Pero las uñas no se deben cuidar sólo por estética, también son útiles en nuestra vida diaria, puesto que forman parte del órgano del tacto y de la función prensil (de agarre). Además, protegen los extremos de nuestros dedos.
La uña tiene una capa superficial que está compuesta de células desvitalizadas, que provienen de la zona de origen de la uña y que acumula, entre otros materiales, la queratina; que es la que da dureza a la uña. Después tiene una capa intermedia que tiene las mismas células que las anteriores, pero vivas. Y la capa más interna, que tiene también células vivas en contacto con el lecho epidérmico y que tiene un riego sanguíneo importante. Así que puedes comprobar que son algo vivo y en constante cambio y renovación. De hecho, las uñas reflejan nuestro estado de salud y los traumas que puedan sufrir de forma palpable.
Si quieres cuidar tus uñas y tenerlas saludables y preciosas, no te pierdas estos trucos.
Si hay cambios
Ante cualquier cambio visible en las uñas, consulta con un dermatólogo, porque pueden ser síntoma de algún problema de salud.
No te fíes del saber popular en cuanto a los trastornos de las uñas, es mejor que te diagnostique un profesional.
La alimentación
Aunque parezca de cajón, el mejor truco para unas uñas fuertes y bonitas es la alimentación. Y no estoy hablando de complementos nutricionales, sino de comer de todo y de forma saludable.
Si te alimentas adecuadamente, estarás incluyendo en tu dieta nutrientes como proteínas, vitaminas (A, B, C, D y E), ácidos grasos omega 3 y 6, calcio, hierro, zinc, sílice y azufre entre otros, así que tendrás unas uñas preciosas.
Y, ojo, también debes hidratarte bien, porque la falta de hidratación se reflejará en todo tu cuerpo, también en tus uñas.
La higiene
Ten a mano junto al jabón un pequeño cepillo. Es la mejor forma de tener unas uñas aseadas y unas manos impecables. Si se te queda suciedad entre las uñas, no utilices elementos punzantes para retirarla, porque puedas dañar la zona entre la uña y el dedo. Mejor utiliza el cepillo.
Humedad vs sequedad
Evita la humedad en tus uñas. Por eso debes secar bien tus manos tras cada lavado. El exceso de humedad debilitará tus uñas y creará el caldo de cultivo perfecto para hongos y otras afecciones.
Descarta los secadores de aire caliente para secar tus manos, porque son agresivos para la piel y las uñas. El mejor secreto para secar de forma rápida y perfecta las manos: sacudirlas unas cuantas veces encima del lavabo y luego secar con una toalla o un papel sin frotar, sólo con unos ligeros golpecitos.
Ya ves, las uñas son como la piel: ni demasiada humedad ni demasiada sequedad.
Protección
Utiliza guantes para las tareas que impliquen contacto directo con productos químicos agresivos, puesto que pueden debilitarlas, teñirlas o dejarlas sin brillo. Poner una barrera entre esos productos y tus uñas es la mejor forma de protegerlas.
No te muerdas las uñas, porque las dejarás más débiles y, si esa costumbre se extiende en el tiempo, conseguirás modificar la forma de la uña... y de forma negativa.
Retira la laca de uñas completamente ayudándote de un algodón y un quitaesmaltes suave, pero nunca raspándolo con los dientes o con algún objeto afilado. Eso no haría más que desgastar la uña.
La manicura
Si vas a hacerte la manicura, procura que sea en un lugar de confianza. Comprueba la higiene del lugar y de la persona que te preste el servicio. Piensa que emplean objetos punzantes y cortantes, que pueden ser foco de infecciones y contagios de todo tipo. Si no te fías, lleva tus propios instrumentos de manicura.
Si tienes que cortarlas con cortauñas o alicates, procura ponerlas en remojo unos minutos antes, para que estén más blandas. Así podrás cortarlas mejor y evitarás que se astillen. Y no te olvides de terminar con un limado cuidadoso.
Si llevas la uñas muy largas, tendrás más posibilidades de que se rompan o se dañen. Intenta llevarlas cortas o con un largo medio.
No cortes las cutículas, porque dejarás desprotegida la base de la uña. Además, cortar las cutículas de forma indiscriminada es la mejor forma de conseguir que crezcan más y más rápido... y de regalo también unos molestos y feos padrastros.
Emplea las limas pulidoras con mesura, porque aportan brillo, pero acaban desgastando la uña. Piensa que para pulir, deben ir eliminando las capas más superficiales. Si la utilizas con mucha frecuencia, ese peeling que hacen las limas pulidoras no permitirá se vaya regenerando la uña mientras va creciendo.
Hidratación y nutrición: siempre
Hidrata y nutre tus uñas a diario, porque es la mejor manera de cuidarlas desde el exterior.
Las cremas de manos y uñas son muy interesantes, pero los aceites y mantecas son mucho más efectivos... y económicos.
Los aceites de oliva, jojoba, germen de trigo, semilla de granada, semilla de albaricoque, aguacate, coco, sésamo, almendra o girasol son ideales, tanto para tus manos como para tus uñas. Cada uno tiene unas propiedades específicas (antioxidantes, regenerantes...), pero todos son humectantes y nutritivos. Y naturales. Prefiérelos siempre de primera prensada en frío y, si puede ser, ecológicos.
También te recomiendo el aceite de onagra, sólo o combinado con alguno de los anteriores. Este tipo de aceite suele llevar incorporada vitamina E, que es magnífica para recuperar el vigor y el brillo de las uñas.
Si hidratas y nutres tus manos y uñas a diario, no tendrás que preocuparte de más. Pero si aún así necesitas un extra, puedes sumergir tus manos y uñas en aceite de oliva tibio durante unos minutos o untarte una buena capa de aceite y/o manteca de karité y ponerte unos guantes toda la noche.
Si tienes tendencia a los hongos e infecciones en las uñas, añade unas gotitas de aceite de árbol del té a tus aceites y cremas, porque tiene propiedades bactericidas y antifúngicas.
El esmaltado
Evita los quitaesmaltes muy agresivos, porque quitarán muy bien el esmalte, pero debilitarán y resecarán las uñas muchísimo.
Utiliza siempre base antes de pintar, sobre todo si vas a utilizar esmaltes muy oscuros. La base protegerá tu uña, incluso si no vas a esmaltarla después.
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