Ser bloguero, feisbuquero y tuitero, no convierte automáticamente a una persona en un verdadero profesional del Community Management.
Una cosa es tener cierta experiencia en la gestión de un blog personal, o de algún otro medio social, y ser aficionado a las redes sociales. Y otra muy distinta, poseer la capacidad de tomar decisiones sensibles para una empresa, saber cómo manejar una crisis de Social Media y/o de tener la responsabilidad de mantener la imagen corporativa de la misma, en función de los KPI, y en comunicación con el resto de los entes y departamentos involucrados.
La mayoría de los actuales Community Managers comenzaron como blogueros/as entre 2004 y 2007, con un gran sentido de “early adopters”, y con mucha afición a las redes sociales y sus tendencias. Luego pasaron a autodefinirse y perfilarse poco a poco, pero de forma precisa, en sus nuevas funciones. Convirtiéndose al mejor estilo “kafkiano” en verdaderos estrategas del Social Media. Transformando, en muchos casos, lo que un día comenzó como un hobby, en una profesión a toda regla.
También están los que han decidido convertirse en Community Managers de forma “académica”, y que justo ahora están estudiando o ya han culminado sus estudios en especialidades digitales, ya sea en Posgrados sobre Community Management o en institutos técnicos de nueva creación que proveen de titulación específica en esta área.
Y finalmente, tenemos los que han escogido el camino de la combinación. Es decir, a los que se han formado de forma empírica, a través de un proceso de aprendizaje tipo “ensayo y error” a través de los años, y que han decidido ahondar un poco más estudiando formalmente algún curso o posgrado, para complementar y enriquecer sus conocimientos previos.
Así que en síntesis, podemos encontrarnos con tres tipos de Community Manager, y con tres caminos para convertirnos en uno, en donde no me atrevería a decir que alguno tiene preponderancia sobre el otro, ya que hay muchas más variables en juego, como por ejemplo la experiencia, las habilidades y el resto del perfil del profesional.
No obstante, y en base a mis últimas experiencias con distintos profesionales del sector… Me están generando más confianza los del tercer grupo (los “combinados”), y que intentan convertirse en Community Managers de forma académica, luego de tener algo de exposición a trabajos formales en Social Media; es decir, los que están actualmente aprendiendo y preparándose en universidades a nivel de posgrado o en los completos cursos que ofrece AERCO.
De la misma forma me generan menos confianza los que sólo han escogido el camino empírico. Me parece que la teoría es un buen complemento, y me atrevería a decir que cada vez más necesario.
Para los interesados en la parte formativa, les comento que me gustan las iniciativas de OBS e IL3 (Universitat de Barcelona), así como La Salle y el INESDI, cuyos programas ofrecen una metodología coherente y estructurada, y que cuentan con profesores experimentados que enseñan sobre las funciones a las que se van a enfrentar los futuros profesionales, y que van mucho más allá de gestionar una simple cuenta de usuario en cualquier red social.
Hasta ahora son las únicas formas conocidas que permiten a un aficionado a las redes sociales a convertirse en Community Manager.