Cómo ser emprendedor...

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Aunque se pongan los mejores esfuerzos en un emprendimiento, si la estrategia no está bien enfocada y los objetivos tampoco están del todo claros, entre otros errores, las probabilidades de fallar a final del camino son altas. Por eso conviene estar atentos a las señales y no repetir equivocaciones pasadas. Vea acá si se siente interpretado por algunos de los desaciertos comentados por expertos.

En el ambiente emprendedor el error tiende a ser asumido como inherente a este proceso, dentro del cual buena parte de los esfuerzos se relacionan precisamente con aminorar estas equivocaciones y, si se llegan a dar, que errar sea barato y en una etapa temprana del emprendimiento. Lo más seguro es no exista emprendedor en el mundo que no haya cometido equivocaciones, pero la diferencia entre uno exitoso y los que quedan en el camino, es la capacidad de aprender sobre el camino trazado y equivocarse lo menos posible.

José Ernesto Amorós, parte del equipo realizador del trabajo de investigaciónGlobal Entrepreneurship Monitor y director de Investigación Facultad de Economía y Negocios Universidad del Desarrollo (UDD), explica que al igual que muchas actividades diarias, las personas, equipos u organizaciones a veces salen airosas justamente porque tuvieron la capacidad de reducir la incidencia de errores. “Obviamente hay errores y errores. Como en algún momento expresó un antiguo CEO de 3M al comentar que la empresa toleraba los fracasos bien intencionados”, pero él mismo hacía énfasis en que “al final, tiene que haber resultados. No podemos dejar que los proyectos duren indefinidamente”, en clara alusión a que todo tiene un límite justo y razonable, asegura.

A su vez, Alan Farcas, director Ejecutivo de la Escuela de Negocios de laUniversidad Adolfo Ibáñez (UAI), comparte con Innovación.cl otro ejemplo que evidencia la valoración que se le puede dar al error. Cuenta que hace algún tiempo, un gran ejecutivo de Estados Unidos perdió US$ 20 millones en un negocio. Inmediatamente fue donde el jefe y le entregó una carta de renuncia. Pero éste le dijo que acababan de invertir US$ 20 millones en su formación y que estarían locos si lo dejan partir. Por eso, dice que “emprender es equivocarse, y, también, es volver a levantarse, porque se trata de tomar riesgos. Si como sociedad no damos espacio al sueño de emprender, cerramos la puerta a la ilusión de constituirnos en un país con oportunidades de desarrollo”, expresa. Opinión que comparte Fernanda Vicente, emprendedora y vicepresidente de la Asociación de Emprendedores (Asech), quien piensa que si un emprendedor, no obstante las equivocaciones que pudiera haber cometido en el camino, si después de dos o tres años sigue en pie, lo más probable es que tenga éxito en su proyecto. “De todos modos, creo que vivimos en un entorno menos castigador con los errores que hasta hace sólo unos pocos años. Creo que hoy se valora más la experiencia de haber iniciado una empresa”.

Explica la representante de Asech que un error garrafal que ve en muchos proyectos que se inician es su baja capacidad de adaptabilidad. “Si no eres capaz de adaptarte a las necesidades del entorno, el fracaso estará muy cercano. Nunca en la vida uno podrá manejar todas las variables del plan de negocios del emprendimiento. Por eso, yo no recomiendo los planes de negocios de 800 páginas, que es lo usual”, reflexiona.

Arreglárselas solos
Fernanda Vicente, quien también creó Viral, empresa de contenidos estratégicos, explica que muchos emprendedores se dedican a buscar recursos de inversionistas externos como sustento a sus proyectos, pensando que emprender se trata de conseguir apoyo de terceros, cuando significa exactamente lo contrario. “Veo que se están presentando a fondos de inversión y concursables, lo que no es malo, pero se olvidan que el emprendimiento se trata de arreglárselas solos. El emprendedor real es el que se saca la cresta día y noche y su potencial éxito no depende de la llegada de un inversionista. Si te ganas un concurso, genial, pero si no, arréglatelas solo. Basta recordar los grandes empresarios chilenos, la mayoría de loso cuales fueron inmigrantes que se esforzaron mucho y que nunca le pidieron un peso a nadie”. Por eso piensa que si uno es exitoso, los inversionistas van a llegar solos.

Por otra parte, Farcas cita un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo(BID), realizado especialmente para Chile, que indica que el 70% de los fracasos podría haber sido evitable, generando compañías rentables en el mediano plazo. Explica el académico de la UAI que en los países europeos, los “fallidos honestos” son liberados de las listas negras (Dicom) cuando finaliza el proceso, lo que facilita enormemente las opciones del segundo intento. Precisamente, relacionado con nuestro entorno, Farcas cree que lo anterior es especialmente delicado para los negocios innovadores, los que por su naturaleza son de mayor riesgo, pero de superior impacto económico y claves en la estrategia de crecimiento de Chile. “Los emprendedores fallan, en promedio, tres veces antes de consolidarse. Si como sociedad les negamos la oportunidad de volver a levantarse, nos estamos cerrando al desarrollo, creando menos puestos de trabajo, impuestos y calidad de vida para todos los chilenos. Y, de paso, estamos matando sueños”.

Aunque coincide con lo anterior, la vicepresidenta de Asech no cree mucho en las estadísticas, porque cree que para un emprendedor que está empezando no resulta muy motivante pensar que sus primeros intentos serán un fracaso. Asimismo, opina que las equivocaciones no se relacionan con algo estadístico, sino que tienen que ver con aspectos más bien subjetivos. “Los errores guardan relación con la preparación y motivación de las personas, porque si uno tiene claro que quiere llegar al final del camino contra viento y marea, finalmente lo hará. Pero ésa no es la visión de todos los emprendedores”. Por eso opina que los emprendedores deben estar dispuestos a no tener vacaciones, no almorzar, dormir en lugares inhóspitos si se acaban los recursos, etc. Cree que ésa es la esencia de ser un emprendedor. “No hay otra porque no existe el emprendimiento fácil y menos en Chile. No existe el emprendimiento con horario de ocho horas al día”.

Los errores más frecuentes
En este contexto, el José Ernesto Amorós comparte con Innovación.cl un listado de los errores más comunes que cometen los emprendedores, los que considera universales y que son susceptibles de cometer en casi todas partes. Estos son:

- La fiebre del fundador y la pérdida de objetividad. Los emprendedores tienden a enamorarse de sus proyectos y esto es positivo. Pero no tener un cable a tierra puede ser muy perjudicial. Aconsejo siempre tener un “abogado del diablo” que ayude a “bajar de la nube”.

- Escoger mal a los compañeros de viaje. Tener un buen equipo resulta clave. Tu mejor amigo, tu compadre y hermano del alma son eso, tu amigo, compadre o hermano. Pero no por eso tienen que ser las mejores personas para hacer un proyecto.

- Falta de orientación al mercado o público objetivo. Por más innovador que sea el producto o servicio, alguien tiene que estar dispuesto a pagar por eso. Mientras más se conozca a esas personas dispuestas, mucho mejor.

Carecer de estrategia competitiva. Hay que tener un foco. La universalidad mejor se la dejamos a otras compañías, como Coca-Cola. Y hasta ellos tiene estrategias diferenciales.

- Despreciar a la competencia. Muchas veces he oído la frase “por ahora no hay competencia”. Pero, acto seguido, empresas como Cencosud y Wallmart entran al negocio.

- No entrar en el momento adecuado. No todo lo innovador tiene la “ventana de oportunidad” siempre abierta. Si no, vean lo que paso con proyectos como Newton de Apple, los autos eléctricos de GM a finales de los 80, etc.

- Desconocimiento del negocio. Si no sabes en un 100% de lo que se trata, mejor ni meterse.

- No conocer la estructura de costos. Siempre es más costoso de lo que aparenta ser y siempre hay que vender más barato de lo que se tenía pensado.

- Empezar con recursos inadecuados. Ojo, no siempre es dinero, a veces son personas, contactos e incluso tiempo.

El “mal de piedra”. Querer tener todo construido y rápido no siempre es bueno. Si quieres empezar tu negocio con una oficina en la Torre Titanium, creo que no es una buena idea. Una regla siempre: mejor alquilar que comprar y mejor tomar prestado que alquilar.

Por su parte, Farcas piensa que el mayor error que puede hacer un emprendedor no es equivocarse porque incluso eso es deseable porque se aprende. “El mayor error es cuando no se reconoce temprano el error y se perpetúa una situación de ineficiencia”, dice. Lo que es refrendado por Fernanda, quien también agrega que el emprendimiento no es para todos porque hay que tener el “bichito” y alma de emprendedor, más allá de allá de los cursos y capacitaciones que se puedan realizar. Dice que no se necesita tener grandes conocimientos de emprendimiento para ser un gran emprendedor y que la clave –no siempre tenida en cuenta– es que el ganar dinero no sea la única motivación, porque cuando es así, “las posibilidades de fracasar son mayores. Sin pasión por lo que se hace, difícilmente habrá éxito en el proyecto iniciado”.