Cómo son los hombres -o no- (por Pablo)

Publicado el 18 marzo 2010 por Imperfectas

Los medicamentos traen prospecto. Los vinos, nota de cata y sugerencia de maridaje en la etiqueta. ¡Por Dios, si hasta las cajas de preservativos llevan dibujitos explicando cómo se usan! Entonces… ¿por qué las personas no traemos instrucciones, avisos… algo que evite confusiones, males posteriores y errores fatales? Nos pasamos la vida aprendiendo a golpes y tocando de oído. Yo agradecería ese manual, la verdad. Mi adolescencia hubiera sido mucho menos dolorosa. Y lo que viene después de la adolescencia, también, la verdad.
A la espera de abrir un blog sobre hombres en el que invitar a mujeres que me digan cómo son ellas, yo voy a hablar de hombres. No de todos los hombres, sino de lo que generalmente se dice de nosotros, los hombres… y que a veces es cierto, a veces no.
No están todos los que son, pero sabéis que son todos los que están…
1. Un hombre nunca pregunta una dirección
No. Los hombres somos más castellanos (y las mujeres más mediterráneas, que dicho así no es una chorrada mucho peor que aquello de que vosotras sois de Venus y nosotros de Marte), y nos regimos por el refrán que dice “no preguntes, que el tiempo te lo dirá, que no hay cosa más bonita que el saber sin preguntar.” No preguntamos porque ya deberíamos saberlo. No saber y pedir ayuda es síntoma de debilidad, y la verdad, la debilidad nunca ha sido muy bien vista en los hombres. Ni siquiera por vosotras.
2. A los hombres les fascina el fútbol
Sí. Como dijo Nick Hornby, “me enamoré del fútbol como después me enamoraría de las mujeres: de repente, inexplicablemente, sin críticas, sin pensar en el dolor que me traería aparejado”. La patria no es la bandera y la nación; la patria es el barrio, el bar, las patatas bravas, los amigos, la familia… y tu equipo de fútbol. Conozco muchas relaciones padre/hijo cuyo único canal de comunicación es el fútbol. Y sí: esa superficie verde, en una televisión, ejerce un inexplicable poder de atracción. Es algo hipnótico: da igual que sea la final del Mundial o el torneo alevín de Brunete.
3. A los hombres se les gana por el estómago
¿Y a vosotras no, no? Anda, no fastidies…
4. Los hombres sólo piensan en lo único
O dicho de otro modo: pensamos con una parte del cuerpo que no es el cerebro. En parte, sí, para qué vamos a engañarnos. Pero si no hubiera sido así, no hubiera sobrevivido la raza humana. Ni muchas parejas.
5. Los hombres no lloran
¿Cómo que no? Como berracos, oiga. Pero de manera, digamos, alternativa. Lloramos por los hijos y las penas del corazón, sí, pero también por remontadas de nuestro equipo o cosas aún más estrafalarias (yo, por ejemplo, soy un mar de lágrimas cada vez que veo El sexto sentido; si alguien tiene alguna explicación, agradecería lo comentara). Pero no lloramos con las comedias románticas. Porque…
6. A los hombres no les gustan las comedias románticas
No es que no nos gusten, es que lo consideramos un género cercano al fantástico o a la ciencia ficción. Esa exaltación del amor perfecto, ese “al final se va a dar cuenta de que me quiere y volverá conmigo”, ese “el amor lo puede todo”, nos parecen tan improbables como Godzilla invadiendo Japón. Y de hecho, los amigos gays que conocen perfectamente el alma femenina nos parecen tan improbables como Godzilla.
7. A los hombres les gusta el porno
Sí. Vale que puede ser repetitivo y aburrido (sobre todo a partir del sexagésimo quinto vídeo consecutivo), pero por otra parte es altamente didáctico (el nivel de práctica que vemos en esas películas, desengañémonos, nunca lo vamos a alcanzar). Una de las críticas más habituales es que el consumidor de pornografía piensa que luego el sexo es así: eso es mentira. Por muchos partidos que vea de Fernando Torres sé perfectamente que nunca voy a poder jugar como él. Sabemos de sobra que es otro género fantástico, como las películas de Godzilla o las comedias románticas (de hecho, tiene mucho en común con éstas: ambas tratan de deseos que difícilmente se van a cumplir).
Un consejo: si un hombre dice que no ve nunca pornografía, desconfía de él. Es mucho mejor un hombre interesado por el sexo que un mentiroso.
8. A los hombres no les gusta comprometerse
Falso. La frase correcta es: “a los hombres no les gusta comprometerse en aquellas cosas que yo quiero que se comprometa”.
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¿Esto quiere decir que todos los hombres somos iguales? Supongo que en la misma medida en la que todas las mujeres son iguales. Es decir: no. A mí, por ejemplo, no me interesan en absoluto temas tradicionalmente masculinos como las películas de Chuck Norris, el bricolaje o los automóviles.
De hecho, en una ocasión, dos compañeras de trabajo me dijeron muy en serio, cuando les dije que yo no conducía, que un hombre que no conduce es menos hombre (sic). Lo que demuestra que el que la sensibilidad sea patrimonio femenino no deja de ser otro tópico.
Y es que, como diría El Gallo, “hay gente pá tó”.