VIAJAR EN GRUPO“El instinto social de los hombres no se basa en el amor a la sociedad, sino en el miedo a la soledad”(Arthur Schopenhauer)Para disfrutar al máximo de la libertad temporal, hemos de tener muy en cuenta que viajando es precisamente como mejor se conoce a la gente. Se produce una convivencia extrema. Sin ocupaciones laborales. Sin recados cotidianos. Sin distracciones. Sin intimidad. Sin excusas. Cada mañana, tarde y noche. Codo con codo. Desde el inicio hasta el final.Ya sea con la pareja, con los padres, con los hijos, con los amigos o con personas totalmente desconocidas, viajar supone desvelar aspectos de nosotros mismos que no solemos mostrar a los demás. Más que nada porque la propia dinámica nos impide poder ocultarlos. En este tipo de convivencia afloran nuestras grandezas y nuestras miserias.
De ahí que la calidad de nuestro viaje no tenga tanto que ver con el lugar al que vamos, sino con la relación que mantenemos con las personas que nos acompañan. Si queremos amortizar económica y emocionalmente la inversión realizada, más nos vale saber elegir con quién viajamos. Y aun así, difícilmente podremos evitar los roces. Por esta razón, viajar en grupo siempre acaba siendo una inmejorable oportunidad para practicar el arte de convivir con los demás.
EL DESAFÍO DE LA CONVIVENCIA“¿Por qué, en general, se rehúye la soledad? Porque son muy pocos los que encuentran compañía consigo mismos” (Carlo Dossi)
VIAJAR ES UN REGALO“Cuando te enfadas tienes doble trabajo: desenfadarte y pedir perdón” (Pilar Romero de Tejada)Que si el avión llega tarde. Que si el taxista nos ha intentado tomar el pelo. Que si el hotel es feo. Que si el desayuno no nos gusta. Que si hace demasiado calor. Que si hace demasiado frío. Que si la gente no habla inglés. Que si… Cuando adoptamos este rol tan susceptible y crítico, la lista puede ser interminable. Para evitar estropearnos el viaje a nosotros mismos y a los que nos acompañan, hemos de comprender que todos estos contratiempos forman parte de la experiencia de salir de nuestra rutina habitual.Viajar no sólo es vivir aquello que deseamos, sino también dejarnos sorprender por aquello que no esperamos. Suceda lo que suceda, no hemos de olvidar nunca que cualquier viaje es en sí mismo un regalo. Lo más importante es tener la oportunidad de experimentarlo. En el año 2007 sólo uno de cada diez viajó al extranjero, según el Instituto de Turismo de España.Aunque no es una práctica habitual en España, cada vez más personas se animan a viajar solas por el mundo. Y no en plan turista –con todo el paquete organizado por una agencia–, sino como mochileros, sin más compañía que nuestro equipaje, nuestro pasaporte y nuestra sombra. Más allá de descansar y disfrutar, el objetivo de estos viajes en solitario es precisamente aprender a convivir con nosotros mismos. De ahí que sean concebidos como una gran experiencia de aprendizaje y crecimiento personal.
VIAJAR SOLO COMO APRENDIZAJE“Aprendes a estar solo cuando comprendes que nunca lo estás realmente” (Marc Oromí)
CONVERTIRTE EN TU MEJOR AMIGO“Qué importante es en la vida no necesariamente ser fuerte, pero sí sentirte fuerte, midiéndote a ti mismo al menos una vez para saber de lo que eres capaz” (Christopher McCandless)Desde un punto de vista emocional, los primeros días y semanas pueden llegar a ser duros. Al no estar acostumbrados a estar solos, hablamos con nosotros mismos en voz alta para sentirnos acompañados. De forma natural, nos abrimos más para relacionarnos con viajeros y nativos de la zona. Al tener tanto tiempo libre y nada obligatorio que hacer, poco a poco empezamos a conectar con lo que somos, con lo que hemos ido acumulando en nuestro interior. Durante estos viajes en soledad solemos vomitar estados de ánimo sepultados por distracciones cotidianas. Al vaciarnos por dentro, volvemos a casa como nuevos.No en vano, la mayoría de las personas que apostamos por viajar en soledad buscamos precisamente eso: crecer y madurar emocionalmente. Más que nada porque al estar solos no nos queda más remedio que aprender a contar con nosotros mismos. Saber que pase lo que pase nos tenemos a nosotros mismos es una de las revelaciones más liberadoras que podemos experimentar. Por eso viajar solo suele potenciar nuestra autoestima y fortalecer la confianza.Al viajar solos podemos aprender como en ningún otro contexto a ser felices por nosotros mismos. Autoabastecernos emocionalmente, consiguiendo estar a gusto sin necesidad de evadirnos o juntarnos con personas. Así se disfruta plenamente de cada momento. Y este valioso aprendizaje nos resulta muy útil para emprender nuestro verdadero viaje, que siempre comienza cuando volvemos.
RECORRIDOS PORLO DESCONOCIDO
1. LIBRO‘Hacia rutas salvajes’, de John Krakauer (Zeta Bolsillo). Un libro que analiza psicológica y filosóficamente la necesidad de algunas personas de viajar en soledad. Y lo hace narrando el épico viaje del joven Christopher McCandless, que entre otras hazañas relacionadas con “la búsqueda de la verdad”, vivió solo durante 100 días en el corazón de Alaska.2. PELÍCULA
SOLTAR LASTRE PARA LA CONVIVENCIA
Según un cuento tradicional chino, dos monjes budistas se encontraron con una mujer muy hermosa en la orilla de un río. Al parecer, la chica no se atrevía a cruzarlo por miedo a caerse en el agua. Sin dudarlo, uno de los religiosos la subió sobre sus hombros y la llevó hasta la otra orilla. El otro monje no dijo nada, pero se puso furioso. Lo que había hecho su compañero estaba prohibido: un monje budista no debía tocar a una mujer. Tras recorrer en silencio varios kilómetros y entrar en el monasterio, el monje que estaba enojado se volvió hacia el otro y le dijo: - “Tendré que decírselo al maestro. Lo que has hecho está prohibido”. Y el otro, desconcertado, le preguntó: - “¿De qué estás hablando?”. Atónito, el monje enojado le recriminó: - “¡Llevaste a esa hermosa mujer sobre tus hombros!”. El otro monje se rió y dijo: - “Es cierto. Yo la llevé. Pero la dejé en la otra orilla del río. Sin embargo, tú todavía la sigues cargando”.