Bien sabemos que en cuestiones de intimidad no hay recetas, ni fórmulas para el amor; como no las hay para miles de cosas, pero… ante una nueva relación, cuando no conocemos los gustos y placeres del otro ¿Qué lenguaje utilizamos? ¿Cómo nos manejamos? ¿Qué hacemos? ¿Cómo?.
Cierto es que no resulta saludable ir a lo conocido sin la posibilidad de sorpresa, que descubrir andando es mágico, que premeditar formas y acciones suena vacío…
Muchos detalles se me ocurren mientras escribo. Tanto hombres como mujeres tenemos determinados rechazos y/o encanto con algunos de ellos…
A él:
- No les gusta que se desvista sola.
- No les gusta que se quite toda la ropa
- Le encanta el sexo con la tanga puesta y apenas hacia un costado
- No les gusta que se deje algo de ropa
- No les gusta que utilice vocabulario vulgar
- Le gusta que lo use
- No le gusta que pida lo que desea
- Le gusta que lo pida
- No le gusta que acaricie partes de su propio cuerpo durante el sexo
- Le excita que se acaricie mientras están juntos.
- Le gusta depilada completa
- No le gusta toda depilada.
- No soporta los gritos de excitación y placer.
- Ay los malos olores y sabores
A ella:
- No le gusta que se deje los calcetines
- Demasiada suavidad la aburre
- No le gusta que sea brusco
- Le encanta la vulgaridad durante el sexo
- No le gustan las palabras vulgares.
- Adora mostrarse desnuda.
- No le gusta que la vea en detalle y con plena luz.
- Le gusta contar sus fantasías
- No le gusta escuchar las de él.
- Los depilados la enfrían, el hombre debe tener vello
- Le gusta depilados.
- Sexo cuando ella quiere, el pedido da rechazo.
- La excita que grite mucho.
- No al mal aliento.
- Ay los malos olores y sabores.
Todos estos aspectos y los que se les puedan ocurrir parecen simples, que con charla o mayor conocimiento pueden salvarse, pero… en ocasiones, hacen que una relación termine antes de empezar y para todo lo demás, ese mínimo comportamiento puede arruinar un encuentro para siempre.