- Pago al mes siguiente sin intereses: Si escogemos esta opción, al mes siguiente el banco nos cobrará de nuestra cuenta corriente asociada todo lo que nos hayamos gastado con nuestra tarjeta. Normalmente con esta opción no pagamos ningún interés por nuestras compras, pero sí por el dinero que hayamos sacado de cajeros automáticos. Por lo tanto, esta es la opción que siempre debemos utilizar. El problema surge si no tenemos saldo suficiente en nuestra cuenta para pagar el saldo de nuestra tarjeta. En este caso tendremos una deuda pendiente con el banco por la que tendremos que pagar unos intereses elevados (entre el 12% y el 24%, según la entidad). Además, al estar en números rojos, lo más probable es que tengamos que seguir utilizando la tarjeta de crédito para consumir, al menos, las necesidades básicas, con lo que corremos el riesgo de hacer cada vez la pelota más gorda y vernos en la situación de estar ahogados económicamente pagando intereses bancarios.
- Pago en cuotas fijas mensuales: Esta opción es más peligrosa que la anterior. Aquí podemos decidir pagar nuestra deuda en “cómodas” cuotas fijas al mes. Es decir, aunque este mes nos gastemos mucho dinero, al mes siguiente no tenemos que pagarlo todo, sino solamente la cantidad que deseemos… Que nos quede claro: JAMAS DEBEMOS PAGAR EL SALDO DE NUESTRA TARJETA EN CUOTAS FIJAS MENSUALES. Esto significa demostrar muy poca inteligencia por nuestra parte. Nada nos va a evitar pagar nuestras deudas, y además tendremos que hacerlo pagando unos intereses brutales. Esta opción puede parecernos al principio un chollo, pero no es ni más ni menos que engañarnos a nosotros mismos en beneficio de los bancos.