No hay nada más triste que el soniquete del piano de una cajita de música, por mucho que la bailarina no pare de bailar, ni más melancólico que el pétalo de una rosa secuestrada entre dos páginas que ya no significan nada. Es como ponerle diques al mar, o poner una taquilla para aquel que quiera retozar en el campo.
La verdad es que estas últimas veinticuatro horas han dejado fuera de juego a este vecino del mundo, y eso que uno ya pensaba estar curado de espanto. Pero sinceramente me han producido gran tristeza esas protestas por esos asientos v.i.p. que antes se otorgaban durante la cabalgata de reyes madrileña a todo aquel que tuviera mano izquierda, o para ser más precisos, mano derecha, y que como esta vez se han otorgado a discapacitados ya ha habido dedos acusadores, otra vez, hacia Manuela Carmena. Una oda al egoísmo más clasista.
Cuando uno verdaderamente está haciendo el ridículo protestando por una prebenda que en realidad es eso, y se otorga si se otorga, y no se da cuenta del morro que está teniendo al quejarse por algo que debería ser una excepción y no una costumbre, quiere decir que el “a dedo” y el “porque sí” están tan introducidos en este país, que hay gente que desgraciadamente ya no distingue cuando está haciendo mal las cosas.
porque puede cantar, sin parpadear, aquella canción de Jeanette que decía “soy rebelde porque el mundo me ha hecho así”. Y a ellos les ha esculpido así una cultura de la política derechona y dictadora que no es que barriera para su casa, sino que era un auténtico tsunami de dirigir prebendas para ellos y los de su linaje. Y no pueden cambiar porque no distinguen, al pensar erróneamente, que todo lo suyo, o que creían suyo, es correcto.La queja de ayer de la exdiputada del Partido Popular y miembro de la fundación FAES, Cayetana Álvarez de Toledo, se ha convertido en una de las “etiquetas” más contestadas de estas últimas veinticuatro horas, en Twitter, y el centro del cachondeo en las redes sociales, tras su último y cruel ataque a la Alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, con un tweet que decía
“Mi hija de 6 años: "Mamá, el traje de Gaspar no es de verdad." No te lo perdonaré jamás, Manuela Carmena. Jamás.
De lo cual se pueden deducir dos cosas, que Doña Cayetana no usa ropa de Agatha Ruiz de la Prada, ya que los diseños, por llamarlos de alguna manera, de los supuestos Magos de Oriente la recordaban en parte, y que la exdiputada solo reacciona cuando le tocan la familia. Lo que por otra parte nos pasa a todos, con la única diferencia que mientras el españolito de a pie reacciona por la casa que les intentan requisar, o el dinero que les ha desaparecido de su banco por confiar en ellos, los protegidos por los tejemanejes politiqueros se preocupan por cómo se visten los sueños.
Está claro que los que eran VIP hasta ahora en la Villa y Corte tienen un orden de prioridades bastante diferente al común de los mortales, y además ni les importa.*FOTO: DE LA RED