Vencer el miedo no significa dejar de sentir temor, pero si dejar de paralizarse. Todo el mundo siente miedo porque el miedo es un mecanismo natural de defensa frente al peligro y el riesgo, pero no todos se dejan dominar por el miedo, hasta el punto de quedar debilitados, paralizados e inactivos.
Los poderosos son conscientes de que el miedo es su principal aliado y que una ciudadanía atemorizada es fácilmente gobernable porque se deja oprimir y expoliar. Todos los tiranos y no pocos falsos demócratas han utilizado y utilizan el miedo para dominar a sus pueblos e imponerles gobiernos indignos y poco éticos. Para lograr sus fines, exhiben poder y dominio, se rodean de lujo, boato y fuerza, incluyendo guardaespaldas, coches oficiales, policía con uniformes inquietantes, jueces amigos que manipulan la Justicia y periodistas sometidos que ayudan al poder, amenazan y exhiben riesgos y temores a través de los grandes medios de comunicación. Todo lo hacen con la intención de que esa escenografia poderosa intimide, paralice y reprima a los ciudadanos.
El miedo es especialmente fuerte y poderoso entre los que poseen bienes, disfrutan de una vida agradable y se sienten felices. Los propietarios y las clases medias son especialmente sensibles al miedo, como lo son también los que tienen a personas débiles a su cargo, sobre todo mujeres, niños y ancianos. España, un país de propietarios que ha pasado rápidamente de la pobreza a la prosperidad y que ha vivido una guerra civil sangrienta no hace mucho, es un espacio propicio para que los cobardes paralizados inunden las calles.
Todo eso lo sabe el poder y lo aprovecha para asustar con peligros, muchas veces inventados: peligro terrorista, peligro de crisis económica, peligro de pérdida del trabajo, peligro de cierre bancario y corralito, peligro de caos y desorden, peligro de inseguridad ciudadana, etc.
Aunque todos sentimos miedo, incluyendo a los valientes, el miedo puede vencerse utilizando la razón y practicando la osadía.
El ser humano nace biológicamente armado con un mecanismo de respuesta inmediata a la amenaza. Ese mecanismo, instalado en el cerebro mas primitivo, se denomina "lucha o huye" y se activa cada vez que uno se siente amenazado. El consejo y el impulso hacia la huida es mas fuerte que hacia la lucha porque de ese modo se protegía mejor a la especie en los tiempos antiguos.
Los únicos que no sienten miedo son los impetuosos, pero es un rasgo peligroso que no suele beneficiar a quien lo posee.
Aunque el mecanismo de "lucha o huye" se produce en el cerebro antiguo, la decisión de como actuar, huyendo o enfrentándose al peligro, se adopta en el neocortex o cerebro nuevo, lo que permite que existan los valientes y que puedan controlarse las respuestas al miedo y a las ansiedades.
Gracias a que las facultades superiores del cerebro están al mando, millones de personas vencen diariamente el miedo al subirse a los aviones comerciales, viajando en barcos o practicando deportes de riesgo.
De lo que se trata es de copiar el mismo mecanismo a la hora de enfrentarse al miedo que imponen los poderosos. Uno analiza el riesgo y decide luchar en lugar de huir. Entonces, el miedo, aunque sigue vivo, deja de ser paralizante y de hacernos débil. Es la osadía contra la cobardía.
Como la mayoría de los seres humanos, soy un hombre temeroso por naturaleza y siento miedo cada mañana, cuando me pongo a escribir un artículo critico contra quienes poseen el poder y la riqueza, pero he aprendido a vencer ese miedo con osadía y razón, pensando que el artículo me hace libre y ayuda a muchos otros ciudadanos a liberarse de sus cadenas y terrores.
Nuestras vidas están llenas de miedo, pero también de actos osados que vencen ese miedo primitivo. Recuerdo como encontré mi primer trabajo y como ese trabajo marcó mi vida profesional porque me permitió ser corresponsal extranjero de prensa y cubrir acontecimientos importantes, muchos de ellos cargados de riesgo en zonas de conflicto y escenarios de guerra. Estudiaba periodismo en Madrid y paseaba con un grupo de compañeros y compañeras de curso por la calle Serrano de Madrid. Hablábamos de la dificultad de encontrar trabajo cuando termináramos la carrera. Entonces yo dije que eso de encontrar trabajo estaba "chupado" y les dije, quizás para impresionar a los presentes, sobre todo a las chicas: "Voy a entrar ahora mismo en la sede de la Agencia EFE y si me esperáis, saldré con un trabajo debajo del brazo". Ellos entraron en una cafetería para esperarme, yo entré en EFE, pedí hablar con el subdirector, lo convencí de mis habilidades y me dijo que me presentara para trabajar el primero de junio. Recuerdo cómo lo hice todo aterrorizado, venciendo la timidez y el miedo. Pero lo hice, fui osado y vencí.
Y ese mecanismo de razón, conveniencia y osadía ha dominado mis actos desde entonces. Soy un cobarde reconvertido en valiente, gracias a que mi cerebro "moderno" sabe dominar al "primitivo", el que me grita ¡huye!
Invito a mis lectores y a todos los demócratas llamados a hacer frente al abuso de poder, la injusticia, la corrupción y otras muchas lacras que están conduciendo a nuestro país hacia el fracaso a que se sumen a las filas de los osados y valientes.
Contra el miedo, la rebeldía, la valentía de ser diferentes, de pensar de otro medo a como quiere el poder, de plantar cara a los que quieren siempre imponer su voluntad.
No puedo prometerles que si practican la formula "Razón y osadía contra el miedo paralizante" serán valientes, a partir de ahora, pero sí les prometo que serán menos cobardes, que derrotarán muchas veces la parálisis y que, al luchar contra la injusticia, se sentirán mas libres, rebeldes y útiles para la civilización y el progreso humano y pondrán su grano de arena para que el mundo que habitamos sea cada día un poco mejor.
Recuerdo que el general OmarTorrijos, el que fue dictador de Panamá en los años setenta del pasado siglo XX, me enseñó, cuando dirigía la oficina de EFE en Centroamérica, la siguiente frase que ayuda mucho a vencer el miedo: "Al peligro no te arrojes, pero si te ves en él, ni te aflijas, ni te aflojes".
Y una consideración: el poder, a pesar de su exhibición de fuerza, es cobarde. Los poderosos tienen mucho mas que perder que tú y si le plantas cara le resulta mas rentable dejarte en paz que luchar contra ti, una lucha desigual y vergonzosa que podría convertirte en líder o mártir.