Para saber si hemos sido víctimas de la mentira, necesitamos ser sinceros con nosotros mismos y preguntarnos si somos verdaderos seguidores de Cristo o meros creyentes mundanos.
Los cristianos mundanos pueden tener convicciones fuertes acerca de seguir al Señor, pero a menudo las comprometen. Una comprensión débil del carácter y de los preceptos de Dios, produce una vida egocéntrica y susceptible a las mentiras (Ef 4.14). La mundanalidad se revela a largo plazo en una discrepancia entre el andar cristiano y las cosas que producen placer o comodidad. La poca participación en la iglesia local, también impide el crecimiento en la madurez espiritual.
¿Se siente usted identificado con esta descripción? Si es así, no se desanime. La Palabra de Dios es un faro que le puede guiar por el camino del mundo y ayudar a transformarse en un verdadero seguidor de Cristo. La Biblia y la obra del Espíritu Santo harán que su vida refleje cada vez más el estándar divino.
Aplicar la Sagrada Escritura a nuestras actitudes y acciones se traducirán en más pasión por el Señor, y en una mayor obediencia a Él. Por tanto, a medida que esta confianza y esa dependencia de Jesucristo aumenten, toda nuestra vida adoptará una perspectiva nueva acorde con la Palabra del Señor. ¿Qué lugar tiene la Biblia en las decisiones que usted toma cada día?
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