Hoy es 23, se acerca la Nochebuena, y yo recuerdo la ansiedad que esto me traía en el pasado: ¿que habrá para comer? ¿podre controlarme en público? ¿debería intentar seguir la dieta? ¿o darme una noche de “vacaciones” y permitírmelo todo?
Esta entrada corresponde al día 23 del calendario de adviento bloggero – no te pierdas las otras sorpresas pinchando aquí
Mis nervios eran palpables, recuerdo las primeras fiestas que pasamos con la familia de mi esposo, y mi suegro me dijo “lo que se come entre Navidad y Año Nuevo no cuenta, sino lo que se come entre Año Nuevo y Navidad”. Y algo de razón tiene, ya sea que intentes hacer dieta o no durante estos días, el efecto no será duradero, lo que cuenta es tu estilo de vida durante todo el resto del año.
Y si sentís algún tipo de ansiedad, no estás sola, es normal hacerse estos planteos en estas fechas, porque no es solamente socialmente aceptable, sino que está socialmente esperado que nos vamos a hartar de comida y bebida.
¿Vale la pena intentar controlarse, o nos soltamos el pelo, desabrochamos el botón para hacer espacio, y vamos a por todo?
Ni lo uno ni lo otro. Hay otra manera, preciosa. Olvida el concepto de control versus descontrol.
Olvida la búsqueda de la “moderación”, no será Lola quien te proponga una búsqueda tan… aburrida.
En estas fiestas, te propongo la búsqueda del Placer, con mayúscula. La clave está en disfrutar más, no menos.
Para emerger de las fiestas sintiéndote sana, refrescada, con ganas de vivir y saltar de la cama llena de energía cada mañana, lo cual es un verdadero placer, vas a encarar la mesa de las fiestas en plan relajado, y placentero. Quiero que vayas a comer y beber con gusto y sin culpa.
Aquí mis instrucciones para que disfrutes de las fiestas con Más Placer, y menos dieta:
1) Cambia el foco
No vas a cambiar el aspecto de tu cuerpo en estos días, así que por una vez no te enfoques tanto en como te ves, sino en como te sientes. Por supuesto que vas a verte bien: cuida de tu peinado y maquillaje, elige un vestido y zapatos cómodos. Lo importante es estar de buen humor y lucir una sonrisa. ¿Te importa verte espectacular? No siempre se puede. ¿Te importa sentirte espectacular? ¡Sí, cariño! Nos pasamos tanto tiempo preocupadas por cómo nos vemos, que nos olvidamos de prestar atención a cómo nos sentimos. Atragantarnos de turrón estas fiestas, ¿nos va a hacer ver diferentes? No. ¿Nos va a hacer sentir horriblemente? Sí. Que tu prioridad sea sentirte bien antes, durante y después de la fiesta. Imagina yéndote a dormir sin sentirte hinchada ni con acidez, y despertándote el 25 por la mañana sin resaca, ¡a que esa sí que será una feliz navidad, para variar!
2) Ponte del lado de tu cuerpo
Ya quedamos en que pase lo que pase en estos días, la apariencia de tu cuerpo no va a cambiar. Así que no queda otra opción que aceptarlo tal como es. Y te invito a ir mas allá: además de aceptarlo, que lo aprecies, agradezcas y lo ames tal cual es. La inseguridad y ansiedad alrededor de la comida vienen de tu mente, no de tu cuerpo. Tu cuerpo sabe instintivamente lo que te cae bien, y lo que te hincha o causa acidez. Elige tu comida del lado de tu cuerpo y no en contra: cada vez que te pongan un plato de comida delante durante estas fiestas, respira hondo y preguntale a tu cuerpo qué quiere comer. Y si tu cuerpo te pide salir a tomar aire, beber agua, o irte a dormir, presta atencion a tu cuerpo, no a tu mente. Tu cuerpo es tu mejor alidado, y te quiere liviana, vibrante y alegre, no letárgica y comatosa. Presta atención a los mensajes de tu cuerpo, por más sutiles que sean.
3) Elige la exquisitez
No vale la pena llenarte con cualquier cosa comprada en el supermercado. Quiero que esta vez celebres de verdad, comiendo sólo lo mejor disponible: lo hecho en casa con amor, o lo comprado de la mejor calidad. Quiero que con la comida te vuelvas una snob, dale una oportunidad a comer con discernimiento. A mí me sirve, para darte un ejemplo el chocolate barato me dispara un atracón, pero los bombones de los mejores chocolatiers de mi ciudad me los como como una lady, poquitos y despacito a mordisquitos. Hay algo elegante y sofisticado en comer la mejor comida, y estamos de fiesta, asi que te invito a escoger con exquisitez, que no hay por que comer todo lo que te pongan delante.
4) Disfruta completamente de cada bocado
La razón por la que muchas de nosotras no podemos parar después de uno o dos trozos de turrón, es que estamos tan ocupadas castigándonos mentalmente que nos perdemos de la experiencia de comer el turrón. Me refiero a esa voz criticona que todas tenemos que no te deja disfrutar con la cantinela en plan “ya tenías que ir a agarrar el turrón, y eso que te habías prometido no comer postre hoy, qué gorda de alma que sos, no cambias más…“. Terminás de comer el turrón y ni te acordás de qué gusto tenía, ni si estaba bueno, porque estabas demasiado distraída en esos pensamientos negativos, así que agarras otro pedacito y el ciclo continua.
Esta vez quiero que saborees completamente cada bocado estando presente en la experiencia, que conectes con el placer único y auténtico que existe en cada pedacito de comida que pasa por tus labios. Porque felizmente, cuando comes de esta manera, sin pensamientos destructivos sino en paz, relajada y receptiva, tu cuerpo responde creando el ambiente hormonal que te hace sentir satisfecha con tu comida, en vez de hambrienta por más. Te sentís más llena y satisfecha, tu cuerpo digiere mejor y quema calorias más eficientemente, es la fórmula ganadora para adelgazar.
5) Comprometete a pasarla realmente bien
¿Qué te parece sentirte bien todo el tiempo, y no solamente durante los momentos en los que estás masticando? Te propongo que encares la interacción con los demás durante los festejos con la pura intención de sentirte genial. Y recuerdes que sos responsable por como te estás sintiendo, nadie puede hacerte sentir mal sin tu consentimiento. Si hay algo, o alguien, en el grupo de amigos o familiares que te molesta o deprime un poquito, te doy permiso para que te conviertas en el hada madrina de la fiesta y dirijas el evento de manera que la pases bien. Que propongas salir a caminar, jugar a algo, pongas musica para bailar, o quizas un momento de meditación colectiva si la situación se vuelve un poquito tensa. O cambia el tema de conversación cuando la charla está aburrida o va llevando a una discusión desagradable, por qué no llevarte preparadas algunas preguntas interesantes para abrir el diálogo ameno. Y también vale alejarse un poquito, no te sientas obligada a participar en todas las conversaciones, siendo responsable por tu propio buen humor date permiso para cambiar tu foco hacia algo o alguien que te hagan sentir mejor.
6) Recuerda que esta no es tu última cena
La fórmula infalible para descontrolarse es pensar que mañana, o el lunes, te vas a poner a dieta. Que esta es tu última oportunidad para comer todas estas cosas ricas porque mañana, o el lunes, esta vez en serio, se acabó, y hasta que bajes esos kilos no vas a comer nada que no esté en la lista de alimentos permitidos de la dieta de turno. A mi esa mentalidad me hizo engordar más y más por los primeros 40 años de mi vida. Lo que me hizo bajar ya 20 kilos, y por eso empecé este blog, fue darme la libertad de comer lo que quiero cuando quiero. Esa libertad te calma, y termina la obsesiñon con la comida. Durante esta Navidad, quiero que reflexiones que estos consejos que te doy se pueden aplicar a cualquier fiesta, y a cualquier día del año. Que se puede adelgazar encarando la vida con más placer, y menos dieta. En cuanto pruebes algo que te encante, simplemente pide que te den la receta para cocinarlo más tarde y comerlo cuando quieras, así podrás parar de comer ahora, porque no es tu última oportunidad en la vida.
En conclusión:
Si vas al festejo en plan de privarte y hacer dieta, el sentimiento de restricción y escasez te va a hacer enfocarte en lo que no debés, no podés, está prohibido, y ya sabes como eso se te pone en contra, porque te vas a obsesionar y no vas a poder parar de mirar ese plato de reojo.
Si vas en plan de todo vale, hoy me doy carta blanca y me lo voy a comer todo, ya también sabes como esa historia termina, y ni una grua te levanta de la cama a la mañana siguiente.
Hay otra forma, cariño: la de no darle tanto poder y protagonismo a la comida, que el centro de atención sean tu cuerpo y tu placer, y pon la comida en su lugar, que es simplemente una de las muchas fuentes de placer en tu celebración, pero no la única.
Que la música, el baile, la conversación, el reencuentro, el cariño y los abrazos te llenen más que el turrón.
Feliz navidad, preciosa.