El corazón es uno de los órganos vitales de nuestro organismo, y además es un músculo. Por lo tanto, como músculo que es sufre una serie de adaptaciones cuando practicamos ciclismo.
Cómo funciona el corazón
El corazón es el órgano que se encarga de bombear la sangre para que llegue a todos los rincones de nuestro organismo.
Está compuesto por cuatro cavidades, dos aurículas y dos ventrículos. Por las aurículas, situadas en la parte superior del corazón entra la sangre, y por los ventrículos, situados en la parte inferior, la sangre sale.
En nuestro organismo tenemos dos circuitos compuestos por arterias y venas. Por un lado tenemos el circuito pulmonar y por otro el circuito sistémico.
El circuito pulmonar es el que se encarga de oxigenar la sangre. La sangre desoxigenada sale del ventrículo derecho en dirección a los pulmones. Aquí se oxigena la sangre y vuelve al corazón entrando por la aurícula izquierda.
El circuito sistémico es el que se encarga de transportar la sangre oxigenada por todo nuestro organismo. Una vez ha entrado la sangre oxigenada por la aurícula izquierda, pasa al ventrículo izquierdo, y de aquí sale la sangre oxigenada a través de la arteria aorta y se irá repartiendo por todo nuestro organismo.
Una vez la sangre oxigenada se ha repartido por nuestro organismo, regresa de nuevo al corazón a través del sistema venoso entrando al corazón por la aurícula derecha. Esta sangre desoxigenada entrará de nuevo al ventrículo derecho y comenzará de nuevo el ciclo.
Adaptaciones del corazón
Durante una actividad física, nuestros músculos demandan más oxígeno que en condiciones normales. Por este motivo aumenta nuestra frecuencia cardíaca, para atender a las demandas de nuestra musculatura.
Cuanto más intensa sea la actividad deportiva, mayor será la frecuencia cardíaca, ya que la demanda de oxígeno será mayor.
Pero como músculo que es, el corazón también se desarrolla y crece con la actividad física. Sobre todo en los deportes de resistencia, este órgano tiende a aumentar de tamaño. Si aumenta de tamaño puede bombear más cantidad de sangre con menos latidos. Por ese motivo nuestras pulsaciones van decreciendo paulatinamente cuando practicamos un deporte de resistencia de forma habitual.
No obstante la frecuencia cardíaca no solamente depende del tamaño del corazón, sino que tiene también un componente genético. Hay personas que simplemente por genética tienen el pulso más lento o más rápido que otras.
Para saber si nuestro corazón funciona bien cuando estamos haciendo una actividad deportiva es recomendable hacerse una prueba de esfuerzo. En una prueba de esfuerzo se va a comprobar como funciona este órgano cuando estamos realizando un esfuerzo intenso.