1-PELO APAGADO Y SIN BRILLO: Reavivar el tono y restituir el brillo es esencial en verano, dado que el sol, así como los continuos chapuzones y lavados, desgastan el color. Las gamas protectoras del color (champú, acondicionador y mascarilla) previenen el deterioro de los pigmentos y prolongan la intensidad y el brillo del cabello. Si la sal o el cloro hacen estragos en tu pelo, lávalo con un champú antiresiduos al llegar a casa. Si se está aclarando más de la cuenta protege el color con un balsamo capilar dotado de filtro solar. Las altas temperaturas de las planchas, las tenacillas o el secador son otro gran enemigo de los cabellos coloreados. Evitalo aplicando un protector térmico. Para un color más intenso, entre tinte y tinte, reaviva el tono con un baño de color o un tratamiento repigmentante. Algunos tratamientos de coloración incluyen un reactivador del color. Este producto se extiende 15 días después de aplicar el tinte y, en tan sólo 10 minutos, el cabello recupera la intensidad y el brillo del primer día.
3-PELO APELMAZADO Y SIN VOLUMEN: Los aceites capilares, los bálsamos sin aclarado, las lacas, etc, pueden sobrecargar el cabello fino o graso. Luce un pelo más suelto y bonito siguiendo estos consejos. -Cepillado: Retira los residuos de los productos de acabado cepillándote el pelo por la noche, por la mañana y antes de cada lavado (entre 10 y 20 pasadas). Este gesto favorece la microcirculación del cuero cabelludo, haciendo que el cabello gane movimiento y brillo. -Aclarado: Después de cada lavado, enjuaga el pelo con abundante agua tibia o fría. De lo contrario, los restos de acondicionador o de mascarilla pueden apelmazarlo y dejarlo mate. -Secado: dirige el difusor de aire hacia abajo. Así evitarás que las cutículas que protegen la fibra capilar se abran. Cuando estas escamas están perfectamente sobrepuestas, el pelo se mueve con soltura y refleja mejor la luz del sol.