¿Cómo se hace?

Por Maternarte
Me pasa como mamá que constantemente me estoy replanteando lo que voy haciendo con la educación, formación y cuidado de mi hijo.
Algo que hace un tiempo descubrí que para mí como madre es importante, es respetar su ser. Una va formando y educando, pero no soy de las que pretenden que un niño bueno es el que se queda quieto, sentado y callado... si así fuera, estaría "frita", mi pequeño hijito al que tanto amo es un "tornado" :)
Primero no sabía qué hacer frente a esta situación. Nicolás fue tremendamente inquieto desde que estaba en la panza, era increíble cuánto se movía. Siempre, incluso de bebé, fue muy inquieto. Y como siempre digo, él nunca aprendió a caminar: él corrió desde el principio. Y al año y tres meses ya se trepaba a todo, pero a todo, eh, cosa que al día de hoy, a sus dos años y cinco meses, sigue haciendo. No es fácil ser mamá de un niño así, porque nunca pero nunca para. En mi casa tengo casi todo acondicionado para que él no corra peligros (bueno, que abra los cajones y se trepe cual escalera ya no puedo "controlarlo") o no se rompa nada. El tema está cuando vamos a otro lado, pero bue, se hace lo que se puede.
Como decía recién, al principio no sabía qué hacer. Pero luego me dije "él siempre ha sido así, él es así"... ¿por qué habría yo de cambiarlo? ¿transformarlo en alguien quieto y callado? ¿para conformar a quién?  Entonces, empecé a relajarme respecto de esta cuestión, y decidí respetarlo, cuidándolo, pero respetarlo.
Mi preocupación, claro, es cómo seguirá la cuestión. Porque luego entrará a la escuela, donde hay que estar sentados y quietos por horas... ¿qué hacer para ir adaptándonos de a poco hasta que llegue el momento?
Ayer volvió a saltarme la duda... llego a la guardería a buscarlo, y me ha pasado un par de veces, estoy a punto de tocar el timbre y escucho que la seño todavía está leyendo el cuento. Como no me gusta interrumpir, sobre todo por los niñitos, no toqué y me quedé esperando, mientras escuchaba...
Y escuchaba... y el cuento se hizo laaaaargo (a pesar que ya era la hora de salida) y la seño, como seguro se daba cuenta de esto, leía a "mil palabras por segundo"... me aburrí... y dije "mi Dios, si yo ya me aburrí con este cuento largo y leído tan rápido, me imagino esos niñitos, mi hijito"... y fue gracioso, porque lo pensé y ví unas manitas que empezaron a tocar el vidrio (yo sabía que eran las de mi Nico) y luego ví su carita (era un vidrio opaco, pero igual se notaba que era él)... Finalmente, la seño terminó el cuento, y las mamás y papás pudimos reencontrarnos con nuestros retoños.
Pero yo no pude evitar quedarme pensando... sobre la educación que uno va pensando y planificando como madre (y como padre, pero yo estoy sola), y luego el sistema educativo al que nuestro hijo se incorporará. Al menos en mi país, Argentina, el sistema educativo es arcaico, rígido, masificador... Todos entran al sistema para ser iguales, todos tienen que poder lo mismo al mismo tiempo (sino, se es un retrasado, o superdotado, pero estos también mueren en el sistema masificador), y cualquier rastro de espontaneidad, originalidad o creatividad queda totalmente de lado... Y me quedé muy preocupada, porque me pregunté, por un lado, yo quiero como madre respetar el ser único y original de mi hijo, pero cuando ingrese al sistema educativo, se espera que se adapte a la masa... entonces, ¿cómo se hace?
Heeeeelppppppp (ayuuuuudaaaaaaaa) :)