Cómo superar una obstrucción mamaria

Por Clara Ingeniera @mamaingeniera

A día de hoy, ya van 4 meses y medio de lactancia materna exclusiva, y de momento, lo hemos llevado bastante bien. Sé que al lado de otras lactancias maternas prolongadas, este tiempo no es nada, pero yo iba con el susto en el cuerpo en cuanto a mastitis y grietas se refiere, y ya que no he sufrido mucho (porque algo sí, tampoco quiero pintarlo de color de rosa), ha sido bastante soportable.

Hubo algo que me ocurrió pero no os hable de ello, y fue una obstrucción mamaria que me asustó bastante.

Ocurrió exactamente el 30 de enero, cuando Bichito tenía 1 mes y 3 días.

Aquel día me separé de él por primera vez. Me saqué leche y lo dejé con su papi para irme al centro de Barcelona a mirar unas tiendas, a que me diese un poco el aire.

No creáis que esto fue lo que ocasionó la obstrucción mamaria, porque el día dio para mucho.

A pesar de que ya habíamos practicado con la tetina Calma de Medela y Bichito la cogía sin problemas, aquel día no había manera. Así que maridín me llamó y me dijo “VEN YA!”.

Cual madre coraje me cogí un taxi y le conté al taxista el motivo de mi prisa. Él me contó que su mujer dio pecho durante un par de años a cada una de sus hijas y que estaban muy felices con la decisión. Le felicité, pero yo solo pensaba en mi bebé que estaría berreando esperando la teta de su mami que no estaba ahí, sino en un taxi con un Frappuccino del Starbucks en la mano (lo tenía pendiente después de la diabetes).

Llegué a casa y aunque Bichito no berreaba como me imaginaba, yo tenía mis tetas a reventar, así que lo puse a mamar enseguida. Para mi sorpresa, y para llevar casi 3 horas sin comer (cuando normalmente pedía cada hora u hora y media), apenas comió. Pero como la lactancia a demanda es así, no le insistí más. Cuando se quejase lo volvería a enganchar y listo.

No contaba con que se dormiría en ese momento y seguiría durmiendo durante 5 horas más.

Maridín y yo alucinábamos, aunque me olía algo. Sabía que le pasaba algo y aunque no tenía ni febrícula, entro en acción mi primer instinto de madre. “A Bichito le pasa algo, estoy segura”. Maridín decía que no, que si no había fiebre no le pasaba nada, que había bebés que dormían mucho, y quien sabe, quizás nuestro hijo se había transformado en uno de ellos.

“No, no. A Bichito le pasa algo, estoy segura”.

Después de esas 5 horas de sueño, mamó muy muy poquito. Se desenganchó enseguida para seguir durmiendo. Era como si no tuviese fuerzas, y precisamente de eso le ha sobrado siempre a mi morlaquito. Ahí fue cuando el termómetro dio 37,4ºC por primera vez, así que hicimos lo que nos habían dicho en el hospital. Le quitamos la ropa, esperamos 10 minutos y volvimos a tomar la temperatura. 37,6ºC.

Joder, en lugar de bajar subía.

Fuimos tomándole la temperatura cada 10 minutos, y cuando vimos que daba 37,7ºC yo dije “hasta aquí”.

Nos fuimos a urgencias (eran las 23h) y Bichito ni se quejó al ponerlo en el carro (eso quería decir algo). Después de varias horas en observación, de subirle la fiebre a 37,8ºC, un análisis de orina, de que le bajase la fiebre a 37,4ºC y consiguiésemos que mamase algo, nos fuimos a casa con un diagnóstico de “virus”.

Acabó todo siendo un susto que únicamente tuvimos que seguir controlando con la temperatura. Jamás superó los 38ºC y poco a poco parecía que iba comiendo más, pero a la mañana siguiente me levanté con la teta izquierda adolorida.

Quizás se hubiese evitado si yo me hubiese sacado leche durante el día anterior que apenas mamó, pero no se me pasó por la cabeza, la verdad.

Me noté un bulto en la parte inferior izquierda de la teta izquierda, y estaba enrojecida. Me asusté. Lo primero que pensé fue “mierda, creo que esto es una obstrucción y como no lo arregle, voy directa a una mastitis”.

Lo que hice fue poner mucho a Bichito a mamar de esa teta, y con su barbilla apuntando hacia el bulto, es decir, tuve que hacer una especie de “pelota de rugby” torcida. También me puse a 4 patas. No sé, el caso es que el bulto no desaparecía y sobre las 5 de la tarde, ya no podía levantar el brazo izquierdo del dolor.

Me puse toallas mojadas en agua caliente para intentar expandir los conductos a la vez que me ponía el sacaleches, pero tampoco podía ponerlo mucho porque entonces estimulaba más la producción de leche.

Lloré. Lloré porque no sabía que mierdas hacer, me dolía la teta, el brazo y Bichito aún no estaba al 100% para desatascarme eso.

Me aliviaba mucho estrujarme la teta con la mano e ir sacando leche poquito a poco. Masajeaba el bulto también, pero nada, ahí seguía. Además, había leído que en cuanto saliese lo que estaba obstruyendo la teta, todo se arreglaría. El caso es que mi teta estaba roja roja, y yo desesperada.

Al irnos a dormir, tomé la decisión de que si al día siguiente seguía teniéndolo así, me iría a urgencias para que me mandasen lo que fuese antes de desarrollar una mastitis, pero al acostarme con Bichito pasó algo.

Apagamos la luz y Bichito se puso a mamar, como siempre. De repente le escuché vomitar y al encender la luz para limpiarle, vi que había vomitado una especie de cuajo blanco. ¡Qué ascazo!

Enseguida supe que eso era lo que obstruía la teta, pues el bulto había desaparecido y apenas me dolía el brazo ya. ¡Cómo por arte de magia! Aunque la rojez estuvo un par de días más, también acabó desapareciendo. Ni me dolía la teta, ni había bulto. Todo volvía a ser ideal.

A los dos o tres días visité un grupo de lactancia de mi hospital donde me recetaron Lactanza y desde entonces, todo ha ido como la seda, porque si he visto que alguna teta estaba demasiado llena durante mucho tiempo, he aprovechado para congelar leche.

Y así es como superé mi obstrucción mamaria. ¿Alguna de vosotras ha tenido? ¿Qué hicisteis para superarla?