La República Dominicana, cuya economía depende en gran medida del sector del turismo, en concreto del modelo Sol y Playa, adolece desde hace unos años de una importante problemática consistente en un proceso paulatino de degradación, motivada por diferentes actores erosionadores que ponen en riesgo la viabilidad de algunas de las mejores playas del país.
El Ministerio de Turismo está reaccionando con contundencia y también ha promovido el interés de las compañías de dragados más importantes del mundo para solucionar una problemática común que afecta al desarrollo de uno de los pilares económicos de la República Dominicana.
Con 48,311 km2, uno de los principales centros de recepción turística de Caribe, 410 km lineales de playas de arena blanca y un total de 197 playas a lo largo de 1575km de costa, representan hoy una participación en la economía de la República Dominicana, a través de la industria del Turismo, del 8% del PIB del país.
Ante esto, una gran amenaza: la erosión motivada por diversos factores medioambientales como la degradación de la costa motivada por las olas, las corrientes marinas y los vientos que arrastran los sedimentos desde los puntos de origen a las profundidades sumados a los efectos del cambio climático, aumentando el nivel del mar, la capacidad erosionadora de las embestidas de las olas así como el aumento de la temperatura media del mar. Además, están aumentando los corales y arrecifes que están maltratando la barrera natural.