser que sí - que es normal que los niños comienzan a hablar de su adopción y hacer preguntas a estas edades tempranas. Lo que pasa es que no están interpretando los hechos como lo hacemos nosotros.
Será más adelante con 6 o 7 años que realmente comienzan a comprender que para ganar una familia han tenido que perder otra... Será otra etapa, en el que su desarrollo cognitivo va a requerir otras respuestas.
En cuanto a la segunda pregunta - ¿Cómo representar a la madre biológica? Pues, hay otro libro que me gustó: "Diciendo la Verdad a tu Hijo Adoptado o de Acogida" (solo en inglés). Las autoras nos recuerden que: todos queremos que los demás hablan bien de nuestra familia. Tenemos que recordar que la familia biológica de nuestros hijos siempre formará parte de ellos. Estas autores - que tienen muchos años de experiencia trabajando con familias adoptivas - recomiendan que incluso si la familia biológica tienen problemas graves, que hagamos un gran esfuerzo para retratarles desde una perspectiva de comprensión. Esto significa que podemos reconocer situaciones problemáticas y comportamientos inadecuados sin juzgarlos, ni justificarlo - simplemente reconociendo lo que ha ocurrido e intentando hacer ver a nuestros hijos la complejidad de la vida y el hecho de que no todo siempre sale perfecto, que a veces los seres humanos se equivocan, hacen cosas que no deben de hacer, toman decisiones no muy adecuadas y se ven obligados a enfrentarse a consecuencias dolorosas.
Creo que la madre que escribió nuestra carta haré muy bien hablando bien de la madre biológica de su hija, y diciéndole poco a poco - a lo largo de su niñez y juventud - toda la verdad que sabe sobre ella. Más tarde, su hija podría, en algún momento, enfadarse con la familia biológica por no haberse quedado con ella. Puede que sí, puede que no. Y si llega ese momento, estas autores dicen que lo mejor es reconocer su derecho de sentir como se siente, sin añadir comentarios negativos sobre las personas de su pasado.
Una vez una madre me dijo que tenía una foto de la madre biológica de su hija. No sabía qué hacer con ella. Le dije que me parecía que lo mejor sería ponerlo en un marco bonito y dejarlo en la estantería para que creciera con ella.
Personalmente, creo que lo mejor que podemos hacer es incorporar a la madre biológica - y el padre y los posibles hermanos - en nuestra familia desde el principio. Porque todo lo que sabemos sobre las personas que han sido adoptados, nos enseña que estos personajes están muy presentes en sus vidas. Muchos dicen que piensan en ellos todos los días - TODOS LOS DIAS.
¿Por qué no hablar de ellos con naturalidad, entonces? ¿Por qué no reconocer cualquier cualidad positiva que sabemos - incluso si lo único que sabemos es que los padres fueron capaces de llevar a nuestro hijo a un lugar seguro para que pudiera llegar a nosotros?
Cierto es que nunca debemos inventar historias ni pintar de rosa lo que no lo es. Hay que ser sincero, pero escogiendo un enfoque realista, diciendo la verdad con diplomacia, cariño, comprensión. Y si creemos que estamos idealizando a los padres biológicos, llegará la etapa de su desarrollo en el que podemos hablar de esto con nuestros hijos, que seguro que también dará mucho que hablar.
Porque al final del día, no hay destino, solo un camino. Y nosotros podemos dejar a nuestros hijos ir solos por ese camino o podemos acompañarles - por muy pequeñitos que sean el día que deciden emprender su viaje.