La izquierda ha jugado muy bien sus cartas entre los jóvenes, apostando contra la monarquía y defendiendo la libertad sexual y cautivándolos con regalos, pero en su contra actúa la falta de horizontes, el desempleo juvenil y la falta de ilusión en la actual juventud española.
La derecha tiene su mejor argumento en el orgullo de ser español, un sentimiento que atrae a muchos jóvenes, aunque un poco menos que en el pasado.
VOX, por sus planteamientos radicales y por afrontar sin paños calientes las verdades de España, tiene una fuerte atracción entre los jóvenes, aunque todavía inferior a la izquierda. Los hijos de empresarios y profesionales libres votarán masivamente a VOX y algunos al PP, aunque entre los jóvenes el PP aparece como un partido demasiado blando y cercano a la izquierda.
La inmensa mayoría de los jóvenes cree que los políticos son gente corrupta y despreciable, pero esa tragedia no parece importarles demasiado.
Parece contradictorio, pero las clases trabajadoras cada día se inclinan más hacia la derecha y abandonan a esa izquierda socialista y comunista que sus antepasados votaban con fidelidad. VOX crece también con solidez entre los trabajadores y clases medias.
La mayor desgracia y el mayor riesgo de las izquierdas es que su voto sólo es masivo en los grupos más deteriorados, social y éticamente, los lumperizados, precarios, delictivos y marginados. También son fieles a las izquierdas los que se encuadran en organizaciones e instituciones subvencionadas y entre los más débiles y los adictos a la tutela del Estado.
Francisco Rubiales
NOTA: los datos utilizados en este artículo han sido extraídos de la opinión consultada a muchos sociólogos y a empleados de empresas demoscópicas, que adquirieron sus criterios y opiniones tras analizar y filtrar decenas y hasta centenares de encuestas en los últimos años.