Por Bernardo Villar
A algunas personas les resulta intimidante la idea de transformarse en otra persona, y al final a efectos prácticos eso es lo que se persigue ¿no? Quiero decir, tanto tiempo tratando de saber quién seres y luego de pronto llega alguien (yo) a decirte que te transformes en otra persona. Al menos es inquietante.
Ok, pongámoslo de este modo. Tu eres quien eres pero has aprendido a expresarte en el mundo de algunas maneras que pueden o no apoyarte a crear la vida que tu deseas vivir. Lo que vas a transformar es el modo en que te estàs expresando en el mundo, quién estàs siendo para los demás. Tu puedes ser una persona amorosa, pero si en realidad te expresas en el mundo de tal modo que la gente no te percibe como una persona amorosa, no importa que tu estés seguro que lo eres, porque al final lo que cuenta, como un ser que existe en compañía de otros, es quién eres con esos otros seres humanos.
¿Qué tal si no estás expresando al mundo la persona que tu sabes que eres? Para eso sirve el feedback, para enterarte quién estás siendo. Cómo te estás expresando en el mundo.
Cuando yo hago un contrato de vida, cuando yo hago un compromiso conmigo y con el mundo a ser de cierto modo, lo que estoy haciendo es comprometerme a expresarme en el mundo de un modo congruente con la persona que digo que soy (que yo se que soy)
Así que, aunque a efectos prácticos me transformo para los demás en una persona distinta, lo que en realidad está pasando es que me estoy expresando de una manera distinta en el mundo. Ello es posible porque transformo el tipo de observador que soy: puedo ver el mundo desde otra perspectiva una vez que me doy cuenta que todo es una historia, una conversación, y que puedo cambiar la historia que me cuento del mundo y la que le cuento al mundo de mi.