Entre otras cosas, el Señor le pidió difundir la devoción a sus Santas Llagas, signo del sufrimiento en la cruz que por amor padeció en favor nuestro, revelándole que sus llagas son un tesoro y una fuente infinita de la Gracia Divina, a la que debíamos recurrir sin cansancio todos los cristianos para obtener perdón, misericordia y muchas otras gracias particulares con las cuales sostener nuestra vida de fe.
Nuestro Señor Jesús le dijo a la Hermana María Martha: "Con estas invocaciones eres más poderosa que un ejército para detener a mis enemigos".
Así que recomendamos ampliamente practicar y difundir esta hermosa devoción.
¿Cómo rezar el Rosario de las Santas Llagas de Jesús?
Tomando la camándula (rosario), en la Cruz diremos: "Oh Jesús, Redentor Divino, se misericordioso con nosotros y con el mundo entero".
En las siguientes tres cuentas diremos:
- Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero. (en la primera cuenta)
- ¡Perdón! ¡Misericordia, Jesús mío! Durante los presentes peligros, cúbrenos con tu preciosa Sangre. (en la segunda cuenta).
- Padre Eterno: Ten misericordia por la Sangre de Jesucristo, tu Hijo único; ten misericordia de nosotros, te lo suplicamos. Amén, amén, amén.
En las cuentas grandes, pensando en Jesús crucificado, haremos una adoración a cada una de las 5 Llagas (una por cada decena). Por ejemplo, en la primer cuenta grande, diremos:
Jesús mío, yo adoro las Santas Llagas de tus pies, y por el dolor que en ellas sufriste y la Sangre que de ellas derramaste, te suplico que perdones mis pecados y que tengas misericordia de mi alma y la de todos mis hermanos.
Padre Eterno, yo te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para que cures las llagas de nuestras almas.
En las 10 cuentas pequeñas diremos:
Jesús mío, perdón y misericordia, por los méritos de tus Santas Llagas.
En la segunda cuenta grande para iniciar la segunda decena, diremos:
Jesús mío, yo adoro la Santa Llaga de tu costado, y por el dolor que en ella sufriste y la Sangre que de ella derramaste, te suplico que perdones mis pecados y que tengas misericordia de mi alma y la de todos mis hermanos
Padre Eterno, yo te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para que cures las llagas de nuestras almas.
En la tercera, cuarta y quina cuenta grande solo cambiará la Llaga (Llaga de la mano izquierda, Llaga de la mano derecha, Llagas de la cabeza).
Al finalizar las cinco Llagas y para concluir el Rosario diremos tres veces:
Padre Eterno, yo te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para que cures las llagas de nuestras almas.