Vamos a hablar hoy sobre las creencias limitantes en marketing. No me refiero a los mitos sobre cómo escribir mensajes de marketing o dar charlas. Si bien es importante, no es el punto aquí. Las creencias limitantes que tenemos en ese campo se disfrazan de actitudes y mentalidades que creemos son reacciones normales a circunstancias externas.
Veamos lo de las creencias: Si sostenemos algo como verdadero, entonces todo en nuestra vida cae en consonancia con esa creencia. Creemos, pensamos, sentimos y actuamos en concordancia. Para nosotros no es una creencia, es la verdad.
Lo que quiero explorar hoy son las creencias que te impiden tener éxito en el marketing de tu negocio. Estas ideas provienen de mi experiencia de trabajo con cientos de clientes durante un período de 28 años. El problema nunca fue ni es la parte práctica, sino las creencias y actitudes limitantes.
Cuando te quedas atrapada en una mentalidad, es difícil actuar, es difícil avanzar, las cosas se hacen dificiles. Trata de ver si puede identificar estos pensamientos en ti misma/o. Y lo más importante, ¿dónde se originan cada una de estas mentalidad/creencias?
La actitud/sensación aparece en primer lugar, seguido luego por la creencia.
Ambición – Yo debo triunfar, pase lo que pase
Si debes tener éxito, entonces no puedes fallar. Es decir, de ninguna manera te permites fracasar. La ambición es algo complicado porque tiene un lado positivo, tiende a llevarte y ponerte en acción.
Pero cuando esto ocurre también bloquea otras cosas, otras personas, otras cosas importantes. Siempre sientes que tienes razón y justificas tu actuación. Así en marketing, puedes fácilmente caer en prácticas poco éticas. Y entonces el fin justifica los medios. Has visto un montón de estos casos de marketing online. Pero en última instancia fracasan o se vuelven contraproducentes.
La mejor manera de manejar la ambición es pensar en tu negocio y tu marketing como un juego. Sí quieres ganar, consigue más clientes y gana más dinero. Pero se puede jugar en una forma más divertida, centrada participación y construcción de relaciones y en marcar una verdadera diferencia. Al hacer esto, el dinero llegará. Esto te dejará con una sensación de verdadera realización y crecimiento, donde celebras tus victorias y incluiyes a otros en esa celebración. (Piensa en las diferencias entre Bernie Madoff vs Richard Branson).
Confusión – No sé qué hacer
La confusión es muy común cuando empiezas una empresa. Pronto te enteras que hay tantos componentes, muchas partes móviles, y que es difícil saber qué hacer primero o por dónde empezar. Muchas personas se quedan atascadas en esa confusión inicial y experimentan la sensación que nunca conseguirán ir más allá. El primer impulso es esforzarse más, para finalmente terminar renunciando. La confusión parece inocente, pero no lo es, porque surge de pensar que deberías saber mas de lo que sabes. La confusión es una mentira.
Para combatir la confusión, debes ser humilde. Admitir lo que no sabes y asumirlo. Necesitas investigar y aprender de los demás y descubrir lo que realmente funciona. Puedes salir de la confusión estudiando, leyendo libros, investigando en Internet, haciendo listas y planes y obteniendo el asesoramiento o entrenamiento de otros. Cuando ya no sientes esa confusión, no significa que lo sabes todo, significa que sabes lo que no sabes y, en consecuencia, lo que necesitas aprender para tener éxito.
Frustración – Esto no está funcionando
La frustración es pariente de la confusión en lo que se refiere a saber qué hacer, pero sin estar obteniendo resultados todavía. La confusión es como deambular en la oscuridad; es golpearse contra las paredes una y otra vez, pensando que ya deberías ver algo de luz. La frustración también te puede llevar a abandonar el proyecto. Es como ir de pesca sin nunca atrapar un pez. Frustación y confusion tienen el mismo origen: creer que debes tener la respuesta, incluso cuando no la tienes.
Para salir de la frustración necesitas más que una orientación general, necesitas contar con un guía que haya estado allí antes. Puede encontrar esa guía en libros u otros materiales de instrucción, pero generalmente necesitas a alguien que ha descubierto cómo hacer que funcione y pueda darte instrucciones específicas. Un guía puede ser un consultor, un entrenador o mentor. Tienes que entender que la inversión que hagas en ese guía te ayudará a llegar a su destino más rápidamente y con menos errores costosos.
Impaciencia – Las cosas no van lo suficientemente rápido
La impaciencia es similar a la frustración pero tiene un borde más agudo. No sólo te sientes frustrada/o porque las cosas no están funcionando, sino que estás impaciente y tal vez un poco enojada/o porque no están funcionando. Y esto te hace hacer cosas estúpidas. Te diriges a alguien con un tono impaciente de voz: “¿por qué diablos no puedes hacerte un tiempo para hablar?” Cuando estamos impacientes, sentimos que la gente nos debe algo, que deben responder más rápidamente y de manera diferente. No es muy divertido hacer negocios con gente impaciente. Luchan contra algo.
Para terminar con la impaciencia necesitas darte cuenta de que no tienes derecho. El mundo no te debe nada y tampoco tus clientes potenciales. Necesitas encontrar el tiempo para serenarte, para estar tranquila/o, para meditar. No estoy bromeando. La impaciencia es un estado muy agitado de la mente. Pasea, ve a la orilla del mar o a los bosques y contempla cuánto tiempo les tomó a los árboles alcanzar su porte actual. Cultiva la paciencia. Es mucho más poderosa que la impaciencia. Enfrenta la realidad tal como es.
Decepción – No estoy consiguiendo lo que quiero
Te sientes decepcionada/o cuando parece que has hecho todo bien, pero todavía no consigues los resultados que deseas. Has invertido mucho tiempo y has recorrido un largo camino. ¿Es hora de abandonar y probar algo nuevo? A veces resulta. Pero no siempre. ¿Has hecho realmente todo lo necesario? ¿Has leído, escuchado a los expertos, contado con coaching? O tal vez has establecido tus metas tan altas que no es realista pretender alcanzarlas en el tiempo que piensas. Sí, puedes hacer 1 millón de dólares; pero probablemente no en un año.
Antes de que ser arrastrada/o por la decepción, revisa tus metas y tus expectativas. ¿Eran demasiado altas? Mira los esfuerzos que hiciste. ¿Realmente te esforzaste?. ¿Tuviste la mejor información disponible?¿Utilizas realmente el apoyo de que dispones en toda su extensión? Ahora, después de mirar todo eso, establece una nueva meta y haz un nuevo plan. Obtiene algunas opiniones de otros y establece un sistema de apoyo en el que puedas confiar y luego pasa a la acción.
Arrogancia – Sé lo qué tengo que hacer
Las personas arrogantes admiten raramente que se encuentran confundidos o frustrados. Después de todo, ellos piensan que saben lo qué tienen que hacer. Muchas personas arrogantes son inteligentes e ingeniosos y tienen mucho éxito. Pero el éxito en algunas áreas no garantiza el éxito en otras. Por ejemplo, hay personas muy exitosas en los negocios que creen que trabajar por su cuenta es muy fácil, pero no lo es. Es un duro despertar y un golpe a su ego cuando se dan cuenta que no tienen ni idea de cómo atraer clientes de manera constante. He trabajado con personas que tienen una maestría en marketing, pero no saben atraer a clientes ellos mismos!
La cura para la arrogancia es admitir simplemente que no sabes – por lo menos en el área en la que estás luchando. Entonces, se humilde, pide ayuda, lee mucho, encuentra una guía y usa tu inteligencia para aprender más y más rápido que la persona promedio. Luego coviértete en un mentor y coach y ayuda a otros que pasan por la misma situación.
Sensación de abrumación – Tengo demasiadas cosas que hacer
El sentirse abrumada/o proviene de creer que debes ser capaz de manejar cada cosa, cada idea, cada detalle sin esfuerzo. Una vez más, es una idea falsa que tenemos acerca de nosotros mismos, que debemos ser perfectos y todo eso. Cuando nos enfrentamos a una multitud de opciones y decisiones, no las manejamos bien. Abandonar es una reacción frecuente, pero suele ser más común encontrar la forma de evitarlas.
Para superar la abrumación necesitas darte cuenta de que sólo se puede hacer una cosa a la vez – la que tienes delante ahora mismo. Sin duda, parece que fueran1 millón de cosas, pero raramente es así. Todos los artículos en su lista de tareas o el montón de papeles en tu cesta, o los cientos de correos electrónicos sin responder son totalmente neutrales. No hacen nada por ti. La organización ayuda mucho a salir de ese sentimiento de estar abrumada. La creación de sistemas de correo electrónico, archivos, papel y acciones, pone las cosas donde son fáciles de acceder y cuando las necesita. Piensa en lo que puedes lograr solo por hoy y luego piensa en lo que puede hacer ahora mismo. Luego comienza a trabajar en ello.
Indignidad – No soy digna/o tener éxito
Ahora estamos entrando en territorio más profundo, más oscuro, donde dudamos de nuestro valor intrínseco. Cuando no nos sentimos lo suficientemente inteligentes, lo suficientemente buenas/os o lo suficientemente talentosas/os, dudamos de nuestra capacidad de ayudar a los clientes, y de atraer a nuevos clientes. Nuestra autoestima está baja y a veces nos auto detestamos. Abandonar en este momento es común, pero podemos llevar esto como una cruz durante mucho tiempo, semos víctimas de nuestras insuficiencias percibidas.
Es fácil encontrar razones para nuestro poco valor, pero es la manera perezosa de evitar el éxito. En cambio, necesitamos construir argumentos para nuestra dignidad. ¿Qué hemos logrado, no importa cuan modesto sea? ¿En qué somos buenos? ¿Qué nos gusta hacer? ¿Qué nos alaban? Ignorar estas obvias habilidades y logros es socavar la verdad de nuestro potencial. Debemos construir sobre la base de lo que tenemos, no sobre lo que creemos que debemos tener. Haz un plan simple y consigue apoyo para avanzar un paso a la vez.
Impostor – Me siento una impostora
Cuando te sientes una impostora, crees que no tienes las habilidades, la experiencia, el historial o el know-how para hacer el trabajo. Sin embargo, la gente confía en ti para hacer el trabajo. Pero tu te preguntas ¿qué pasará cuando sus clientes descubran que estabas fingiendo? ¿Cuando lo hagan, no significará el final de tu vida y tus negocios? Aquellos que se sienten como impostores se parecen a los que se sienten indignos, solo que actuan de todos modos.
El patrón que se repite en todas estos pensamientos es que “las cosas no deberían ser tal como son”. Bien, en caso de que no te hayas dado cuenta, las cosas son exactamente como son. Debes saber exactamente cuánto sabes, debes ser capaz de hacer lo que haces y tienes lo que tienes. Esa es la realidad. Y si la gente confía en ti para hacer un trabajo, ven algo en ti que tu no puedes ver. Por lo que no eres una impostora, apenas alguien haciendo el mejor trabajo que puede. Supéralo. Acepta el reconocimiento y trabaja para hacer las cosas aún mejores.
Miedo – Si actúo, saldré lastimada/o ó seré rechazada
Se trata de un problema grande porque a nadie le gusta ser rechazado. Siempre estamos esperando que algo malo suceda – pero generalmente no es así. Posponemos hacer llamadas de seguimiento porque pensamos que seremos rechazadas/os. No escribimos este artículo porque nos preocupa hacer el ridículo.
O evitamos tratar de conseguir oportunidades para hablar en público porque no nos gusta quedar como tontos. El miedo nos hace actuar en “modo seguro”. Rara vez tomamos un riesgo porque simplemente no podemos enfrentar las consecuencias imaginadas.
La manera de vencer el miedo es comprometernos en la búsqueda de la verdad. ¿Realmente serás rechazado, ridiculizado o parecerás un tonto?¿Cuál es la evidencia? Cuando se trata de hacer una llamada de seguimiento, pregúntate ¿cuán mal te podría realmente ir? ¿Qué pasa si les interesa pero simplemente no ahora? ¿Puede vivir con eso y seguir adelante? Por supuesto, que puedes. El miedo se basa en la creencia de que debes gustarle a todo el mundo. ¿Es eso cierto? ¡Me suena narcisista! Así que di la verdad sobre tu miedo y actua paso a paso. Da ese paso que te da miedo.
Vergüenza – Otros pensarán que los estoy tratando de engañar
Si el miedo es malo, la vergüenza es peor. Detiene a muchas personas capaces de ocuparse del marketing de su empresa. “¿Qué pasa si piensan que trato de presionarlos? ¿ Si promociono mis servicios no pensarean que soy como un vendedor de coches de mala calidad? ”. Esos pensamientos y creencias te impiden que te ocupes del marketing. Tu plan de marketing se reduce a: “haré lo mejor para mis clientes actuales y rezaré todas las noches para que me mandan referidos.”
La vergüenza se puede superar viendo como otros comercializan con éxito y con integridad sus productos y/o servicios. Sin duda, puedes pensar en los tipos desagradables que siempre hay por ahí, pero piensa también en los que son grandes comunicadores, los que escuchan, los que se preocupan, los que te hacen sentir a ti, la compradora, cómoda. ¿Odias a esas personas? Por supuesto que no, las admiras y aprecias. Encuentra a alguien que sea un modelo de comercialización y venta. Conoce su mentalidad y descubrirás una manera nueva, libre de la vergüenza de hacer negocios.
Culpa – La culpa es de otra persona.
La culpa es la última evasión. No es tu culpa si no tienes éxito, no es tu culpa que las cosas no funcionan. Fue el consejo que recibiste, las condiciones del mercado, fue tu social/o, etc. ¿Qué yace debajo de la culpa? La misma que sobre las otras creencias: Las cosas debieran haber sido diferentes. Por supuesto, de haber sido diferentes, yo habría tenido éxito. Se trata de un lugar triste y trágico para estar.
Para dejar atrás la culpa tienes dirigir tu atención a ti mismo. Pero el problema es que también puede ser fácil así culparte a ti misma. Y eso es igual de malo, si no peor. Por el contrario, quieres asumir la responsabilidad. Si algo no salió como querías, tienes toda la responsabilidad. Eso es todo. Después de todo, si hubieras tenido éxito, sería tu responsabilidad, ¿verdad? ¡Claro!
Debes observar todas las cosas que hiciste que funcionaron, y trabajar para repetirlas. Ahora, habiendo fallando, debes hacer lo mismo en sentido inverso. Ver desapasionadamente lo que causó que las cosas salgan de esa manera. Crea un nuevo plan para hacer las cosas de manera diferente. Sigue adelante, es la única opción que tienes.
Conclusiones
¿Cuál de estas mentalidades y creencias te limitan? ¿O algo diferente te impide avanzar? Recuerda que todas las creencias limitantes como estas se basan en una premisa completamente falsa: “las cosas no deberian ser tal como son” o “las cosas deben ser como yo quiero que sean”.
Por favor, comenta o comparte tus experiencias abajo.